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En los Jardines Vaticanos, el Cardenal Fernando Vérgez Alzaga bendice el mosaico de Nuestra Señora de la Paz.

Acto de consagración a María

Una presencia de Corea en los Jardines Vaticanos para implorar a María la paz universal. Es el ruego con el que se bendijo el mosaico de Nuestra Señora coreana de la Paz en los Jardines Vaticanos. La ceremonia tuvo lugar el viernes, el 20 de septiembre, en la memoria litúrgica de los mártires San Andrés Kim Tae-gon, primer sacerdote de Corea, Pablo Chông Hasang y compañeros.

En el rito participaron el Cardenal Fernando Vérgez Alzaga, Presidente del Gobernatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano, y el Cardenal Lazzaro You Heung-sik, Prefecto del Dicasterio para el Clero. Estaban presentes los Obispos de Corea, quienes se encuentran estos días en Roma para la visita ad limina Apostolorum, junto a algunos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos del país asiático. También asistieron representantes diplomáticos de la Embajada de Corea ante la Santa Sede. Al finalizar, se rezó el Rosario según las intenciones del Papa, en particular para implorar a María el don de la paz.

La imagen de Nuestra Señora de la Paz está representada vistiendo un hanbok, que es el traje tradicional coreano. La parte superior del vestido es roja, simbolizando la maternidad divina, mientras que la parte inferior es turquesa, en referencia a la paz. María lleva en brazos al Niño, quien bendice con la mano derecha, y en la otra mano sostiene el globo, que hace alusión al globus cruciger, globo crucífero, que representa el planeta Tierra coronado por la Cruz de la salvación. El Niño viste ropas coloridas características de los niños coreanos. La Virgen lleva en la mano el rosario, y bajo sus pies aparece la serpiente y la luna menguante, símbolo de la pureza que se opone al imperio de las tinieblas. Sobre María y el Niño se representa la Paloma del Espíritu Santo, que lleva un ramo de olivo, símbolo de la paz, en medio de ramas florecidas.

El mosaico, obra de la artista coreana Sim Soon Hwa, mide un metro y medio por un metro. Con el marco de mármol, alcanza en total un metro ochenta y seis centímetros de altura y un metro treinta de ancho. La artista realizó el mosaico en Corea, mientras que el marco fue fabricado en Carrara.

 

Publicamos el discurso del Cardenal Presidente:

 

Saludo en primer lugar al Cardenal Lazzaro You Heung-sik, Prefecto del Dicasterio para el Clero, 

a los Obispos de Corea reunidos en Roma para la visita ad limina Apostolorum

al personal diplomático de la Embajada de Corea ante la Santa Sede, 

saludo también al Padre Timoteo Yeon Jung Jung, Rector del Colegio de Corea en Roma, 

a la Sra. Soon-Hwa Sim, autora del mosaico, 

y a todos vosotros, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos coreanos.

 

Estamos reunidos en torno a esta imagen de la Virgen María, venerada con el título de Reina de la Paz. Hoy en día, es más necesario que nunca invocar a la Madre de Dios por la paz en todo el mundo, especialmente en países como Ucrania, Tierra Santa y Oriente Medio en general, donde el odio y la violencia cobran víctimas cada día.

Hoy la Iglesia celebra al mártir San Andrés Kim Tae-gon, primer sacerdote de vuestro país, de quien el Papa Francisco, en la catequesis de la audiencia general del 24 de mayo de 2023, dijo: “Su vida fue y sigue siendo un testimonio elocuente de celo por el anuncio del Evangelio”. En esa misma catequesis, el Pontífice subrayaba que “hace unos 200 años, la tierra coreana fue escenario de una persecución durísima: los cristianos fueron perseguidos y aniquilados. Creer en Jesucristo, en la Corea de aquella época, significaba estar dispuesto a dar testimonio hasta la muerte”. La Iglesia en Corea, por tanto, está fundada sobre la sangre de los mártires, calculándose que fueron unos diez mil.

Hay un aspecto particular en la transmisión de la fe en vuestro país, y es que, como destacaba el Papa, “la evangelización de Corea fue realizada por laicos. Fueron los laicos bautizados quienes transmitieron la fe, no había sacerdotes, porque no los tenían: llegaron más tarde, por lo que la primera evangelización fue hecha por laicos”.

Los laicos, entonces, han transmitido de generación en generación el tesoro de la fe y han dado testimonio del Evangelio aun en medio de las adversidades. No hay duda de que, entre los fieles, la Virgen María tiene un papel particular que ningún perseguidor ha logrado erradicar. Desde hace décadas, es invocada como Madre y protectora, y, sobre todo, es honrada de manera especial en la solemnidad de la Asunción de María al Cielo. En ese día, de hecho, también se celebra el fin de la Segunda Guerra Mundial y la liberación del país, un evento que los católicos coreanos siempre han considerado como una gracia y un don de la Virgen.

Por esta razón, habéis querido la presencia de la Reina de la Paz en los Jardines Vaticanos, cerca de la Basílica del Apóstol Pedro y de la sede de su Sucesor. De este modo, quien pase ante este mosaico recordará a vuestro país y elevará una oración, para que la reconciliación de la península coreana pueda llegar gracias a la intercesión de María, Reina de la Paz.

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