El Estado de la Ciudad del Vaticano, como organismo soberano de derecho público, reconocido universalmente, al igual que tiene su propia bandera, también tiene su propio himno oficial, que desde el 16 de octubre de 1949, por disposición de Pío XII, es la Marcha Pontificia compuesta por el célebre músico francés y ferviente católico Charles Gounod (1818-1893), famoso desde hace tiempo por sus composiciones musicales y, en particular, por la ópera lírica Fausto y la estupenda y suavísima Ave María.
Himno oficial anterior
Antiguamente cada Cuerpo del disuelto ejército pontificio tenía su banda musical que se exhibía en los desfiles y ceremonias solemnes. Se trataba, en realidad, de grupos de jóvenes, no siempre regularmente reclutados, generalmente hijos de soldados que no superaban los veinte años, entre los que se elegían algunos de catorce años para servir como alumnos trompeteros y alumnos tamborileros. Tenían en el uniforme una insignia especial que reproducía en oro el instrumento utilizado. De los grabados del siglo XIX se desprende que los músicos propiamente dichos habían bordado una lira de plata, en los dos extremos del cuello. También en el estandarte donado por Pío VII a la Guardia Noble se encuentran, mezclados con otros frisos, dos trompetas entrelazadas. En el reglamento sobre los ejercicios y maniobras de las tropas pontificias, promulgado en 1856, se establecen específicamente los lugares a ocupar por los tambores, trompetas y concierto musical.
También la Gendarmería Pontificia tenía una célebre banda musical, dirigida por el maestro Roland, aplaudida en cada manifestación civil. Ya en el Cuerpo del que nacieron los Gendarmes el 12 de abril de 1871, se habían previsto catorce trompetas a caballo y otros tantos tamborileros a pie. La banda, disuelta después de los acontecimientos romanos de 1870, fue reconstituida en 1904, con 28 elementos.
El Reglamento, ahora obsoleto, prescribía las normas para los honores militares que una vez se tributaban. Al pasar Su Santidad las tropas doblaban la rodilla y trompetas y tambores entonaban el Himno Pontificio. Para los cardenales y los príncipes asistentes del Solio, presentaban las armas, mientras la banda tocaba la marcha de campo. Para los Prelados del Fiocchetto y los ministros de antaño, se “llevaban” las armas, pero los tambores y las trompetas no sonaban, limitándose a estar preparados. La música militar, que luego se convirtió exclusivamente en representación, tiene una larga tradición en el Vaticano.
El himno oficial vaticano existe desde 1857, compuesto por el maestro austriaco Vittorino Hallmayr (1831-1872), director de la Banda del XXXXVII Regimiento de Infantería de línea “Conde Kinsky” de la guarnición austriaca en los Estados Pontificios, estacionado en Roma. Y es esta música la que resonó, por las calles de la capital, inmediatamente después de la reconciliación en 1929. Música esta que fue interpretada, por primera vez, el 9 de junio de 1857, a las siete de la tarde, en el momento de la entrada de Pío IX desde Porta Maggiore a Bolonia. La Marcha Triunfaldel Hallmayr asumió inmediatamente el nombre de Himno Pontificio, no existiendo hasta el momento ningún himno oficial para los Estados Pontificios. Las notas del himno que tanto favor encontró se repitieron el mismo día en la Piazza San Petronio, frente al Palazzo Legatizio, donde se erigió un escenario para el Santo Padre. Las crónicas de la época informan de que la música, interpretada por el IX y XX Regimiento de Cazadores de Austria, junto con la Banda del I Regimiento de Línea Pontificio, tuvo un gran éxito de inmediato. Fue adoptada como acompañamiento durante todo el viaje del Papa, de Ferrara a Rávena, de Módena a Florencia, donde la realizaron en la Piazza della Signoria 8 bandas reunidas dirigidas por el Maestro Matiozzi y finalmente a Roma, a la vuelta del Soberano, el 5 de septiembre de 1857. Hecho luego por la Banda de la Guardia Palatina de Honor, más tarde la Secretaría de Estado decidió adoptar el himno del Hallmayr, como himno de representación pontificia.
