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  • Bandera

    La bandera papal o de la Ciudad del Vaticano consiste en un manto bipartito de color amarillo (hacia el asta) y blanco, decorado en el centro con las Llaves Decusadas, scoronadas por el Triregno; el asta está enfundada con una lanza adornada con una escarapela de los mismos colores que la bandera y orlada de oro.

    Antiguamente, la bandera del Estado Pontificio era de color amarillo-rojo (o más bien amaranto y amarillo, colores derivados de los colores del escudo de la Santa Sede), los dos colores tradicionales del Senado y del Pueblo Romano, que sin embargo fueron sustituidos por el blanco y el amarillo en 1808, cuando Pío VII ordenó a su Guardia Noble y a los demás Cuerpos Armados Pontificios que habían permanecido fieles que adoptaran una nueva escarapela con los colores mencionados para distinguirse de las restantes tropas incorporadas al ejército francés y a las que el general Sestio A. F. Miollis había concedido el derecho a utilizar los mismos colores. F. Miollis les había permitido seguir utilizando su antigua escarapela.

    Fue izada por primera vez por la Marina Mercante. Sin embargo, la bandera papal blanca y amarilla más antigua data de 1824, pero con los colores colocados en diagonal, que luego fueron dispuestos en dos bandas verticales por Pío IX, quien, tras regresar de su exilio en Gaeta, hizo que se le añadiera el escudo papal en lugar de los lazos tricolores (blanco, rojo y verde) que se habían colocado en 1848. Sólo tras los Pactos de Letrán entre la Santa Sede e Italia, el 11 de febrero de 1929, la bandera papal adoptó su forma actual, al ser considerada también bandera de un Estado extranjero y, por tanto, protegida del mismo modo que todas las demás (art. 299 del Código Penal italiano). La bandera moderna se izó por primera vez el 8 de junio de 1929.

    Hay que tener cuidado de no confundir la bandera papal con el Estandarte de la Santa Iglesia Romana, símbolo de su soberanía espiritual sobre todo el mundo. El Estandarte de la Santa Iglesia Romana consistía en un paño rojo, en cuya parte inferior se encontraba inicialmente la imagen de San Pedro, a veces acompañada por la de San Pablo, imágenes que fueron sustituidas posteriormente por el emblema de las llaves en decúbito coronadas por una cruz blanca por orden de Inocencio III (1198-1216), quien también explicó en uno de sus escritos la razón que le había llevado a tal cambio. Bajo el pontificado de Bonifacio VIII (1294-1303), el Estandarte de la Santa Iglesia Romana adoptó la forma que siempre ha mantenido, es decir, un paño de seda bermellón, cuyo fondo estaba simétricamente salpicado de numerosas estrellas de seis puntas bordadas en oro y que llevaba en el centro las simbólicas llaves cruzadas, rematado, sin embargo, por el conopeus o sinnicchio (pabellón); Terminado como un banderín en dos puntas, cada una adornada con una cinta dorada, el paño estaba unido a una larga asta dorada, ahuecada en la zona del asa y rematada con una pequeña lanza metálica, de la que colgaban cordones con borlas doradas.  El Estandarte de la Santa Iglesia Romana no sólo seguía al Pontífice cuando viajaba, o le acompañaba en las grandes solemnidades religiosas y civiles (procesión del Corpus Christi, posesiones papales, cabalgatas solemnes, etc.), sino que también era desplegado por las tropas en combate, presente por ejemplo en las Cruzadas como en Lepanto.

    Las dos pinturas en mosaico situadas a ambos lados de la pila del reconstruido Triclinio Leoniano (1743) conservan la representación más antigua del Estandarte; Reproducen fielmente los mosaicos originales de los siglos VIII-IX, en el de la izquierda “Jesucristo entregando las llaves al Papa San Silvestre y el Estandarte a Constantino”, en el de la derecha “San Pedro entregando el palio a León III y el Estandarte a Carlomagno”; también hay varias pinturas en las que se ve el Estandarte elevado junto al trono pontificio.

    La custodia del Estandarte de la Santa Iglesia Romana se confiaba, tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra, a una persona de alto rango, que por ello asumía el nombre y el cargo de “Vessillifero di Santa Romana Chiesa” (Portaestandarte de la Santa Romana Iglesia), también llamado “Gonfaloniere della Chiesa” (confaloniero de la Iglesia). Y prueba de lo honorable que era este cargo, quizá el más alto que los Papas podían conceder a un laico, es el hecho de que fue desempeñado más de una vez por soberanos, como Jaime II el Justo (1264-1327), rey de Cerdeña y Córcega, que lo recibió de Bonifacio VIII; Ladislao el Magnánimo (1376-1414), rey de Nápoles y Sicilia y rey de Hungría, que lo recibió de Inocencio VII. Otros ilustres titulares de este alto cargo son Ludovico, Delfín de Francia, a quien se lo concedió Eugenio IV (1431-47); Francesco Gonzaga, Duque de Mantua, a quien se lo confirió Julio II a principios del siglo XVI; Odoardo Farnese, quinto duque de Parma y Piacenza, que lo recibió de Gregorio XV (1621-23), mientras que Urbano VIII (1623-44) lo invistió con su propio hermano Carlo Barberini, y tras la muerte de éste en 1630 Torquato Conti duque de Guadagnolo. Conferido por Inocencio XI (1676-89) al marqués Giovanni Battista Naro con derecho de sucesión futura a todos los primogénitos de la familia, el cargo pasó finalmente de forma hereditaria a los Patrizi Montoro, tras la extinción en su familia de los Naro, cuyo linaje añadieron también al suyo.

    Confirmando la importancia de la dignidad del Portaestandarte de la Santa Iglesia Romana, Clemente XI (1700-21) decretó, al inicio de su pontificado, que el titular de la dignidad fuera escoltado en los paseos solemnes por los dos Capitanes de la Caballería, respondiendo a la protesta planteada por estos últimos de que haciendo así se trataba de honrar al Estandarte de la Santa Iglesia Romana y no al portador. Cuando en 1801 Pío VII, sustituyendo a la disuelta Caballería, instituyó el nuevo Cuerpo de la Guardia Noble Papal, el Portador del Estandarte se incorporó al mismo como Capitán con el grado de Teniente General, ocupando su lugar en las cabalgatas, según la tradición, entre los dos Capitanes de la misma Guardia. El último testimonio papal de benevolencia hacia el Portaestandarte de la Santa Romana Iglesia fue el de Pío IX, que ordenó que el titular de este cargo, que lleva una insignia especial con la palabra Vexillifer, que lleva al cuello como condecoración, se contara siempre entre los Servidores Secretos.

