La economía al servicio de la persona
Una dimensión económica «entendida esencialmente al servicio de la persona, y por tanto orientada a la satisfacción de sus necesidades más que a la mera racionalización de los recursos escasos», y las decisiones económicas como «instrumentos integradores de la acción misionera de la Iglesia, mediante los cuales puede manifestarse concretamente la palabra evangélica y hacerse realidad ese espíritu de solidaridad que rompe la cultura del descarte promovida por el “paradigma tecnocrático”».