Himno Pontificio actual
La música del actual Himno Pontificio fue compuesta por Gounod para la devoción filial al Papa con motivo del aniversario de la coronación de Su Santidad Pío IX y las Marcas Pontificias se realizaron por primera vez en la tarde del 11 de abril de 1869, con motivo del jubileo sacerdotal del Papa. Ese día, en la Plaza de San Pedro se congregó una gran multitud para escuchar el extraordinario concierto que 7 bandas musicales pontificias, pertenecientes a otros tantos cuerpos y regimientos papalinos estacionados en Roma (Gendarmería Pontificia con el Maestro Roland, Regimientos de línea con el Maestro Biffo, Cazadores con el Maestro Pezzina, Zuavi con el Maestro Willimburg, Carabineros extranjeros, Legión Romana con el Maestro Angelini, Regimiento Dragoni), con el acompañamiento de un coro de más de mil soldados, habrían dado en honor del Sumo Pontífice, después de las solemnes funciones de la mañana en la Basílica Vaticana. Aplaudida, la Marche pontificale de Gounod se repitió varias veces esa fatídica tarde, como escribió L’Osservatore Romano al día siguiente.
Para la ocasión, Pío IX, que ya había recibido las felicitaciones y las representaciones diplomáticas de los diferentes países, con una presencia de multitud de unos cinco mil fieles en la basílica vaticana, aplaudido se asomó a la logia central de San Pedro para responder a las aclamaciones de la población que llenó la plaza y para asistir al concierto. Las 7 bandas desplegadas en las gradas, que al aparecer el Pontífice habían tocado la antigua Marcha Triunfal del Hallmayr, el himno oficial pontificio de ordenanza, dieron inicio al concierto siguiendo lo que el mismo periódico vaticano del día anterior había anunciado como “el nuevo himno escrito expresamente para la circunstancia por el maestro Gounod, con tomas de coro realizadas por un millar de nuestros soldados”. Decir que el éxito de la nueva composición fue enorme es decir poco. L’Osservatore Romano del 12 de abril de 1869 nos hace saber que “la música se repitió varias veces”.
También se tocó muy a menudo más tarde y fue famoso por su grandeza y su comportamiento solemne y casi litúrgico, sin convertirse en el Himno Pontificio durante 81 años, aunque se esperaba su realización inmediata.
El Himno Pontificio de Gounod, que en vísperas del Año Santo de 1950 fue adoptado oficialmente, es muy diferente del compuesto por el Hallmayer en el estilo de la época, con su ritmo vivo y alegre como un vals. Pío XII decidió sustituir el himno oficial utilizado hasta entonces por la nunca olvidada Marche pontificale del Gounod, con su tono religioso considerado más acorde con nuestros tiempos. La música se interpretó, en una ceremonia austera el sábado 24 de diciembre de 1949, víspera de Navidad y apertura del Año Santo de 1950, por primera vez como nuevo himno oficial pontificio, junto con el antiguo himno casi como para indicar su ocaso, por la Banda de Música de la Guardia Palatina de Honor (que luego sería disuelta, como se sabe, por Pablo VI, junto con todos los demás Cuerpos armados en el Vaticano, excepto la Guardia Suiza Pontificia) alineada con todos sus departamentos en el Patio de San Dámaso, después de la lectura de una orden del día con la que se comunicaba la disposición soberana sobre dicha sustitución.
Hoy, aunque ya no lo ejecute la gloriosa banda de la disuelta Guardia Palatina de Honor, a pesar de ser siempre los mismos que componen la actual banda civil, el Himno Pontificio de Gounod, ahora conocido en todo el mundo, se toca en las ocasiones más solemnes de la vida del Estado, durante ceremonias en las que está presente el Sumo Pontífice o un representante suyo.
