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Presentado el sello conmemorativo del 25º aniversario de la Fundación Venecia para la Investigación sobre la Paz

Una semilla de esperanza

El mundo necesita paz, especialmente en un momento como el actual, en el que los conflictos no solo están extendidos en muchas regiones, sino que se alimentan continuamente a pesar de los esfuerzos internacionales. Para contribuir a la pacificación y recordar que la paz es un valor universal irrenunciable, el Estado de la Ciudad del Vaticano e Italia, a través del Ministerio de Empresas y del Made in Italy, han emitido un sello conjunto. Este fue presentado oficialmente la mañana del jueves 14 de noviembre en la sede de la Asociación de Prensa Extranjera en Roma.

El nuevo sello conmemora el 25º aniversario de la Fundación Venecia para la Investigación sobre la Paz, una institución que siempre ha promovido acciones encaminadas a favorecer procesos de paz, especialmente a través de la defensa de los derechos individuales y colectivos.

En este contexto, el sello emitido constituye un mensaje universal: una imagen reducida pero con un gran potencial, capaz de representar una semilla para desarrollos futuros. Este símbolo encarna la esperanza, en un momento en que se acerca el Jubileo dedicado precisamente a esta virtud. La paloma estilizada impresa en el sello es un signo de confianza en las posibilidades del diálogo y en la resolución no violenta de los conflictos internacionales.

Durante la ceremonia de presentación, también se mostró un cuadro fruto de la colaboración entre la Fundación y Poste Italiane, reproducido en cien copias numeradas, que será entregado al Papa Francisco, al Presidente de la República Italiana, a los 42 laureados con el Premio Nobel de la Paz aún vivos y a otras instituciones. En él se reproducen los sellos del Vaticano y de Italia, acompañados de frases sobre la paz extraídas de discursos del Papa Francisco y del Presidente Sergio Mattarella.

Al final del acto, se recordaron las palabras de San Juan Pablo II: “El sello puede contribuir a la construcción de ese conocimiento, amistad y entendimiento al que aspira el deseo común y universal de concordia y paz”.

El 14 y 15 de noviembre, la oficina postal denominada “Arco delle Campane” (Brazo de Carlo Magno) utiliza un matasellos especial die emissions.

El sello ha sido impreso por el Instituto Poligráfico y Casa de la Moneda del Estado y representa, gráficamente, el logotipo de la Fundación Venecia para la Investigación sobre la Paz destacado sobre un antiguo mapa titulado “Planta prospectiva de la ciudad de Venecia y de las lagunas”, publicado en un volumen de 1534 por Benedetto Bordone, titulado Isolario, y conservado en la Biblioteca del Museo Correr de Venecia.

Al evento asistieron, entre otros, el ingeniero Antonino Intersimone, Director de la Dirección de Telecomunicaciones y Sistemas Informáticos del Gobernatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano; Antonio Silvio Calò, Presidente de la Fundación; Giorgio Maria Tosi Beleffi, Director del Ministerio de Empresas y del Made in Italy; Giovanni Machetti, Director de Poste Italiane; Laura Besio, Concejal del Ayuntamiento de Venecia; y Roberto Ciambetti, Presidente del Consejo de la Región del Véneto.

 

 

Publicamos el discurso del ingeniero Antonino Intersimone, Director de la Dirección de Telecomunicaciones y Sistemas Informáticos:

 

Dirijo mi saludo, así como el del Cardenal Fernando Vérgez Alzaga y de la Hermana Raffaella Petrini, respectivamente Presidente y Secretaria General de la Gobernación, a todas las autoridades presentes. En particular, saludo y agradezco al Profesor Antonio Silvio Calò, Presidente de la Fundación Venecia para la Investigación sobre la Paz, por la organización de este evento, así como a todos los representantes de la Fundación aquí reunidos para celebrar sus 25 años de existencia.

La emisión filatélica que se les ha dedicado representa el reconocimiento de la importancia de esta institución y es, al mismo tiempo, un signo de gratitud por el compromiso desplegado en favor de un bien universal.

Con motivo de la última Jornada Mundial de la Paz, celebrada, como es tradición, el primero de enero, el Papa Francisco se refirió a este tiempo como un “tiempo de gracia que el Señor concede a cada uno de nosotros”. Enlazándonos idealmente con estas palabras, nos sentimos llamados, pero también alentados, a recuperar el profundo significado del término griego kairós, que alude al tiempo en su acepción más bella: la de “tiempo propicio”.

Nos sentimos “llamados” porque la búsqueda de la paz no puede estar sujeta a decisiones arbitrarias de tiempo que no sean las de la urgencia y la prioridad; nos sentimos “alentados” porque sabemos que el tiempo dedicado a construir la paz es siempre un tiempo propicio, un tiempo “de gracia”.

La prioridad que la Iglesia otorga a la búsqueda de la paz, y que por tanto compartimos, resulta evidente en los esfuerzos realizados para promover el diálogo, formar las conciencias y en los continuos llamamientos del Papa Francisco para que cesen todos los conflictos que asolan la Tierra.

El Papa Francisco nos recuerda siempre que la paz es un don de lo alto y fruto de un esfuerzo compartido. Ante la cercanía del Año Santo, en el texto de la Bula de convocación del Jubileo, bajo el lema “La esperanza que no defrauda”, se lee: «El primer signo de esperanza se traduzca en paz para un mundo que, una vez más, se encuentra inmerso en la tragedia de la guerra»; y también: «El Jubileo recuerde que quienes se hacen “artífices de paz serán llamados hijos de Dios”. La necesidad de paz interpela a todos e impone la búsqueda de proyectos concretos». De hecho, hoy más que nunca, se necesitan hombres y mujeres que actúen con gran dedicación para que la paz y la esperanza encuentren el terreno más propicio para su crecimiento y expansión.

La cercanía de la Navidad nos recuerda, de manera especial, que a cada uno de nosotros se le encomienda la tarea de perseguir con obstinada confianza la construcción de un mundo de paz: «la estrella de Belén es una estrella que continúa brillando incluso en una noche oscura», nos dice la santa y filósofa Edith Stein acerca del misterio de la Navidad.

Sumándome al deseo formulado, a saber, que gracias a vuestro incesante y desinteresado trabajo, un día pueda hablarse de Venecia como “Capital Mundial de la Paz”, al concluir esta breve intervención, deseo transmitirle a usted, Profesor Calò, y a la Fundación que representa, los más altos sentimientos de estima de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano y del Servicio de Correos y Filatelia de la Dirección de Telecomunicaciones y Sistemas Informáticos. Nos complace poder contar, entre nuestras diversas colaboraciones, con la de una institución que persigue un principio –la Paz– profundamente enraizado en el terreno común del amor al prójimo y del respeto por la Creación.

Renuevo el más sincero reconocimiento por la dedicación de la Fundación Venecia para la Investigación sobre la Paz y les expreso a todos mis mejores deseos por estos 25 años.

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