Un modelo para los jóvenes
Con su vida mostró que la santidad no está reservada únicamente a sacerdotes o religiosos, sino que puede vivirse en cualquier estado, incluso entre los pupitres de una escuela, en el seno de la familia o frente a una pantalla. Supo hablar de Dios a sus coetáneos con el lenguaje de la tecnología, de la pasión y de la amistad. Su coherencia entre fe y vida cotidiana, su disponibilidad para hacer el bien, su fe arraigada en la Eucaristía y en la Virgen María lo convierten en un modelo para los jóvenes de nuestro tiempo.