El himno pontificio también se entona cuando la bandera vaticana se iza, de forma solemne y se ejecuta, en su totalidad, solo en presencia del Santísimo Sacramento, del Santo Padre o con motivo de la recepción oficial de Jefes de Estado extranjeros, junto con el himno nacional de los respectivos países, así como fuera del Vaticano cuando el Papa va en visita apostólica a una nación, o cuando un legado pontificio es recibido oficialmente en un país extranjero. Solo se tocan los primeros ocho compases en presencia de la bandera del Estado. Cuando las unidades armadas rinden honores, el himno es precedido por tres repiques de atención.
En cualquier caso, será bueno subrayar que el Himno Pontificio no puede considerarse un himno nacional: las palabras del Maestro Antonio Allegra (1905-1969) y del Maestro Raffaello Lavagna (1905-1969) hablan al corazón de quienes en todo el mundo ven en Roma la Sede de Pedro.
Las características compositivas y musicales que hacen tan notoriamente sugestivo el Himno Pontificio de Gounod, fueron descritas por el Maestro Antonino De Luca (1910-1977), Director de la Banda Palatina de Honor, en Vita Palatina de febrero de 1950 con las siguientes palabras: “La Marcha Pontificiade Gounod, que revela la vigorosa personalidad del autor del Fausto, es una composición de curso majestuoso. La primera parte, con tono de fa mayor, comienza con un adivinadísimo toque de trompeta, al que se une toda la orquesta, para significar y subrayar la atmósfera de serena grandeza. La segunda parte, en cambio, contrasta con la primera: en el centro de ella domina un nuevo sentimiento profundamente religioso, que nace de un sentido de superioridad de espíritu. La tercera parte comienza con un fortísimo que marca casi un imperioso desapego de toda solicitud terrenal”.
Texto cantado del himno pontificio
Con motivo de la reanudación del himno de Gounod en 1949, monseñor Antonio Allegra, uno de los organistas de la basílica de San Pedro de la época, compuso un texto italiano, hoy comúnmente cantado, que comienza con las palabras Roma inmortal, de mártires y de santos.
Curiosamente, el himno oficial vaticano nunca había tenido palabras latinas. Para que pueda ser cantado por todos los fieles del mundo, independientemente de sus respectivas lenguas nacionales, el Himno Pontificio de Gounod ha sido dotado posteriormente de un texto en latín, que comienza con las palabras O felix Roma - o Roma nobilis, debido al canónigo savonés Monseñor Raffaello Lavagna. El autor se inspiró en su elaboración en las numerosas citas petrianas contenidas en las Escrituras. Fue interpretado por primera vez en privado por el coro Iubilate Deo dirigido por Sor Dolores Aguirre, el 15 de junio de 1991 en presencia del Santo Padre, durante su visita al Centro Transmisor de Santa María de Galeria, con motivo del 60º aniversario de la fundación de la Radio Vaticana. La primera ejecución pública, a cargo del coro y orquesta de la Mitteldeutscher Rundfunk de Leipzig, tuvo lugar el 16 de octubre de 1993 en el Aula Pablo VI, con motivo del 15º aniversario de la elección de Juan Pablo II y del 100º aniversario de la muerte de Charles Gounod.
Partituras para fanfarria, orquesta, piano y coro
Además de las normales transcripciones para fanfarria (los arreglos más realizados por los conjuntos de bandas en ocasión de ceremonias pontificias son de S.P. van Leeuwen, Reginaldo Caffarelli y Antonino De Luca), del Himno Pontificio existen también reducciones para orquesta, piano y coro, por obra del Maestro Alberico Vitalini de Radio Vaticana. Además, la música también ha sido grabada por el propio Vitalini, distribuida por la Librería Editorial Vaticana, junto con las composiciones Tu es Petrus, Christus vincit y el Sonido de las Campanas de San Pedro.
Lo Stato della Città del Vaticano, quale Ente sovrano di diritto pubblico, universalmente riconosciuto, come ha la propria bandiera così ha anche un suo inno ufficiale, che dal 16 ottobre 1949, per disposizione di Pio XII, è la Marcia Pontificia composta dal celebre musicista francese e fervente cattolico Charles Gounod (1818-1893), famoso da tempo per le sue composizioni musicali e, in modo particolare, per l'opera lirica Faust e la stupenda quanto soavissima Ave Maria.