  • Bandiera

    La bandiera pontificia o della Città del Vaticano è costituita da un drappo bipartito di giallo (verso l’asta) e di bianco, caricato questo al centro dalle Chiavi decussate, sormontate dal Triregno; l’asta è cimata di lancia ornata di coccarda degli stessi colori della bandiera e frangiata d’oro.
    Anticamente la bandiera dello Stato pontificio era giallorossa (o per meglio dire amaranto e giallo, colori derivati dai colori dello stemma della Santa Sede), i due colori tradizionali del Senato e del Popolo romano, che vennero tuttavia sostituiti con il bianco e il giallo nel 1808, allorché Pio VII ordinò alla sua Guardia Nobile e agli altri Corpi armati pontifici rimasti fedeli di adottare una nuova coccarda con i suddetti colori per distinguerli dalle restanti truppe incorporate nell’esercito francese ed a cui il generale Sestio A. F. Miollis aveva concesso di continuare ad usare la loro vecchia coccarda.
    Inalberata per la prima volta dalla Marina mercantile, al 1824 risale comunque la più antica bandiera pontificia biancogialla, ma con i colori posti diagonalmente, fatti poi disporre in due bande verticali da Pio IX il quale, dopo il ritorno dall’esilio di Gaeta vi fece aggiungere lo stemma papale al posto delle cravatte tricolori (bianco, rosso e verde) fattevi apporre nel 1848. Fu solo in seguito al Trattato del Laterano tra la Santa Sede e l’ltalia dell’11 febbraio 1929 che la bandiera pontificia assunse la forma attuale, venendo altresì considerata bandiera di uno Stato estero e pertanto tutelata alla stregua di tutte le altre (art. 299 del Codice penale italiano). La bandiera moderna è stata innalzata per la prima volta l'8 giugno 1929.
    Si badi a non confondere la bandiera pontificia con il Vessillo di Santa Romana Chiesa, simbolo della sua sovranità spirituale su tutto il mondo. Il Vessillo di S.R.C. era costituito da un drappo rosso, sul cui fondo campeggiava inizialmente l’immagine di san Pietro, accompagnata talora da quella di san Paolo, immagini che vennero poi sostituite con l’emblema delle chiavi decussate sormontate da una croce bianca per disposizione di Innocenzo III (1198-1216), che diede anche spiegazione in un suo scritto del motivo che lo aveva indotto a tale cambiamento. Sotto il pontificato di Bonifacio VIII (1294-1303) il Vessillo di S.R.C. assunse la forma che ha poi sempre mantenuto, ossia di un drappo di seta vermiglia, il cui fondo era cosparso simmetricamente di numerose stelle a sei punte ricamate in oro e recante al centro le simboliche chiavi incrociate, sormontate però dal conopeo o sinnicchio (padiglione); terminante come un gagliardetto in due punte, ciascuna delle quali ornata da un fiocco d’oro, il drappo era attaccato ad una lunga asta dorata, incavata al posto dell’impugnatura e cimata di una piccola lancia metallica, da cui pendevano cordoni a fiocco d’oro. Il Vessillo di S.R.C. seguiva non solo il Pontefice quando era in viaggio, o lo accompagnava nelle maggiori solennità religiose e civili (processione del Corpus Domini, possessi papali, cavalcate solenni ecc.), ma veniva spiegato anche dalle truppe in combattimento, presente per esempio alle crociate come a Lepanto.
    Nei due quadri musivi posti ai lati del catino del ricostruito Triclinio Leoniano (1743) ci è stata conservata la più antica rappresentazione del Vessillo; essi riproducono fedelmente i mosaici originali dell’VIII-IX secolo, potendosi ammirare in quello di sinistra "Gesù Cristo che dà le chiavi a papa san Silvestro e il Vessillo a Costantino", in quello di destra "San Pietro che dà il pallio a Leone III e il Vessillo a Carlo Magno"; esistono anche diverse pitture in cui è possibile vedere il Vessillo innalzato accanto al trono pontificio.
    La custodia del Vessillo di S.R.C. era affidata, tanto in tempo di pace che in tempo di guerra, ad un personaggio di alto rango, che assumeva pertanto la denominazione e la carica di "Vessillifero di Santa Romana Chiesa", detto anche Gonfaloniere della Chiesa. Ed a provare quanto mai onorifica fosse tale carica, forse la più elevata che i papi potessero accordare ad un laico, sta il fatto che più di una volta essa fu rivestita da sovrani, quali furono per l’appunto Giacomo II il Giusto (1264-1327), re di Sardegna e Corsica che l’ebbe da Bonifacio VIII; Ladislao il Magnanimo (1376-1414), re di Napoli e di Sicilia e re di Ungheria, a cui venne concessa da Innocenzo VII. Tra i tanti altri illustri titolari di tale alta carica ricordiamo ancora Ludovico, delfino di Francia, che ne fu insignito da Eugenio IV (1431-47); Francesco Gonzaga, duca di Mantova, al quale la conferì Giulio II a principio del Cinquecento; Odoardo Farnese, quinto duca di Parma e Piacenza, che la ricevette da Gregorio XV (1621-23), mentre Urbano VIII (1623-44) ne investì il proprio fratello Carlo Barberini, e dopo la morte di questi nel 1630 Torquato Conti duca di Guadagnolo. Conferita da Innocenzo XI (1676-89) al marchese Giovanni Battista Naro con diritto di futura successione a tutti i primogeniti della famiglia, la carica passò infine ereditariamente ai Patrizi Montoro, in seguito all’estinzione nella loro famiglia dei Naro, il cui casato aggiunsero altresì al proprio.
    A conferma dell’importanza della dignità di Vessillifero di S.R.C. Clemente XI (1700-21) dispose, all’inizio del suo pontificato, che il titolare di detta dovesse essere scortato nelle solenni cavalcate dai due Capitani dei Cavalleggeri, rispondendo alla protesta sollevata al riguardo da costoro che così facendo intendevasi onorare il Vessillo di S.R.C. e non già chi lo portava. Quando nel 1801 Pio VII, in sostituzione dei disciolti Cavalleggeri, istituì il nuovo Corpo della Guardia Nobile Pontificia, il Vessillifero entrò a farne parte come Capitano con il grado di Tenente Generale, prendendo posto nelle cavalcate, secondo la tradizione, tra i due Capitani della medesima Guardia. Ultimo attestato pontificio di benevolenza nei confronti del Vessillifero di S.R.C. è stato quello di Pio IX, il quale dispose che il titolare di tale carica, che si fregia di uno speciale distintivo su cui spicca la parola Vexillifer, che porta al collo a mo’ di decorazione, fosse sempre annoverato tra i Camerieri segreti.

  • Geografia

    La Città del Vaticano si estende poco lontano dalla riva destra del Tevere, su una modesta altura, parte dei Montes Vaticani (Colle Vaticano) dell’antichità, su cui, nell’epoca precedente alla nascita di Cristo, vennero costruite alcune ville.

    L’imperatore romano Caligola (37-41 d.C.) vi fece edificare un circo privato, nel quale, oltre che nei giardini adiacenti, sembra che abbia avuto luogo il martirio di molti cristiani di Roma all’epoca dell’imperatore Nerone (54-68).

    A nord del circo, in una necropoli lungo una strada secondaria, fu sepolto S.Pietro; sul luogo della sepoltura, l’imperatore Costantino innalzò, fra il 324 e il 326, una grandiosa basilica, sostituita nei secoli XVI-XVII dall’attuale.

    Il territorio dello Stato, che copre una superficie di 0,44 km2 (44 ettari), è circoscritto in parte dalle mura e si estende, sulla Piazza San Pietro, sino ad una fascia di travertino che congiunge al suolo le estremità esterne del colonnato, segnando il confine dello Stato al limite della piazza, alla quale d’ordinario si accede liberamente. Essa, pur facendo parte del territorio della Città del Vaticano, è soggetta, di norma, al controllo delle forze di polizia della Repubblica Italiana.

    Si accede all’interno dello Stato da cinque ingressi, la cui custodia è affidata alla Guardia Svizzera Pontificia ed al Corpo della Gendarmeria dello Stato della Città del Vaticano. L’ingresso ai Musei Vaticani è dal viale Vaticano, non lontano da Piazza del Risorgimento.
    Per la dimensioni assai ridotte del territorio della Città del Vaticano, molti enti ed uffici della Santa Sede sono situati in immobili della città di Roma (soprattutto in edifici esistenti in Piazza Pio XII, Via della Conciliazione, Piazza San Calisto, Piazza della Cancelleria, Piazza di Spagna).
    Tali immobili, secondo quanto stabilito nel Trattato Lateranense, godono delle immunità riconosciute dal diritto internazionale alle sedi degli agenti diplomatici di Stati esteri (Ambasciate).
    Le zone su cui sorgono i suddetti immobili sono comunemente chiamate "zone extraterritoriali".

  • Geografía

    La Ciudad del Vaticano se extiende no lejos de la orilla derecha del Tíber, sobre una modesta loma, parte de los Montes Vaticanos  (Colle Vaticano) de la Antigüedad, en los que se construyeron varias villas en la época anterior al nacimiento de Cristo.

    El emperador romano Calígula (37-41 d.C.) hizo construir allí un circo privado, en el que, al igual que en los jardines adyacentes, parece que tuvo lugar el martirio de muchos de los cristianos de Roma en tiempos del emperador Nerón (54-68).

    Al norte del circo, en una necrópolis a lo largo de una calle lateral, fue enterrado San Pedro; en el lugar de enterramiento, el emperador Constantino erigió entre 324 y 326 una grandiosa basílica, que fue sustituida en los siglos XVI-XVII por la actual.

     

    El territorio del Estado, con una superficie de 0,44 km2 (44 hectáreas), está parcialmente circunscrito por las murallas y se extiende, por la plaza de San Pedro, hasta una franja de mármol que une los extremos exteriores de la columnata con el suelo, marcando el límite del Estado en el borde de la plaza, a la que normalmente se puede acceder libremente. Aunque forma parte del territorio de la Ciudad del Vaticano, normalmente está sujeta al control de las fuerzas de policía de la República Italiana.

    Se accede a ella a través de cinco entradas, cuya custodia está confiada a la Guardia Suiza Pontificia y al Cuerpo de Gendarmería del Estado de la Ciudad del Vaticano. La entrada a los Museos Vaticanos se encuentra en la Avenida Vaticana, no lejos de la Piazza del Risorgimento.

    Debido a las reducidas dimensiones del territorio de la Ciudad del Vaticano, muchas agencias y oficinas de la Santa Sede se encuentran en edificios de Roma (principalmente en edificios de la Piazza Pio XII, Via della Conciliazione, Piazza San Calisto, Piazza della Cancelleria, Piazza di Spagna).

    Estos edificios, según los Pactos de Letrán, gozan de las inmunidades reconocidas por el Derecho internacional a las sedes de los agentes diplomáticos de Estados extranjeros (Embajadas).

    Las zonas sobre las que se asientan estos edificios se denominan comúnmente “zonas extraterritoriales”.

  • Geography

    Vatican City is located close to the right banks of the Tiber River, on a small hill that covers part of the Montes Vaticani (Vatican Hill) of the ancient days, upon which a few villas had been built in the days before Jesus’ birth.

    Roman Emperor Caligula (37-41 A.D.) had a private circus built there, in which, there is reason to believe, many of Rome’s Christians were martyred during the rule of Nero (54-68). They were also killed in the adjacent gardens.

    North of the circus, in a necropolis located along a secondary road, is the burial place of Saint Peter, in which Emperor Constantine built a grand basilica between 324 and 326, which was replaced by the current one, built in the 16th to 17th century.

    The State’s territory, which covers a surface area of 0.44 km2 (44 hectares), is partly surrounded by walls and includes Saint Peter’s Square up to the marble strip that joins the ground to the outer parts of the Colonnade, and marks the confines of the State to the boundaries of the Square, a boundary that can however, be freely accessed. Even though it is part Vatican City’s territory, by regulation, it is subject to supervision by the Italian Republic’s police authorities.

    There are five entrances into the State, protected by the Pontifical Swiss Guard and by the Gendarmerie Corps of Vatican City. Access into the Vatican Museums is from Viale Vaticano, not far from Piazza del Risorgimento.

    Due to the size limitations of Vatican City’s territory, many of the Holy See’s Bodies and offices are located in properties inside the city of Rome (especially the buildings in Piazza Pio XII, on Via della Conciliazione, Piazza San Calisto, Piazza dell Cancelleria and Piazza di Spagna).

    In accordance with the Lateran Treaty, these properties are protected under the same immunity enjoyed by diplomatic agents of foreign states under International Law (Embassies). The areas in which the properties are located are commonly referred to as extraterritorial areas.

