El mendigo y peregrino de Dios
En nuestra época se le habría calificado de trotamundos, pues amaba recorrer a pie los principales santuarios de Europa: desde Santiago de Compostela hasta Loreto, desde Roma hasta el Gargano. En menos de quince años, se calcula que recorrió miles de kilómetros, hasta que finalmente se estableció en Roma.