En los Jardines Vaticanos inaugurado el mosaico de la Beata Virgen María Dolorosa
La Patrona de Eslovaquia
Un nuevo mosaico mariano ha sido inaugurado y bendecido en los Jardines Vaticanos. Se trata de la obra dedicada a la Beata Virgen María Dolorosa, Patrona de Eslovaquia. La ceremonia tuvo lugar el viernes por la mañana, 5 de diciembre, en presencia del Presidente de la República Eslovaca, S.E. el señor Peter Pellegrini.
Introdujo el acto don Pavol Zvara, Rector del Pontificio Instituto Eslovaco de los Santos Cirilo y Metodio en Roma, seguido por las intervenciones del Presidente de la República Eslovaca y del cardenal Claudio Gugerotti, Prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales. Posteriormente, el Arzobispo Emilio Nappa, Secretario General de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, dirigió un saludo a los presentes. A continuación, monseñor Bernard Bober, Arzobispo Metropolitano de Košice y Presidente de la Conferencia Episcopal Eslovaca, bendijo el mosaico. Su Excelencia Juraj Priputen, Embajador de la República Eslovaca ante la Santa Sede, concluyó las intervenciones. Estaba presente, entre otros, el cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio.
La devoción a María en Eslovaquia tuvo su origen en el culto a la Virgen venerada en el Santuario de Marianka, considerado el lugar de peregrinación mariana más antiguo del país y, al mismo tiempo, uno de los más antiguos de Europa central, que remonta al siglo XI. Los primeros testimonios escritos sobre este lugar sagrado aparecen en 1367. El Santuario conserva una preciosa y milagrosa estatua de la Virgen y durante muchos siglos fue meta de peregrinaciones por parte de soberanos, nobles y fieles sencillos.
Posteriormente, esta tradición se expresó también en la devoción a la Beata Virgen María Dolorosa, Nuestra Señora de los Siete Dolores, que se arraigó en el siglo XVI.
A continuación, el discurso del Arzobispo Nappa:
Dirijo un deferente saludo al Presidente de la República Eslovaca, S.E. Peter Pellegrini,
al Prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, S. Em. Rvdma. el cardenal Claudio Gugerotti,
al Presidente de la Conferencia Episcopal Eslovaca, el Arzobispo Metropolitano de Košice, S.E. monseñor Bernard Bober,
al Embajador de la República Eslovaca ante la Santa Sede, S.E. Juraj Priputen,
al Rector del Pontificio Instituto Eslovaco de los Santos Cirilo y Metodio en Roma, don Pavol Zvara,
a los Embajadores y a las Embajadoras,
a las Autoridades y a todos ustedes aquí presentes.
Nos hemos reunido en los Jardines Vaticanos para inaugurar y bendecir el Mosaico que representa a la Beata Virgen María Dolorosa, Protectora de Eslovaquia. La estatua original de madera se conserva en el Santuario de Šaštín, donde la Dolorosa es venerada cada año por miles de fieles.
Para los eslovacos, aquel Santuario es mucho más que una simple iglesia: es como una gran casa común, donde María acoge a todo el que llega, con la misma ternura de una madre que espera a sus hijos.
En ese lugar, desde generaciones, el pueblo eslovaco encuentra consuelo y ayuda, porque en la casa de la Madre nadie se siente extranjero.
En Eslovaquia, la Virgen Dolorosa es conocida también como la Virgen de los Siete Dolores. La devoción a la Virgen de Šaštín tiene orígenes antiguos. Todo comenzó en 1564, cuando Angelika Bakičová, deseosa de obtener la ayuda de la Virgen para que su marido superase su carácter irascible, encargó una estatua de la Madre Dolorosa. La gente empezó a rezar ante la estatua, a la que se atribuyeron numerosas curaciones y gracias espirituales.
En 1927, Pío XI proclamó oficialmente a la Virgen de los Siete Dolores Patrona principal de Eslovaquia, un reconocimiento que consolidó aún más una devoción ya muy extendida.
También san Juan Pablo II, durante su peregrinación apostólica a la República Eslovaca, visitó el Santuario de Šaštín el 1 de julio de 1995, para honrar a la Virgen, celebrando allí la Santa Misa.
La presencia de este mosaico constituye una ocasión importante para reforzar los vínculos de amistad y de afecto del pueblo eslovaco hacia el Sucesor de Pedro y para asegurarle la oración constante a María por sus intenciones. Por ello agradezco a los promotores de la iniciativa, en nombre de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.