  • Himno Pontificio y su historia

    El Estado de la Ciudad del Vaticano, como organismo soberano de derecho público, reconocido universalmente, al igual que tiene su propia bandera, también tiene su propio himno oficial, que desde el 16 de octubre de 1949, por disposición de Pío XII, es la Marcha Pontificia compuesta por el célebre músico francés y ferviente católico Charles Gounod (1818-1893), famoso desde hace tiempo por sus composiciones musicales y, en particular, por la ópera lírica Fausto y la estupenda y suavísima Ave María.


    Himno oficial anterior

    Antiguamente cada Cuerpo del disuelto ejército pontificio tenía su banda musical que se exhibía en los desfiles y ceremonias solemnes.   Se trataba, en realidad, de grupos de jóvenes, no siempre regularmente reclutados, generalmente hijos de soldados que no superaban los veinte años, entre los que se elegían algunos de catorce años para servir como alumnos trompeteros y alumnos tamborileros.   Tenían en el uniforme una insignia especial que reproducía en oro el instrumento utilizado.   De los grabados del siglo XIX se desprende que los músicos propiamente dichos habían bordado una lira de plata, en los dos extremos del cuello.   También en el estandarte donado por Pío VII a la Guardia Noble se encuentran, mezclados con otros frisos, dos trompetas entrelazadas.   En el reglamento sobre los ejercicios y maniobras de las tropas pontificias, promulgado en 1856, se establecen específicamente los lugares a ocupar por los tambores, trompetas y concierto musical.
    También la Gendarmería Pontificia tenía una célebre banda musical, dirigida por el maestro Roland, aplaudida en cada manifestación civil.   Ya en el Cuerpo del que nacieron los Gendarmes el 12 de abril de 1871, se habían previsto catorce trompetas a caballo y otros tantos tamborileros a pie.   La banda, disuelta después de los acontecimientos romanos de 1870, fue reconstituida en 1904, con 28 elementos.
    El Reglamento, ahora obsoleto, prescribía las normas para los honores militares que una vez se tributaban.   Al pasar Su Santidad las tropas doblaban la rodilla y trompetas y tambores entonaban el Himno Pontificio.   Para los cardenales y los príncipes asistentes del Solio, presentaban las armas, mientras la banda tocaba la marcha de campo.   Para los Prelados del Fiocchetto y los ministros de antaño, se “llevaban” las armas, pero los tambores y las trompetas no sonaban, limitándose a estar preparados.   La música militar, que luego se convirtió exclusivamente en representación, tiene una larga tradición en el Vaticano.

    El himno oficial vaticano existe desde 1857, compuesto por el maestro austriaco Vittorino Hallmayr (1831-1872), director de la Banda del XXXXVII Regimiento de Infantería de línea “Conde Kinsky” de la guarnición austriaca en los Estados Pontificios, estacionado en Roma.   Y es esta música la que resonó, por las calles de la capital, inmediatamente después de la reconciliación en 1929.   Música esta que fue interpretada, por primera vez, el 9 de junio de 1857, a las siete de la tarde, en el momento de la entrada de Pío IX desde Porta Maggiore a Bolonia.   La Marcha Triunfaldel Hallmayr asumió inmediatamente el nombre de Himno Pontificio, no existiendo hasta el momento ningún himno oficial para los Estados Pontificios.   Las notas del himno que tanto favor encontró se repitieron el mismo día en la Piazza San Petronio, frente al Palazzo Legatizio, donde se erigió un escenario para el Santo Padre.   Las crónicas de la época informan de que la música, interpretada por el IX y XX Regimiento de Cazadores de Austria, junto con la Banda del I Regimiento de Línea Pontificio, tuvo un gran éxito de inmediato.   Fue adoptada como acompañamiento durante todo el viaje del Papa, de Ferrara a Rávena, de Módena a Florencia, donde la realizaron en la Piazza della Signoria 8 bandas reunidas dirigidas por el Maestro Matiozzi y finalmente a Roma, a la vuelta del Soberano, el 5 de septiembre de 1857.   Hecho luego por la Banda de la Guardia Palatina de Honor, más tarde la Secretaría de Estado decidió adoptar el himno del Hallmayr, como himno de representación pontificia.


    Himno Pontificio actual

    La música del actual Himno Pontificio fue compuesta por Gounod para la devoción filial al Papa con motivo del aniversario de la coronación de Su Santidad Pío IX y las Marcas Pontificias se realizaron por primera vez en la tarde del 11 de abril de 1869, con motivo del jubileo sacerdotal del Papa.   Ese día, en la Plaza de San Pedro se congregó una gran multitud para escuchar el extraordinario concierto que 7 bandas musicales pontificias, pertenecientes a otros tantos cuerpos y regimientos papalinos estacionados en Roma (Gendarmería Pontificia con el Maestro Roland, Regimientos de línea con el Maestro Biffo, Cazadores con el Maestro Pezzina, Zuavi con el Maestro Willimburg, Carabineros extranjeros, Legión Romana con el Maestro Angelini, Regimiento Dragoni), con el acompañamiento de un coro de más de mil soldados, habrían dado en honor del Sumo Pontífice, después de las solemnes funciones de la mañana en la Basílica Vaticana.   Aplaudida, la Marche pontificale de Gounod se repitió varias veces esa fatídica tarde, como escribió L’Osservatore Romano al día siguiente.
    Para la ocasión, Pío IX, que ya había recibido las felicitaciones y las representaciones diplomáticas de los diferentes países, con una presencia de multitud de unos cinco mil fieles en la basílica vaticana, aplaudido se asomó a la logia central de San Pedro para responder a las aclamaciones de la población que llenó la plaza y para asistir al concierto.   Las 7 bandas desplegadas en las gradas, que al aparecer el Pontífice habían tocado la antigua Marcha Triunfal del Hallmayr, el himno oficial pontificio de ordenanza, dieron inicio al concierto siguiendo lo que el mismo periódico vaticano del día anterior había anunciado como “el nuevo himno escrito expresamente para la circunstancia por el maestro Gounod, con tomas de coro realizadas por un millar de nuestros soldados”.   Decir que el éxito de la nueva composición fue enorme es decir poco.   L’Osservatore Romano del 12 de abril de 1869 nos hace saber que “la música se repitió varias veces”.
    También se tocó muy a menudo más tarde y fue famoso por su grandeza y su comportamiento solemne y casi litúrgico, sin convertirse en el Himno Pontificio durante 81 años, aunque se esperaba su realización inmediata.

    El Himno Pontificio de Gounod, que en vísperas del Año Santo de 1950 fue adoptado oficialmente, es muy diferente del compuesto por el Hallmayer en el estilo de la época, con su ritmo vivo y alegre como un vals.   Pío XII decidió sustituir el himno oficial utilizado hasta entonces por la nunca olvidada Marche pontificale del Gounod, con su tono religioso considerado más acorde con nuestros tiempos.   La música se interpretó, en una ceremonia austera el sábado 24 de diciembre de 1949, víspera de Navidad y apertura del Año Santo de 1950, por primera vez como nuevo himno oficial pontificio, junto con el antiguo himno casi como para indicar su ocaso, por la Banda de Música de la Guardia Palatina de Honor (que luego sería disuelta, como se sabe, por Pablo VI, junto con todos los demás Cuerpos armados en el Vaticano, excepto la Guardia Suiza Pontificia) alineada con todos sus departamentos en el Patio de San Dámaso, después de la lectura de una orden del día con la que se comunicaba la disposición soberana sobre dicha sustitución.

    Hoy, aunque ya no lo ejecute la gloriosa banda de la disuelta Guardia Palatina de Honor, a pesar de ser siempre los mismos que componen la actual banda civil, el Himno Pontificio de Gounod, ahora conocido en todo el mundo, se toca en las ocasiones más solemnes de la vida del Estado, durante ceremonias en las que está presente el Sumo Pontífice o un representante suyo.

    El himno pontificio también se entona cuando la bandera vaticana se iza, de forma solemne y se ejecuta, en su totalidad, solo en presencia del Santísimo Sacramento, del Santo Padre o con motivo de la recepción oficial de Jefes de Estado extranjeros, junto con el himno nacional de los respectivos países, así como fuera del Vaticano cuando el Papa va en visita apostólica a una nación, o cuando un legado pontificio es recibido oficialmente en un país extranjero.   Solo se tocan los primeros ocho compases en presencia de la bandera del Estado.   Cuando las unidades armadas rinden honores, el himno es precedido por tres repiques de atención.
    En cualquier caso, será bueno subrayar que el Himno Pontificio no puede considerarse un himno nacional: las palabras del Maestro Antonio Allegra  (1905-1969) y del Maestro Raffaello Lavagna  (1905-1969) hablan al corazón de quienes en todo el mundo ven en Roma la Sede de Pedro.

    Las características compositivas y musicales que hacen tan notoriamente sugestivo el Himno Pontificio de Gounod, fueron descritas por el Maestro Antonino De Luca (1910-1977), Director de la Banda Palatina de Honor, en Vita Palatina de febrero de 1950 con las siguientes palabras: “La Marcha Pontificiade Gounod, que revela la vigorosa personalidad del autor del Fausto, es una composición de curso majestuoso.   La primera parte, con tono de fa mayor, comienza con un adivinadísimo toque de trompeta, al que se une toda la orquesta, para significar y subrayar la atmósfera de serena grandeza.   La segunda parte, en cambio, contrasta con la primera: en el centro de ella domina un nuevo sentimiento profundamente religioso, que nace de un sentido de superioridad de espíritu.   La tercera parte comienza con un fortísimo que marca casi un imperioso desapego de toda solicitud terrenal”.

