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Los Museo Vaticanos

LOS MUSEOS VATICANOS

El arte es evangelización

El arte, además de ser un testimonio creíble de la belleza de la creación, es también un instrumento de evangelización. en la Iglesia existe sobre todo para evangelizar: a través del arte – la música, la arquitectura, la escultura, la pintura – la Iglesia explica, interpreta la revelación.  Fijémonos en la Capilla Sixtina: ¿Qué hizo Miguel Ángel? Una obra de evangelización. Sucede lo mismo con las catedrales medievales: el catecismo estaba en las esculturas de piedra, la gente no sabía leer, pero observaba las esculturas y aprendía. La Iglesia siempre ha usado el arte para demostrar la maravilla de la creación de Dios y de la dignidad del hombre creado a su imagen y semejanza, así como el poder de la muerte y la belleza de la resurrección de Cristo que trae el renacimiento a un mundo afligido por el pecado. La belleza nos une y, como dijo también san Juan Pablo II citando a Dostoevskij, nos salvará. Seguir a Cristo no es sólo algo verdadero, sino también hermoso, capaz de llenar la vida de alegría, incluso en las dificultades cotidianas. En este sentido, la belleza representa una vía para encontrar al Señor.

Que los Museos estén abiertos a todos

¡Si el Papa tiene museos es precisamente para esto! Porque el arte puede ser un extraordinario vehículo para contar a los hombres y a las mujeres de todo el mundo, con sencillez, la Buena Nueva de Dios que se hace hombre por nosotros, porque nos quiere. ¡Y esto es hermoso!

Y los Museos Vaticanos deben ser cada vez más un lugar de belleza y de acogida. Deben acoger las nuevas formas de arte. Deben abrir sus puertas de par en par a las personas de todo el mundo. Ser un instrumento de diálogo entre las culturas y entre las religiones, un instrumento de paz. ¡Estar vivos! No deben ser solo colecciones polvorientas del pasado, solo para los “elegidos” y los “sabios”, sino una realidad vital que sepa custodiar ese pasado para contarlo a los hombres de hoy, comenzando por los más humildes, para de este modo prepararse, todos juntos, con confianza para el presente y también para el futuro. El arte tiene en sí mismo una dimensión salvífica y debe estar abierto a todo y a todos y debe ofrecer a cada uno consuelo y esperanza. Por este motivo, la Iglesia debe promover el uso del arte en su obra de evangelización, mirando al pasado, pero también a las múltiples formas de expresión actuales. No debemos tener miedo de encontrar y de utilizar nuevos símbolos, nuevas formas de arte, nuevos lenguajes, incluso aquellos que parecen poco interesantes para los que evangelizan o para los expertos pero que, en cambio, son importantes para las personas, porque saben hablar a las personas.

Por eso, hace un tiempo, algunas personas sin hogar de Roma visitaron los Museos Vaticanos y pudieron admirar la Capilla Sixtina. Los Museos Vaticanos son la casa de todos, sus puertas siempre están abiertas a todos.  Dan testimonio de las aspiraciones artísticas y espirituales de la humanidad y la búsqueda de esa belleza suprema que encuentra su plenitud en Dios. Y los pobres están en el centro del Evangelio, que es lo más grande que tenemos, son los privilegiados de la misericordia Divina. Si se saca a los pobres del Evangelio no se entiende nada. Por lo tanto, ¿por qué no deberían entrar en la Capilla Sixtina? ¿Tal vez porque no tienen dinero para pagar la entrada? Se me ha criticado por esto, lo sé, también se me ha criticado por poner duchas para los pobres bajo la columnata de Bernini. Repito: los pobres están en el centro del Evangelio. No debemos olvidarlo nunca.

 

SITO UFFICIALE MUSEI VATICANI

WWW.MUSEIVATICANI.VA





Da Papa Francesco. La mia idea di arte, a cura di Tiziana Lupi, Edizioni Musei Vaticani – Mondadori, Città del Vaticano – Milano 2015, pp. 9-11.
© Libreria Editrice Vaticana

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