El taumaturgo cantor de María
Estaba profundamente unido a la figura de la Reina del Rosario, a quien invocaba sin cesar, de día y de noche. San Charbel Makhlūf había colocado una imagen de la Virgen en el altar donde celebraba diariamente la Misa, y otra en su celda, junto a su lecho, como signo de la presencia materna de María velando su descanso.