      
    Texto cantado del himno pontificio

    Con motivo de la reanudación del himno de Gounod en 1949, monseñor Antonio Allegra, uno de los organistas de la basílica de San Pedro de la época, compuso un texto italiano, hoy comúnmente cantado, que comienza con las palabras Roma inmortal, de mártires y de santos.
    Curiosamente, el himno oficial vaticano nunca había tenido palabras latinas. Para que pueda ser cantado por todos los fieles del mundo, independientemente de sus respectivas lenguas nacionales, el Himno Pontificio de Gounod ha sido dotado posteriormente de un texto en latín, que comienza con las palabras O felix Roma - o Roma nobilis, debido al canónigo savonés Monseñor Raffaello Lavagna.   El autor se inspiró en su elaboración en las numerosas citas petrianas contenidas en las Escrituras.   Fue interpretado por primera vez en privado por el coro Iubilate Deo dirigido por Sor Dolores Aguirre, el 15 de junio de 1991 en presencia del Santo Padre, durante su visita al Centro Transmisor de Santa María de Galeria, con motivo del 60º aniversario de la fundación de la Radio Vaticana.   La primera ejecución pública, a cargo del coro y orquesta de la Mitteldeutscher Rundfunk de Leipzig, tuvo lugar el 16 de octubre de 1993 en el Aula Pablo VI, con motivo del 15º aniversario de la elección de Juan Pablo II y del 100º aniversario de la muerte de Charles Gounod.


    Partituras para fanfarria, orquesta, piano y coro

    Además de las normales transcripciones para fanfarria (los arreglos más realizados por los conjuntos de bandas en ocasión de ceremonias pontificias son de S.P. van Leeuwen, Reginaldo Caffarelli y Antonino De Luca), del Himno Pontificio existen también reducciones para orquesta, piano y coro, por obra del Maestro Alberico Vitalini de Radio Vaticana. Además, la música también ha sido grabada por el propio Vitalini, distribuida por la Librería Editorial Vaticana, junto con las composiciones Tu es Petrus, Christus vincit y el Sonido de las Campanas de San Pedro.

     

     

  • Inno Pontificio e la sua storia

    Lo Stato della Città del Vaticano, quale Ente sovrano di diritto pubblico, universalmente riconosciuto, come ha la propria bandiera così ha anche un suo inno ufficiale, che dal 16 ottobre 1949, per disposizione di Pio XII, è la Marcia Pontificia composta dal celebre musicista francese e fervente cattolico Charles Gounod (1818-1893), famoso da tempo per le sue composizioni musicali e, in modo particolare, per l'opera lirica Faust e la stupenda quanto soavissima Ave Maria.


    Inno ufficiale precedente

    Anticamente ogni Corpo del disciolto esercito pontificio aveva la sua banda musicale che faceva sfoggio nelle parate e nelle cerimonie solenni.  Si trattava, in realtà, di gruppi di giovani, non sempre regolarmente arruolati, di solito figli di soldati che non superavano i venti anni, tra cui si sceglievano alcuni quattordicenni per servire come allievi trombettieri e allievi tamburini.  Avevano sulla divisa un distintivo speciale che riproduceva in oro lo strumento usato.  Dalle stampe del XIX secolo si apprende che i musicanti propriamente detti avevano ricamata una lira d'argento, alle due estremità del colletto.  Anche nello stendardo donato da Pio VII alla Guardia Nobile si trovano, misti ad altri fregi, due trombe intrecciate.  Nel regolamento sugli esercizi e le manovre delle truppe pontificie, emanate nel 1856, vengono specificamente stabiliti i posti da occupare dai tamburi, trombe e concerto musicale.
    Anche la Gendarmeria Pontificia aveva una celebre banda musicale, diretta dal maestro Roland, applaudita in ogni manifestazione civile.  Già nel Corpo da cui il 12 aprile 1871 nacquero i Gendarmi, erano previste quattordici trombe a cavallo ed altrettanti tamburini a piedi.  La banda poi, disciolta dopo gli avvenimenti romani del 1870, venne ricostituita nel 1904, con 28 elementi. 
    Il Regolamento, ormai sorpassato, prescriveva le norme per gli onori militari che un tempo venivano tributati.  Al passare di Sua Santità le truppe piegavano il ginocchio e trombe e tamburi intonavano l'Inno Pontificio.  Per i Cardinali e i Principi Assistenti al Soglio, presentavano le armi, mentre la banda suonava la Marcia da campo.  Per i Prelati di Fiocchetto e i ministri di una volta, si "portavano" le armi, ma tamburi e trombe non suonavano, limitandosi a rimanere pronti.  La musica militare, poi divenuta esclusivamente di rappresentanza, ha quindi lunga tradizione in Vaticano.

    L'inno ufficiale vaticano esiste dal 1857, composto dal maestro austriaco Vittorino Hallmayr, direttore della Banda del XXXXVII Reggimento Fanteria di linea "Conte Kinsky" del presidio austriaco negli Stati Pontifici, di stanza a Roma.  Ed è questa musica che risuonò, per le vie della capitale, subito dopo l'avvenuta riconciliazione nel 1929.  Musica questa che fu eseguita, per la prima volta, il 9 giugno 1857, alle ore sette del pomeriggio, nell'atto dell'ingresso di Pio IX da Porta Maggiore a Bologna.  La Marcia Trionfale dell'Hallmayr assunse subito il nome di Inno Pontificio, non esistendo prima di allora alcun inno ufficiale per lo Stato Pontificio.  Le note dell'inno che incontrò tante favore, furono ripetute lo stesso giorno in Piazza San Petronio, davanti al Palazzo Legatizio, dove fu eretto un palco per il Santo Padre.  Le cronache dell'epoca riferiscono che la musica, eseguita dal IX e XX Reggimento Cacciatori Austriaci, insieme alla Banda del I Reggimento di Linea Pontificio, incontrò subito grande successo.  Fu adottata come accompagnamento per l'intero viaggio del Papa, da Ferrara a Ravenna, da Modena a Firenze, dove la eseguirono in Piazza della Signoria 8 bande riunite dirette dal Maestro Matiozzi e finalmente al Roma, al rientro del Sovrano, il 5 settembre 1857.  Fatto poi proprio dalla Banda della Guardia Palatina d'Onore, più tardi la Segreteria di Stato stabiliva di adottare l'inno dell'Hallmayr, come inno di rappresentanza pontificio.


    Inno Pontificio attuale 

    La musica dell'attuale Inno Pontificio fu composto dal Gounod per devozione filiale al Papa in occasione dell'anniversario dell'incoronazione di Sua Santità Pio IX e la Marche pontificale venne eseguita per la prima volta nel pomeriggio dell'11 aprile 1869, in occasione del giubileo sacerdotale del Papa.  Quel giorno, in Piazza San Pietro era convenuta una gran folla per ascoltare lo straordinario concerto che 7 bande musicali pontificie, appartenenti ad altrettanti corpi e reggimenti papalini di stanza in Roma (Gendarmeria Pontificia con il Maestro Roland, Reggimenti di linea con il Maestro Baffo, Cacciatori con il Maestro Pezzina, Zuavi con il Maestro Willimburg, Carabinieri esteri, Legione Romana con il Maestro Angelini, Reggimento Dragoni), con l'accompagnamento di un coro di oltre mille soldati, avrebbero dato in onore del Sommo Pontefice, dopo le solenni funzioni del mattino nella Basilica Vaticana.  Applauditissima, la Marche pontificale del Gounod fu replicata più volte in quel fatidico pomeriggio, come scrisse L'Osservatore Romano del giorno seguente.
    Per l'occasione, Pio IX che già aveva ricevuto gli auguri e le rappresentanze diplomatiche dei diversi Paesi, con una presenza di folla di circa cinquemila fedeli nella Basilica Vaticana, applaudito si affacciò alla loggia centrale di San Pietro per rispondere alle acclamazioni della popolazione che gremì la Piazza e per assistere al concerto.  Le 7 bande schierate sulle gradinate, che all'apparire del Pontefice avevano suonato l'antica Marcia Trionfale dell'Hallmayr, l'inno ufficiale pontificio di ordinanza, dettero inizio al concerto seguendo quello che lo stesso giornale vaticano del giorno precedente aveva annunziato come "il nuovo inno scritto espressamente per la circostanza dal maestro Gounod, con riprese di coro eseguite da un migliaio di nostri soldati".  Dire che il successo riportato dalla nuova composizione fu enorme è dire poco.  L'organo vaticano del 12 aprile 1869 ci fa sapere che "la musica fu replicata più volte". 
    Venne suonata spessissimo anche in seguito e rimase celebre per la sua grandiosità e il suo andamento solenne e quasi liturgico, senza tuttavia diventare inno pontificio per 81 anni, sebbene ne fosse stata auspicata l'immediata realizzazione.

    L'Inno Pontificio del Gounod, che alla vigilia dell'Anno Santo del 1950 venne ufficialmente adottato, è ben diverso da quello composto dal Hallmayer nello stile dell'epoca, con il suo ritmo vivace e brioso come un valzer.  Pio XII stabilì di sostituire l'inno ufficiale usato fin allora con la mai dimenticata Marcia Pontificia del Gounod, con il suo tono religioso ritenuta più consona ai nostri tempi.  La musica fu eseguita, in un'austera cerimonia il sabato 24 dicembre 1949, vigilia di Natale e dell'apertura dell'Anno Santo del 1950, per la prima volta come nuovo inno ufficiale pontificio, insieme con il vecchio inno quasi a volerne indicare il trapasso, dalla Banda musicale della Guardia Palatina d'Onore (che sarebbe poi stata sciolta, come noto, da Paolo VI, unitamente a tutti gli altri Corpi armati in Vaticano, esclusa la Guardia Svizzera Pontificia) schierata con tutti i suoi reparti nel Cortile di San Damaso, dopo la lettura di un ordine del giorno con cui veniva comunicata la sovrana disposizione circa la detta sostituzione.

