Seleccione su idioma

En Houston, el Secretario General intervino en un encuentro de formación para responsables empresariales

La persona humana en el centro

El Sínodo es “una experiencia de escucha y diálogo entre perspectivas y actitudes diversas”. También en Houston se habló del Sínodo. Lo hizo el Secretario General de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano durante su intervención en una conferencia promovida por el Lumen Institute para directivos y responsables empresariales, el sábado por la mañana, el 26 de octubre.

El Secretario General se refirió a una época de rápidos cambios que “experimentamos también dentro del Vaticano, donde estamos buscando nuevas vías para llegar a personas que provienen de contextos muy diversos, con trayectorias formativas muy diferentes”.

El tema del encuentro era: “Misión para cambiar la cultura”. Desde aquí, el llamado a la evangelización para crear una “cultura de la esperanza”, en un contexto donde se encuentran personas “desanimadas, pesimistas y cínicas sobre el futuro, como si nada pudiera traerles felicidad”. Este es también el mensaje del próximo Jubileo. Ser misioneros, recordó Sor Petrini, significa ser “testigos de esperanza” en cualquier contexto o situación en la que los discípulos de Cristo se encuentren. Invitó, en nombre de la única vocación al anuncio evangélico, a comenzar por quienes están más cerca, como las familias, los amigos, los conocidos y, especialmente, los colaboradores en el ámbito laboral, donde directivos y responsables pasan buena parte de sus días.

Dirigiéndose a los participantes, Sor Petrini dijo que los líderes empresariales tienen una llamada muy importante a la que responder. A este respecto, recordó la Encíclica Laudato Si’, en la que el Papa Francisco definió esta llamada como “una noble vocación, orientada a la producción de riqueza y a la mejora de nuestro mundo”. El Secretario General señaló que los gestores saben que el recurso más importante es el capital humano. Subrayó que este punto es fundamental y prioritario y requiere implementar estrategias administrativas y comerciales efectivas, “devolviendo a la persona humana al centro de la organización”.

Sor Petrini destacó que la búsqueda del mero beneficio y de la eficiencia organizativa, tradicionalmente, “favorece una rígida separación entre vida privada y vida profesional”. Este tipo de cultura empresarial “se distancia de conceptos más cercanos a una cultura centrada en la persona, que valore el don, la fraternidad, la generosidad o la solidaridad”. El resultado es una ideología que de algún modo resulta “aséptica” en términos de relaciones, aparentemente libre de cualquier valor.

Los líderes empresariales cristianos, explicó el Secretario General, se esfuerzan por situar en el centro la humanidad, para promover una visión del trabajo como “vocación”. De hecho, los líderes necesitan no solo la actividad de sus empleados, sus conocimientos, sus habilidades profesionales, sino también su entusiasmo, su creatividad y su corazón. Una buena gestión, destacó, requiere por tanto la presencia del líder junto a sus colaboradores, para construir relaciones de confianza mutua.

En las organizaciones contemporáneas, incluso en las eclesiales, observó que se necesitan gestores humanistas, que no solo presten atención a las herramientas profesionales, las técnicas y los resultados, sino que también sean capaces de escuchar y acompañar a las personas.

Seleccione su idioma