Dos madres unidas en el testimonio de Cristo hasta el supremo sacrificio de la vida
Dos jóvenes madres: una de 22 años, que amamantaba a su hijo, y otra embarazada de ocho meses. Ambas eran catecúmenas y fueron encarceladas en Cartago, bajo el mandato del emperador Septimio Severo, en el año 203. Sus nombres eran Perpetua y Felicidad. Procedían de distintos estratos sociales: Perpetua, una joven patricia; Felicidad, su sierva. Sin embargo, las unía su fe en Cristo y el destino del martirio. Fueron arrestadas junto con Sáturo, su catequista, y otros catecúmenos: Saturnino, Revocato y Secundulo.