    Oggi, anche se ad eseguirlo non è più la gloriosa banda della disciolta Guardia Palatina d'Onore, pur essendo sempre gli stessi che compongono l'attuale banda civile, l'Inno Pontificio di Gounod, ormai noto in tutto il mondo, viene suonato nelle occasioni più solenni della vita dello Stato, durante cerimonie cui sia presente il Sommo Pontefice o un suo rappresentante.

    L'Inno Pontificio viene inoltre intonato allorché la bandiera vaticana viene issata, in forma solenne ed è eseguito, per intero, solo alla presenza del Santissimo Sacramento, del Santo Padre o in occasione del ricevimento ufficiale di Capi di Stato esteri, unitamente all'inno nazionale dei rispettivi Paesi, nonché fuori del Vaticano quando il Papa si reca in Visita Apostolica ad una Nazione, o quando un Legato Pontificio viene ricevuto ufficialmente in un Paese estero.  Solo le prime otto battute vengono suonate alla presenza della bandiera dello Stato.  Quando gli onori poi sono resi da reparti armati, l'inno viene preceduto da tre squilli di attenti.
    In ogni modo, sarà bene sottolineare che l'Inno Pontificio non può dirsi un inno nazionale: le parole del Maestro Antonio Allegra e del Maestro Raffaello Lavagna parlano al cuore di quanti in tutto il mondo vedono in Roma la sede di Pietro.

    Le caratteristiche compositive e musicali che rendono così notoriamente suggestivo l'Inno Pontificio di Gounod, vennero descritte dal Maestro Antonino De Luca, Direttore della Banda Palatina, su Vita Palatina del febbraio 1950 con le seguenti parole: "La Marcia Pontifica di Gounod, che rivela la vigorosa personalità dell'autore del Faust, è una composizione di andamento maestoso.  La prima parte, dal tono di fa maggiore, ha inizio con un indovinatissimo squillo di tromba, al quale si unisce il pieno di tutta l'orchestra, a significare e sottolineare l'atmosfera di serena grandezza.  La seconda parte invece, è in contrasto con la prima: al centro di essa domina un nuovo sentimento profondamente religioso, che nasce da un senso di superiorità di spirito.  La terza parte ha inizio con un fortissimo che segna quasi un imperioso distacco da ogni sollecitudine terrena".

      
    Testo cantato dell'Inno Pontificio

    In occasione della ripresa dell'inno di Gounod nel 1949, Mons. Antonio Allegra (1905-1969), uno degli organisti della Basilica di San Pietro dell'epoca, compose un testo italiano, oggi comunemente cantato, che esordisce con le parole Roma immortale, di martiri e di santi.
    Curiosamente, l'inno ufficiale vaticano non aveva mai avuto parole latine. Perché possa essere cantato da tutti i fedeli del mondo, indipendentemente dalle rispettive lingue nazionali, l'Inno Pontificio del Gounod è stato dotato in seguito anche di un testo in latino, che esordisce con le parole O felix Roma - o Roma nobilis, dovuto al canonico savonese Mons. Raffaello Lavagna (1918-...).  L'autore si è ispirato nella sua elaborazione alle tante citazioni petriane contenute nelle Scritture.  Fu eseguito per la prima volta in forma privata dal coro Iubilate Deo diretto da Sr. Dolores Aguirre, il 15 giugno 1991 alla presenza del Santo Padre, durante la sua visita al Centro Trasmittente di Santa Maria di Galeria, in occasione del 60mo anniversario di fondazione della Radio Vaticana.  La prima esecuzione pubblica, ad opera del coro ed orchestra della Mitteldeutscher Rundfunk di Leipzig è avvenuta il 16 ottobre 1993 nell'Aula Paolo VI, in occasione del 15° anniversario dell'elezione di Giovanni Paolo II e del 100° anniversario della morte di Charles Gounod.


    Partiture per fanfare, orchestra, pianoforte e coro

    Oltre alle normali trascrizioni per fanfare (gli arrangiamenti più eseguito dai complessi bandistici in occasione di cerimonie pontificie sono di S.P. van Leeuwen, Reginaldo Caffarelli e Antonino De Luca), dell'Inno Pontificio esistono pure delle riduzioni per orchestra, pianoforte e coro, ad opera del Maestro Alberico Vitalini della Radio Vaticana. Inoltre, la musica è anche stata registrata a cura dello stesso Vitalini, distribuita dalla Libreria Editrice Vaticana, insieme alle composizioni Tu es Petrus, Christus vincit e il Suono delle Campane di San Pietro.

     

     

  • La Città del Vaticano nel tempo

    Il termine Vaticano anticamente identificava l’area paludosa sulla riva destra del Tevere, compresa fra Ponte Milvio e l’odierno Ponte Sisto.

    Durante il periodo regio e per tutta l’età repubblicana, il territorio era noto come Ager Vaticanus e si estendeva a nord fino alla foce del Cremera, a sud almeno fino al Gianicolo. In età imperiale, a partire dal II secolo d.C., è attestato il toponimo Vaticanum che comprendeva un’area grossomodo corrispondente a quella dell’odierno Stato della Città del Vaticano. In epoca romana l’area, esterna alla città di Roma, fu bonificata e occupata da ville, dai giardini di Agrippina – madre dell’imperatore Caligola (37-41 d.C.) – e da vaste necropoli disposte lungo le arterie principali. Nei giardini della madre, Caligola costruì un piccolo circo per gli allenamenti degli aurighi (Gaianum), ristrutturato successivamente da Nerone (54-68 d.C.), presso il quale la tradizione vuole che Pietro abbia subìto il martirio nella grande persecuzione contro i cristiani ordinata da Nerone nel 64 d.C.

    Lungo la via Trionfale, che da piazza San Pietro si dirige a nord verso Monte Mario, sono stati scavati diversi nuclei di tombe, mentre lungo la via Cornelia, che invece si dirigeva a ovest, sorgeva la Necropoli in cui si trova anche la tomba dell’apostolo Pietro. La presenza di Pietro stabilisce il fulcro topografico della zona, mèta, da allora e per due interi millenni, del più significativo tra i pellegrinaggi cristiani: molti fedeli cristiani, spinti dal desiderio di mantenere una vicinanza a San Pietro, cercheranno accanto ad esso la propria sepoltura. La Necropoli fu sepolta durante la costruzione della Basilica dedicata all’apostolo, voluta dall’imperatore Costantino (306-337 d.C.), che determinò tutto lo sviluppo successivo della zona. Dopo aver liberalizzato il culto della religione cristiana con il famoso Editto di Milano del 313 d.C., l’imperatore Costantino diede avvio intorno al 324 alla costruzione di una grande chiesa a cinque navate, transetto e abside terminale, al centro della quale era il sepolcro di Pietro. Una scalinata e un quadriportico, nel quale dovevano fermarsi i non battezzati, completavano l’insieme. Nel frattempo il circo neroniano andava progressivamente in rovina, anche perché molte delle sue pietre venivano utilizzate per la costruzione della nuova chiesa, che, nel giro di poco tempo, divenne un nuovo polo di attrazione della città. E proprio a presidio della memoria di Pietro, Leone IV (847-855) costruirà, qualche anno più tardi, le prime mura della civitas che da lui prenderà il nome di "Leoniana’’ e che costituirà il nucleo spirituale della nuova Roma medioevale e rinascimentale. Nonostante i papi risiedessero nel Palazzo Laterano, furono realizzati nel Medioevo alcuni edifici nell’area limitrofa a San Pietro. In particolare, sotto Eugenio III (1145-1153) ed Innocenzo III (1198-1216) fu costruito il primo palazzo, poi ampliato tra la fine del 1200 e i primi anni del 1300, e fu ristrutturata la cinta muraria leonina. Ma dal 1309 la sede papale fu trasferita ad Avignone; Roma e la Basilica di San Pietro restarono abbandonate per oltre un secolo. Occorreranno infatti circa 50 anni dal 1377, anno del ritorno del Papato a Roma, per ridare lustro alla città. A metà del 1400 si affrontò per la prima volta il problema dell’eventuale ricostruzione integrale di San Pietro.

    Il papa Niccolò V (1447-1455) fece redigere dall’architetto Bernardo Rossellino un progetto di ampliamento della Basilica, con una nuova abside sporgente rispetto a quella costantiniana: essa fu soltanto avviata perché, qualche anno dopo, l’avanzata dei turchi e la caduta di Costantinopoli comportarono l’abbandono dell’opera. Fra il 1477 e il 1480 il papa Sisto IV (1471-1484) diede avvio alla costruzione di una grande cappella, che da lui prese il nome di Sistina: decorata con affreschi dei maggiori pittori italiani del momento, fu inaugurata il 15 agosto del 1483. Grandi cambiamenti furono realizzati da Giulio II (1503-1513), che trasformò radicalmente la cittadella: avviò la demolizione della Basilica costantiniana, diede inizio ai lavori per il nuovo San Pietro, e costruì il famoso Cortile del Belvedere per collegare il Palazzetto del Belvedere del suo predecessore Innocenzo VIII (1484-1492) a nord con il nucleo degli edifici medioevali a sud; chiamò inoltre a Roma Raffaello e Michelangelo per affrescare rispettivamente gli appartamenti papali e la Cappella Sistina. Altri lavori furono effettuati nel corso dello stesso secolo: la Basilica di San Pietro, che dopo alterne vicende venne progettata e iniziata nel nucleo centrale da Michelangelo a metà del XVI secolo, fu coperta con una grandiosa cupola "voltata" da Giacomo Della Porta. La chiesa venne poi ampliata dal Maderno nei primi anni del Seicento con l’aggiunta di due campate nel braccio longitudinale, e completata dal Bernini, a metà del XVII secolo, con la grandiosa piazza delimitata dai due emicicli di quadruplici file di colonne che le conferì l’attuale aspetto barocco, collegando questo luogo di preghiera con il resto della città.