Inno ufficiale precedente
Anticamente ogni Corpo del disciolto esercito pontificio aveva la sua banda musicale che faceva sfoggio nelle parate e nelle cerimonie solenni. Si trattava, in realtà, di gruppi di giovani, non sempre regolarmente arruolati, di solito figli di soldati che non superavano i venti anni, tra cui si sceglievano alcuni quattordicenni per servire come allievi trombettieri e allievi tamburini. Avevano sulla divisa un distintivo speciale che riproduceva in oro lo strumento usato. Dalle stampe del XIX secolo si apprende che i musicanti propriamente detti avevano ricamata una lira d'argento, alle due estremità del colletto. Anche nello stendardo donato da Pio VII alla Guardia Nobile si trovano, misti ad altri fregi, due trombe intrecciate. Nel regolamento sugli esercizi e le manovre delle truppe pontificie, emanate nel 1856, vengono specificamente stabiliti i posti da occupare dai tamburi, trombe e concerto musicale.
Anche la Gendarmeria Pontificia aveva una celebre banda musicale, diretta dal maestro Roland, applaudita in ogni manifestazione civile. Già nel Corpo da cui il 12 aprile 1871 nacquero i Gendarmi, erano previste quattordici trombe a cavallo ed altrettanti tamburini a piedi. La banda poi, disciolta dopo gli avvenimenti romani del 1870, venne ricostituita nel 1904, con 28 elementi.
Il Regolamento, ormai sorpassato, prescriveva le norme per gli onori militari che un tempo venivano tributati. Al passare di Sua Santità le truppe piegavano il ginocchio e trombe e tamburi intonavano l'Inno Pontificio. Per i Cardinali e i Principi Assistenti al Soglio, presentavano le armi, mentre la banda suonava la Marcia da campo. Per i Prelati di Fiocchetto e i ministri di una volta, si "portavano" le armi, ma tamburi e trombe non suonavano, limitandosi a rimanere pronti. La musica militare, poi divenuta esclusivamente di rappresentanza, ha quindi lunga tradizione in Vaticano.
L'inno ufficiale vaticano esiste dal 1857, composto dal maestro austriaco Vittorino Hallmayr, direttore della Banda del XXXXVII Reggimento Fanteria di linea "Conte Kinsky" del presidio austriaco negli Stati Pontifici, di stanza a Roma. Ed è questa musica che risuonò, per le vie della capitale, subito dopo l'avvenuta riconciliazione nel 1929. Musica questa che fu eseguita, per la prima volta, il 9 giugno 1857, alle ore sette del pomeriggio, nell'atto dell'ingresso di Pio IX da Porta Maggiore a Bologna. La Marcia Trionfale dell'Hallmayr assunse subito il nome di Inno Pontificio, non esistendo prima di allora alcun inno ufficiale per lo Stato Pontificio. Le note dell'inno che incontrò tante favore, furono ripetute lo stesso giorno in Piazza San Petronio, davanti al Palazzo Legatizio, dove fu eretto un palco per il Santo Padre. Le cronache dell'epoca riferiscono che la musica, eseguita dal IX e XX Reggimento Cacciatori Austriaci, insieme alla Banda del I Reggimento di Linea Pontificio, incontrò subito grande successo. Fu adottata come accompagnamento per l'intero viaggio del Papa, da Ferrara a Ravenna, da Modena a Firenze, dove la eseguirono in Piazza della Signoria 8 bande riunite dirette dal Maestro Matiozzi e finalmente al Roma, al rientro del Sovrano, il 5 settembre 1857. Fatto poi proprio dalla Banda della Guardia Palatina d'Onore, più tardi la Segreteria di Stato stabiliva di adottare l'inno dell'Hallmayr, come inno di rappresentanza pontificio.