  • La Città del Vaticano oggi

    Con una superficie di appena 44 ettari, lo Stato della Città del Vaticano è il più piccolo stato indipendente del mondo, sia in termini di numero di abitanti che di estensione territoriale. I suoi confini sono delimitati dalle mura e, su piazza San Pietro, dalla fascia di travertino che congiunge le due ali del colonnato. Oltre che al territorio proprio dello Stato, la giurisdizione vaticana si estende in un certo senso anche su alcune zone di Roma e fuori Roma, che godono del diritto della "extraterritorialità".

    Lo Stato della Città del Vaticano è sorto con il Trattato Lateranense, firmato l’11 febbraio 1929 tra la Santa Sede e l’Italia, che ne ha sancito la personalità di Ente sovrano di diritto pubblico internazionale, costituito per assicurare alla Santa Sede, nella sua qualità di suprema istituzione della Chiesa cattolica, "l’assoluta e visibile indipendenza e garantirle una sovranità indiscutibile pur nel campo internazionale", come indicato nel preambolo del suddetto Trattato.

    La Chiesa Cattolica svolge la sua missione evangelica sia tramite le varie Chiese particolari e locali, sia tramite il suo governo centrale, costituito dal Sommo Pontefice e dagli Organismi che lo coadiuvano nell’esercizio delle sue responsabilità verso la Chiesa universale (Santa Sede).

    La forma di governo è la monarchia assoluta. Capo dello Stato è il Sommo Pontefice, che ha la pienezza dei poteri legislativo, esecutivo e giudiziario. Tali poteri, durante il periodo di sede vacante, sono demandati al Collegio dei Cardinali. Il potere legislativo, oltre che dal Sommo Pontefice, è esercitato a Suo nome, da una Commissione composta da un Cardinale Presidente e da altri Cardinali, nominati per un quinquennio. Il potere esecutivo è demandato al Presidente della Commissione che, in tale veste, assume il nome di Presidente del Governatorato ed è coadiuvato dal Segretario Generale e dal Vice Segretario Generale. Da lui dipendono le Direzioni e gli Uffici centrali in cui è organizzato il Governatorato, ovvero il complesso di organismi attraverso cui tale potere viene svolto. Il potere giudiziario è esercitato, a nome del Sommo Pontefice, dagli organi costituiti secondo l’ordinamento giudiziario dello Stato.

    Lo Stato della Città del Vaticano ha una propria bandiera contraddistinta da due campi divisi verticalmente, uno giallo, aderente l’asta, l’altro bianco in cui appare la tiara pontificia con le chiavi decussate. Batte moneta propria, che attualmente è l’euro, ed emette propri francobolli postali. In Vaticano è edito un giornale quotidiano, "L’Osservatore Romano", fondato nel 1861, e, dal 1931, funziona una emittente, la Radio Vaticana, che trasmette in tutto il mondo in varie lingue.

    Alle esigenze di sicurezza del Papa e dello Stato provvedono il Corpo della Guardia Svizzera, fondato nel 1506, i cui appartenenti indossano una divisa che, secondo la tradizione, sarebbe stata disegnata da Michelangelo, e il Corpo della Gendarmeria, addetto a tutti i servizi di polizia e sicurezza dello Stato.

  • La Ciudad del Vaticano en el tiempo

    El término Vaticanus identificaba en la antigüedad la zona pantanosa de la orilla derecha del Tíber entre el Ponte Milvio y el actual Ponte Sisto.

    Durante la época real y a lo largo de la edad republicana, el territorio se conocía como Ager Vaticanus y se extendía hacia el norte hasta la desembocadura del Cremera, hacia el sur al menos hasta el Janículo. En la época imperial, a partir del siglo II d.C., se atestigua el topónimo Vaticanum, que incluía un área aproximadamente correspondiente a la del actual Estado de la Ciudad del Vaticano. En época romana, la zona, fuera de la ciudad de Roma, fue recuperada y ocupada por villas, los jardines de Agripina -madre del emperador Calígula (37-41 d.C.)- y vastas necrópolis dispuestas a lo largo de las principales arterias. En los jardines de su madre, Calígula construyó un pequeño circo para el entrenamiento de aurigas (Gaianum), posteriormente renovado por Nerón (54-68 d.C.), en el que, según la tradición, Pedro sufrió el martirio en la gran persecución contra los cristianos ordenada por Nerón en el año 64 d.C.

    A lo largo de la Via Trionfale, que conduce hacia el norte desde la plaza de San Pedro en dirección a Monte Mario, se han excavado varios núcleos de tumbas, mientras que en la Via Cornelia, que en cambio se dirige hacia el oeste, se levantaba la Necrópolis donde también se encuentra la tumba del apóstol Pedro. La presencia de Pedro estableció el fulcro topográfico de la zona, meta, desde entonces y durante dos milenios enteros, de la más significativa de las peregrinaciones cristianas: muchos creyentes, impulsados por el deseo de permanecer cerca de San Pedro, buscaban junto a él su propio lugar de enterramiento. La Necrópolis fue enterrada durante la construcción de la basílica dedicada al Apóstol, ordenada por el emperador Constantino (306-337 d.C.), que determinó todo el desarrollo posterior de la zona. Tras liberalizar el culto de la religión cristiana con el famoso Edicto de Milán en 313 d.C., el emperador Constantino inició hacia el 324 la construcción de una gran iglesia de cinco naves, crucero y ábside terminal, en cuyo centro se encontraba la tumba de Pedro. Una escalinata y un cuadripórtico, en el que debían detenerse los no bautizados, completaban el conjunto. Mientras tanto, el circo de Nerón se iba deteriorando poco a poco, también porque muchas de sus piedras se utilizaron para la construcción de la nueva iglesia, que, en poco tiempo, se convirtió en una nueva atracción para la ciudad. Y fue precisamente para proteger la memoria de Pedro que, pocos años después, León IV (847-855) construiría los primeros muros de la civitas que tomaría de él el nombre de «Leoniana» y formaría el núcleo espiritual de la nueva Roma medieval y renacentista. Aunque los Papas residían en el Palacio de Letrán, en la Edad Media se construyeron varios edificios en los alrededores de San Pedro. En particular, bajo Eugenio III (1145-1153) e Inocencio III (1198-1216) se construyó el primer palacio, posteriormente ampliado entre finales del 1200 y principios del 1300, y se renovaron las murallas leoninas. Pero a partir de 1309 la sede papal se trasladó a Aviñón; Roma y la basílica de San Pedro permanecieron abandonadas durante más de un siglo. Desde 1377, año del regreso del papado a Roma, tuvieron que pasar unos 50 años para que la ciudad recuperara su esplendor. A mediados del siglo XIV, se abordó por primera vez el problema de la eventual reconstrucción completa de San Pedro.

    El papa Nicolás V (1447-1455) encargó al arquitecto Bernardo Rossellino un proyecto de ampliación de la basílica, con un nuevo ábside que sobresalía del ábside constantiniano: sólo se inició porque, pocos años después, el avance de los turcos y la caída de Constantinopla obligaron a abandonar las obras. Entre 1477 y 1480, el papa Sixto IV (1471-1484) inició la construcción de una gran capilla, a la que llamó Capilla Sixtina: decorada con frescos de los mejores pintores italianos de la época, fue inaugurada el 15 de agosto de 1483. Julio II (1503-1513) llevó a cabo grandes cambios y transformó radicalmente la ciudadela: inició la demolición de la basílica constantiniana, comenzó las obras del nuevo San Pedro y construyó el famoso Cortile del Belvedere para conectar el palacio del Belvedere de su predecesor Inocencio VIII (1484-1492), al norte, con el núcleo de edificios medievales, al sur; también llamó a Roma a Rafael y Miguel Ángel para que pintaran al fresco los pisos papales y la Capilla Sixtina, respectivamente. En el mismo siglo se llevaron a cabo otras obras: la basílica de San Pedro, que tras diversas vicisitudes fue diseñada y comenzada en el núcleo por Miguel Ángel a mediados del siglo XVI, fue cubierta con una grandiosa cúpula «abovedada» por Giacomo Della Porta. La iglesia fue luego ampliada por Maderno a principios del siglo XVII con la adición de dos crujías en el brazo longitudinal, y completada por Bernini, a mediados del siglo XVII, con la grandiosa plaza bordeada por dos hemiciclos de filas cuádruples de columnas que le dieron su actual aspecto barroco, uniendo este lugar de oración con el resto de la ciudad.

  • La Ciudad del Vaticano hoy

    Con una superficie de apenas 44 hectáreas, el Estado de la Ciudad del Vaticano es el Estado independiente más pequeño del mundo, tanto en términos de población como de extensión territorial. Sus fronteras están delimitadas por las murallas y, en la plaza de San Pedro, por la franja de travertino que une las dos alas de la columnata. Además del territorio propiamente dicho del Estado, la jurisdicción vaticana se extiende también en cierto sentido sobre determinadas zonas dentro y fuera de Roma, que gozan del derecho de «extraterritorialidad».

    El Estado de la Ciudad del Vaticano nació con el Tratado de Letrán, firmado el 11 de febrero de 1929 entre la Santa Sede e Italia, que sancionó su personalidad como entidad soberana de derecho internacional público, instituida para asegurar a la Santa Sede, en su calidad de institución suprema de la Iglesia católica, «una independencia absoluta y visible y para garantizarle una soberanía indiscutible incluso en el ámbito internacional», según se afirma en el preámbulo del citado Tratado.

    La Iglesia católica lleva a cabo su misión evangélica tanto a través de las diversas Iglesias particulares y locales, como de su gobierno central, constituido por el Sumo Pontífice y los Organismos que le asisten en el ejercicio de sus responsabilidades para con la Iglesia universal (Santa Sede).