Inno Pontificio attuale
La musica dell'attuale Inno Pontificio fu composto dal Gounod per devozione filiale al Papa in occasione dell'anniversario dell'incoronazione di Sua Santità Pio IX e la Marche pontificale venne eseguita per la prima volta nel pomeriggio dell'11 aprile 1869, in occasione del giubileo sacerdotale del Papa. Quel giorno, in Piazza San Pietro era convenuta una gran folla per ascoltare lo straordinario concerto che 7 bande musicali pontificie, appartenenti ad altrettanti corpi e reggimenti papalini di stanza in Roma (Gendarmeria Pontificia con il Maestro Roland, Reggimenti di linea con il Maestro Baffo, Cacciatori con il Maestro Pezzina, Zuavi con il Maestro Willimburg, Carabinieri esteri, Legione Romana con il Maestro Angelini, Reggimento Dragoni), con l'accompagnamento di un coro di oltre mille soldati, avrebbero dato in onore del Sommo Pontefice, dopo le solenni funzioni del mattino nella Basilica Vaticana. Applauditissima, la Marche pontificale del Gounod fu replicata più volte in quel fatidico pomeriggio, come scrisse L'Osservatore Romano del giorno seguente.
Per l'occasione, Pio IX che già aveva ricevuto gli auguri e le rappresentanze diplomatiche dei diversi Paesi, con una presenza di folla di circa cinquemila fedeli nella Basilica Vaticana, applaudito si affacciò alla loggia centrale di San Pietro per rispondere alle acclamazioni della popolazione che gremì la Piazza e per assistere al concerto. Le 7 bande schierate sulle gradinate, che all'apparire del Pontefice avevano suonato l'antica Marcia Trionfale dell'Hallmayr, l'inno ufficiale pontificio di ordinanza, dettero inizio al concerto seguendo quello che lo stesso giornale vaticano del giorno precedente aveva annunziato come "il nuovo inno scritto espressamente per la circostanza dal maestro Gounod, con riprese di coro eseguite da un migliaio di nostri soldati". Dire che il successo riportato dalla nuova composizione fu enorme è dire poco. L'organo vaticano del 12 aprile 1869 ci fa sapere che "la musica fu replicata più volte".
Venne suonata spessissimo anche in seguito e rimase celebre per la sua grandiosità e il suo andamento solenne e quasi liturgico, senza tuttavia diventare inno pontificio per 81 anni, sebbene ne fosse stata auspicata l'immediata realizzazione.
L'Inno Pontificio del Gounod, che alla vigilia dell'Anno Santo del 1950 venne ufficialmente adottato, è ben diverso da quello composto dal Hallmayer nello stile dell'epoca, con il suo ritmo vivace e brioso come un valzer. Pio XII stabilì di sostituire l'inno ufficiale usato fin allora con la mai dimenticata Marcia Pontificia del Gounod, con il suo tono religioso ritenuta più consona ai nostri tempi. La musica fu eseguita, in un'austera cerimonia il sabato 24 dicembre 1949, vigilia di Natale e dell'apertura dell'Anno Santo del 1950, per la prima volta come nuovo inno ufficiale pontificio, insieme con il vecchio inno quasi a volerne indicare il trapasso, dalla Banda musicale della Guardia Palatina d'Onore (che sarebbe poi stata sciolta, come noto, da Paolo VI, unitamente a tutti gli altri Corpi armati in Vaticano, esclusa la Guardia Svizzera Pontificia) schierata con tutti i suoi reparti nel Cortile di San Damaso, dopo la lettura di un ordine del giorno con cui veniva comunicata la sovrana disposizione circa la detta sostituzione.
Oggi, anche se ad eseguirlo non è più la gloriosa banda della disciolta Guardia Palatina d'Onore, pur essendo sempre gli stessi che compongono l'attuale banda civile, l'Inno Pontificio di Gounod, ormai noto in tutto il mondo, viene suonato nelle occasioni più solenni della vita dello Stato, durante cerimonie cui sia presente il Sommo Pontefice o un suo rappresentante.