    La forma de gobierno es la monarquía absoluta. El Jefe del Estado es el Sumo Pontífice, que tiene plenos poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Estos poderes, durante la Sede vacante, se delegan en el Colegio Cardenalicio. El poder legislativo, además del Sumo Pontífice, lo ejerce en su nombre una Comisión formada por un Cardenal Presidente y otros Cardenales y otros miembros, nombrados por un mandato de cinco años. El poder ejecutivo se delega en el Presidente de la Comisión que, como tal, toma el nombre de Presidente del Governatorato y es asistido por el Secretario General y el Vicesecretario General. De él dependen las direcciones y oficinas centrales en las que se organiza la Gobernación, es decir, el conjunto de órganos a través de los cuales se ejerce este poder. El poder judicial es ejercido, en nombre del Sumo Pontífice, por los órganos constituidos según el sistema judicial del Estado.

    El Estado de la Ciudad del Vaticano tiene bandera propia que se distingue por dos campos divididos verticalmente, uno amarillo, adherido al báculo, y otro blanco en el que aparece la tiara papal con las llaves decusadas. Acuña su propia moneda, que actualmente es el euro, y emite sus propios sellos postales. En el Vaticano se publica un diario, L'Osservatore Romano, fundado en 1861, y desde 1931 existe una emisora de radio, Radio Vaticano, que emite a todo el mundo en varios idiomas.

    Las necesidades de seguridad del Papa y del Estado son atendidas por el Cuerpo de la Guardia Suiza, fundado en 1506, cuyos miembros visten un uniforme que, según la tradición, fue diseñado por Miguel Ángel, y el Cuerpo de la Gendarmería Pontificia, que se encarga de todos los servicios policiales y de seguridad del Estado.

  • Monedas y sellos

    El Estado tiene su propia moneda y emite sus propios sellos de correos. Las monedas vaticanas, a excepción de las de oro y plata, también tienen curso legal en Italia y en todos los demás países en virtud de la Convención Monetaria con el Estado italiano, que actuó en nombre de la Comunidad Europea, de 29 de diciembre de 2000.

    De esta Convención, de hecho, se deriva el derecho del Estado de la Ciudad del Vaticano a utilizar el euro como moneda oficial a partir del 1 de enero de 1999. Por su parte, el Estado reguló entonces el ejercicio de este derecho con la Ley vaticana nº CCCLVII de 26 de julio de 2001.

    A falta de una institución emisora propia, el Estado de la Ciudad del Vaticano se comprometió de forma patricia a acuñar su propia moneda - por el valor máximo, actualmente un millón de euros al año - en Italia, en el Istituto Poligrafico e Zecca dello Stato (Instituto Poligráfico y Fábrica de Moneda del Estado).

    La acuñación de monedas de oro de la Ciudad del Vaticano, que se emitieron regularmente todos los años desde 1929 hasta 1959, se reanudó en 1996 para preparar el Jubileo del año 2000. Esta acuñación continuó después del Jubileo y sigue en la actualidad, con una emisión anual.

    La emisión de valores postales no está sujeta a limitaciones particulares, salvo las impuestas por la reglamentación de los servicios postales, de conformidad con los acuerdos con el Estado italiano y las consagradas en los Convenios Internacionales a los que se ha adherido el Estado de la Ciudad del Vaticano.

  • Monete e francobolli

    Lo Stato ha moneta propria ed emette propri francobolli postali. Le monete vaticane, ad eccezione di quelle in oro ed argento, hanno corso legale anche in Italia e in tutti gli altri Paesi in virtù della Convenzione monetaria con lo Stato italiano, che ha agito per conto della Comunità Europea, del 29 dicembre 2000.

    Da tale Convenzione, infatti, discende il diritto dello Stato della Città del Vaticano ad utilizzare l’euro come propria moneta ufficiale dal 1° gennaio 1999. Da parte sua, poi, lo Stato ha regolato l’esercizio di tale diritto con la legge vaticana 26 luglio 2001, n. CCCLVII.

    Mancando di un proprio istituto di emissione, lo Stato della Città del Vaticano si è impegnato in forma patrizia a coniare la propria moneta metallica – per il valore massimo, attualmente di un milione di euro l’anno – in Italia, presso l’Istituto Poligrafico e Zecca dello Stato.

    E’ ripresa dal 1996, in vista del Giubileo del 2000, la coniazione da parte della Città del Vaticano di monete d’oro, regolarmente emesse ogni anno dal 1929 fino al 1959. Tale coniazione è proseguita anche dopo il Giubileo e prosegue tuttora, con una emissione annuale.

    Le emissioni di valori postali non sono soggette a particolari limitazioni, salvo quelle imposte dalla disciplina dei servizi postali, secondo gli accordi con lo Stato italiano e quelli consacrati nelle Convenzioni internazionali, cui lo Stato della Città del Vaticano ha aderito.

  • Organi dello Stato

    La forma di governo è la monarchia assoluta. Sovrano dello Stato è il Sommo Pontefice, che ha la pienezza dei poteri legislativo, esecutivo e giudiziario. 

    La funzione legislativa, salvi i casi che il Sommo Pontefice intenda riservare a Sé stesso, è esercitata dalla Pontificia Commissione per lo Stato della Città del Vaticano, composta da Cardinali, tra cui il Presidente, e da altri membri, nominati dal Sommo Pontefice per un quinquennio. 

    La funzione esecutiva è esercita dal Presidente della Pontificia Commissione che è il Presidente del Governatorato ed è coadiuvato dal Segretario Generale e dal Vice Segretario Generale. 

    La funzione giudiziaria è esercitata, in nome del Sommo Pontefice, dagli organi costituiti secondo l’ordinamento giudiziario e dagli altri organi a cui la legge conferisce la competenza per specifiche materie.

  • Organi funzione giudiziaria

    La funzione giudiziaria, secondo la Legge Fondamentale del 13 maggio 2023 e la Legge N. CCCLI sull’ordinamento giudiziario dello Stato della Città del Vaticano, del 16 marzo 2020 e s.m.i., ha come suoi organi, un Tribunale, una Corte d’Appello e una Corte di Cassazione, i quali esercitano le loro attribuzioni a nome del Sommo Pontefice.

    Le funzioni inquirenti e requirenti, nei tre gradi di giudizio, sono esercitate dall’Ufficio del Promotore di Giustizia.

    Le rispettive competenze sono stabilite nei Codici di procedura civile e di procedura penale vigenti nello Stato, nonché dal Motu proprio sulla giurisdizione degli organi giudiziari dello Stato della Città del Vaticano in materia penale dell’11 luglio 2013.

    NellaLegge Fondamentale del 13 maggio 2023 così viene descritta la funzione giudiziaria:

    “TITOLO IV

    FUNZIONE GIUDIZIARIA

    ARTICOLO 21

    1. La funzione giudiziaria è esercitata, in nome del Sommo Pontefice, dagli organi costituiti secondo l’ordinamento giudiziario e dagli altri organi a cui la legge conferisce la competenza per specifiche materie.

    2. Il Sommo Pontefice, in qualunque causa civile o penale e in qualsiasi stato della medesima, può deferirne l’istruttoria e la decisione ad una particolare istanza con esclusione di ogni altro gravame. 3. Nell’applicare la legge, il giudice si ispira al principio di equità, opera per il ristabilimento della giustizia e favorisce la conciliazione tra le parti. Nelle cause penali, inoltre, il giudice commina la pena in funzione della riabilitazione del colpevole, del suo reinserimento e del ripristino dell’ordine giuridico violato.

     4. In ogni processo è garantita l’imparzialità del giudice, il diritto di difesa e il contraddittorio tra le parti.

    ARTICOLO 22

    È riservata al Sommo Pontefice la facoltà di concedere l’amnistia, l’indulto, il condono, la grazia e di commutare le pene”.

    Nella Legge N. CCCLI sull’ordinamento giudiziario dello Stato della Città del Vaticano, del 16 marzo 2020, così viene delineato il potere giudiziario:

     

     “DISPOSIZIONI GENERALI

    Articolo 1

    (Potere giudiziario)

    Il potere giudiziario nello Stato della Città del Vaticano è esercitato, a nome del Sommo

    Pontefice, dai seguenti organi:

    a) il tribunale;

    b) la corte d’appello;

    c) la corte di cassazione.

    Articolo 2

    (Magistrati)

    1. I magistrati dipendono gerarchicamente dal Sommo Pontefice. Nell’esercizio delle

    loro funzioni, essi sono soggetti soltanto alla legge.

    2. I magistrati esercitano i loro poteri con imparzialità, sulla base e nei limiti delle

    competenze stabilite dalla legge.

    3. I magistrati decadono dalle loro funzioni esclusivamente per volontà sovrana e per

    le cause di cessazione previste dalla presente legge”.

     

    Nella Lettera Apostolica in forma di Motu Proprio recante modifiche alla normativa penale e all’ordinamento giudiziario del 12 aprile 2023, sono stati modificati alcuni articoli della Legge N. CCCLI:

     

    “Alla Legge 16 marzo 2020, n. CCCLI:    

    - All’art. 1, l’unico comma è sostituito dal seguente:

    «Il potere giudiziario nello Stato della Città del Vaticano è esercitato, a nome del Sommo Pontefice, per le funzioni giudicanti dal tribunale, dalla corte di appello e dalla corte di cassazione; per le funzioni inquirenti e requirenti, dall’ufficio del promotore di giustizia.».

    - All’art. 2, i commi 1, 2 e 3 sono sostituiti dai seguenti: 

    «1. I magistrati sono nominati dal Sommo Pontefice e nell’esercizio delle loro funzioni sono soggetti soltanto alla legge.

    2. I magistrati esercitano i loro poteri con imparzialità, sulla base e nei limiti delle competenze stabilite dalla legge”.