L'Inno Pontificio viene inoltre intonato allorché la bandiera vaticana viene issata, in forma solenne ed è eseguito, per intero, solo alla presenza del Santissimo Sacramento, del Santo Padre o in occasione del ricevimento ufficiale di Capi di Stato esteri, unitamente all'inno nazionale dei rispettivi Paesi, nonché fuori del Vaticano quando il Papa si reca in Visita Apostolica ad una Nazione, o quando un Legato Pontificio viene ricevuto ufficialmente in un Paese estero. Solo le prime otto battute vengono suonate alla presenza della bandiera dello Stato. Quando gli onori poi sono resi da reparti armati, l'inno viene preceduto da tre squilli di attenti.
In ogni modo, sarà bene sottolineare che l'Inno Pontificio non può dirsi un inno nazionale: le parole del Maestro Antonio Allegra e del Maestro Raffaello Lavagna parlano al cuore di quanti in tutto il mondo vedono in Roma la sede di Pietro.
Le caratteristiche compositive e musicali che rendono così notoriamente suggestivo l'Inno Pontificio di Gounod, vennero descritte dal Maestro Antonino De Luca, Direttore della Banda Palatina, su Vita Palatina del febbraio 1950 con le seguenti parole: "La Marcia Pontifica di Gounod, che rivela la vigorosa personalità dell'autore del Faust, è una composizione di andamento maestoso. La prima parte, dal tono di fa maggiore, ha inizio con un indovinatissimo squillo di tromba, al quale si unisce il pieno di tutta l'orchestra, a significare e sottolineare l'atmosfera di serena grandezza. La seconda parte invece, è in contrasto con la prima: al centro di essa domina un nuovo sentimento profondamente religioso, che nasce da un senso di superiorità di spirito. La terza parte ha inizio con un fortissimo che segna quasi un imperioso distacco da ogni sollecitudine terrena".
Testo cantato dell'Inno Pontificio
In occasione della ripresa dell'inno di Gounod nel 1949, Mons. Antonio Allegra (1905-1969), uno degli organisti della Basilica di San Pietro dell'epoca, compose un testo italiano, oggi comunemente cantato, che esordisce con le parole Roma immortale, di martiri e di santi.
Curiosamente, l'inno ufficiale vaticano non aveva mai avuto parole latine. Perché possa essere cantato da tutti i fedeli del mondo, indipendentemente dalle rispettive lingue nazionali, l'Inno Pontificio del Gounod è stato dotato in seguito anche di un testo in latino, che esordisce con le parole O felix Roma - o Roma nobilis, dovuto al canonico savonese Mons. Raffaello Lavagna (1918-...). L'autore si è ispirato nella sua elaborazione alle tante citazioni petriane contenute nelle Scritture. Fu eseguito per la prima volta in forma privata dal coro Iubilate Deo diretto da Sr. Dolores Aguirre, il 15 giugno 1991 alla presenza del Santo Padre, durante la sua visita al Centro Trasmittente di Santa Maria di Galeria, in occasione del 60mo anniversario di fondazione della Radio Vaticana. La prima esecuzione pubblica, ad opera del coro ed orchestra della Mitteldeutscher Rundfunk di Leipzig è avvenuta il 16 ottobre 1993 nell'Aula Paolo VI, in occasione del 15° anniversario dell'elezione di Giovanni Paolo II e del 100° anniversario della morte di Charles Gounod.
Partiture per fanfare, orchestra, pianoforte e coro
Oltre alle normali trascrizioni per fanfare (gli arrangiamenti più eseguito dai complessi bandistici in occasione di cerimonie pontificie sono di S.P. van Leeuwen, Reginaldo Caffarelli e Antonino De Luca), dell'Inno Pontificio esistono pure delle riduzioni per orchestra, pianoforte e coro, ad opera del Maestro Alberico Vitalini della Radio Vaticana. Inoltre, la musica è anche stata registrata a cura dello stesso Vitalini, distribuita dalla Libreria Editrice Vaticana, insieme alle composizioni Tu es Petrus, Christus vincit e il Suono delle Campane di San Pietro.