  • Organi funzione legislativa ed esecutiva

    Le disposizioni legislative sono emanate tanto dal Sommo Pontefice, quanto, a Suo nome, dalla Pontificia Commissione per lo Stato della Città del Vaticano, che promulga anche i regolamenti generali. Le une e gli altri sono pubblicati in uno speciale supplemento degli Acta Apostolicae Sedis, che è il Bollettino Ufficiale della Santa Sede.

    L’esercizio della funzione esecutiva è demandato al Cardinale Presidente della Pontificia Commissione per lo Stato della Città del Vaticano, il quale, in tale veste, assume il nome di “Presidente del Governatorato”.

    Collaboratori immediati del Presidente del Governatorato sono il Segretario Generale ed il Vice Segretario Generale.

    Dal Presidente dipendono le Direzioni e gli Uffici Centrali in cui il Governatorato è organizzato.

    Nell’elaborazione delle leggi, e in altre materie di particolare importanza, la Pontificia Commissione ed il Presidente del Governatorato possono avvalersi dell’assistenza del Consigliere Generale e dei Consiglieri dello Stato.

     

    Nella Legge Fondamentale dello Stato della Città del Vaticano, del 13 maggio 2023, le Funzioni legislativa ed esecutiva sono così delineate:

     

    “FUNZIONE LEGISLATIVA

    ARTICOLO 7

    La funzione legislativa, salvi i casi che il Sommo Pontefice intenda riservare a Sé stesso, è esercitata dalla Pontificia Commissione per lo Stato della Città del Vaticano.

    ARTICOLO 8

    1. La Pontificia Commissione è composta da Cardinali, tra cui il Presidente, e da altri membri, nominati dal Sommo Pontefice per un quinquennio.

    2. In caso di assenza o impedimento del Presidente, la Pontificia Commissione è presieduta dal primo dei Cardinali Membri con maggiore anzianità di nomina e poi di età.

    ARTICOLO 9

    1. La Pontificia Commissione esercita i poteri che le sono attribuiti in conformità alle

    leggi e alle altre disposizioni normative.

    2. Le adunanze della Pontificia Commissione sono convocate e presiedute dal Presidente. Partecipano, con funzioni consultive, il Segretario Generale e il Vice Segretario Generale del Governatorato. Possono essere consultati componenti di organismi dello Stato, di Istituzioni della Curia Romana o altri esperti.

    3. La Pontificia Commissione disciplina, con apposito regolamento, il proprio funzionamento.

    ARTICOLO 10

    1. La Pontificia Commissione approva le leggi e le altre disposizioni normative. Per l’elaborazione dei relativi progetti, si avvale della collaborazione dei Consiglieri dello Stato, dell’Ufficio Giuridico del Governatorato o di altri esperti.

    2. Prima della promulgazione, le leggi approvate dalla Pontificia Commissione sono sottoposte alla diretta considerazione del Sommo Pontefice.

    3. L’interpretazione autentica delle leggi dello Stato è riservata alla Pontificia Commissione.

    4. La Pontificia Commissione emana regolamenti generali nelle materie che non sono riservate alla legge o per la disciplina di materie per quali la legge rinvia a regolamenti fissandone i principi.

    ARTICOLO 11

    1. Il Presidente della Pontificia Commissione può emanare ordinanze, decreti e altre disposizioni, in attuazione di norme legislative o regolamentari.

    2. In casi di urgente necessità, il Presidente può emanare decreti aventi forza di legge i quali, tuttavia, perdono efficacia se non sono convertiti in legge dalla Pontificia Commissione entro novanta giorni dalla pubblicazione.

    ARTICOLO 12

    1. Il Consigliere Generale e i Consiglieri dello Stato sono nominati dal Sommo Pontefice per un quinquennio e costituiscono un Collegio. Svolgono, anche individualmente, funzioni consultive nell’elaborazione delle leggi, degli altri atti normativi e funzioni esecutive.

    2. Il Consigliere Generale organizza l’attività e presiede le riunioni del Collegio dei Consiglieri dello Stato.

    3. Al Collegio può essere sottoposta dal Presidente del Governatorato, anche su istanza di un’istituzione della Santa Sede, la richiesta di parere per un dubbio di diritto, tale da non richiedere un’interpretazione autentica. Tali pareri possono assumere la forma di dichiarazioni o note esplicative.

    ARTICOLO 13

    1. La Pontificia Commissione, in conformità alle regole di contabilità, delibera annualmente, con atti aventi forza di legge, il bilancio preventivo e il consuntivo; inoltre delibera il piano finanziario triennale. Sottopone questi atti direttamente all’approvazione del Sommo Pontefice.

    2. Il bilancio assicura l’equilibrio delle entrate e delle uscite e si ispira ai principi di chiarezza, di trasparenza e di correttezza.

    3. In caso di necessità, il Presidente può disporre con decreto spostamenti di risorse tra i capitoli di bilancio, mantenendo l’equilibrio dei saldi e tenendo conto della sostenibilità nel tempo.

    ARTICOLO 14

    Il bilancio è sottoposto al controllo e alla verifica contabile di un Collegio, composto da tre membri, nominati per un triennio dalla Pontificia Commissione, alla quale riferisce.

     

    FUNZIONE ESECUTIVA

    ARTICOLO 15

    1. Il Presidente della Pontificia Commissione è il Presidente del Governatorato ed esercita la funzione esecutiva in conformità alle leggi e alle altre disposizioni normative.

    2. Il Presidente si avvale del Governatorato, i cui organi di governo e organismi concorrono all’esercizio della funzione esecutiva dello Stato, che si esercita negli ambiti previsti dall’art. 4.

    3. Le questioni di maggiore importanza sono sottoposte dal Presidente, a seconda del loro rilievo, al Sommo Pontefice o all'esame della Pontificia Commissione.

    ARTICOLO 16

    1. Il Segretario Generale coadiuva il Presidente nell’esercizio delle sue funzioni.

    2. In caso di assenza o impedimento sostituisce il Presidente, eccetto per quanto riguarda l’emanazione di disposizioni aventi forza di legge e l’adozione di altri atti normativi.

    3. Il Segretario Generale rappresenta lo Stato quando è previsto da leggi o regolamenti o per delega del Presidente. Sovraintende all’esecuzione delle leggi e all’adozione di altri atti normativi e attua le decisioni e le direttive del Presidente.

    ARTICOLO 17

    Il Vice Segretario Generale collabora con il Presidente e il Segretario Generale, svolge le altre funzioni a lui attribuite, sovraintende alla preparazione e alla redazione degli atti e della corrispondenza. Sostituisce il Segretario Generale in caso di sua assenza o impedimento o per delega dello stesso.

    ARTICOLO 18

    1. È competenza propria ed esclusiva dello Stato assicurare le dotazioni, le infrastrutture, i servizi e le forniture, avendo a riferimento l’art. 6 del Trattato lateranense, per le necessità proprie e della Santa Sede.

    2. Il Governatorato provvede alla loro acquisizione, distribuzione ed erogazione alle istituzioni dello Stato e della Santa Sede.

    ARTICOLO 19

    1. L’organizzazione e le funzioni del Governatorato sono disciplinate dalla Legge sul Governo e da regolamenti adottati dalla Pontificia Commissione o dal suo Presidente.

    2. Il Governatorato, con la propria struttura amministrativa, provvede, come compito proprio ed esclusivo, che esercita negli ambiti previsti all’art. 4:

    a) alla sicurezza, all’ordine pubblico e alla protezione civile;

    b) alla tutela della salute, della sanità, dell’igiene pubblica, dell’ambiente e dell’ecologia;

    c) alle attività economiche, ai servizi postali, filatelici e doganali;

    d) ad ogni infrastruttura di connettività e di rete, all’attività edilizia, agli impianti tecnici, idraulici, elettrici e alla loro vigilanza e manutenzione;

    e) alla conservazione, alla valorizzazione e alla fruizione del complesso artistico dei Musei Vaticani, nonché alla sovraintendenza sui beni dell’intero patrimonio artistico, storico, archeologico ed etnografico;

    f) ad ogni altra funzione prevista dalla legge o da altre disposizioni normative.

    ARTICOLO 20

    Il Presidente del Governatorato, oltre ad avvalersi del Corpo della Gendarmeria, ai fini della sicurezza e della polizia, può richiedere l’assistenza della Guardia Svizzera Pontificia”.

  • ÓRGANOS DE FUNCIÓN JUDICIAL

    El poder judicial, conforme a la ley del 16 de marzo de 2020 n. CCCLI y sus modificaciones, tiene como órganos a un Juez único, un Tribunal, una Corte de Apelación y una Corte de Casación, los cuales ejercen sus atribuciones en nombre del Sumo Pontífice. Las funciones del ministerio público en los tres grados de jurisdicción son ejercidas por el Promotor de Justicia.

    En la Ley Fundamental del 13 de mayo de 2023 se describe así la función judicial:

    “TÍTULO IV

    FUNCIÓN JUDICIAL

    ARTÍCULO 21

    1. La función judicial es ejercida, en nombre del Sumo Pontífice, por los órganos constituidos según el ordenamiento judicial y por los demás órganos a los que la ley confiere competencia para materias específicas.
    2. El Sumo Pontífice, en cualquier causa civil o penal y en cualquier estado de la misma, puede remitir la instrucción y la decisión a una instancia particular con exclusión de cualquier otra carga.
    3. Al aplicar la ley, el juez se inspira en el principio de equidad, trabaja por el restablecimiento de la justicia y favorece la conciliación entre las partes. En las causas penales, además, el juez impone la pena en función de la rehabilitación del culpable, de su reinserción y de la restauración del orden jurídico violado.

    .4 En cada proceso se garantiza la imparcialidad del juez, el derecho de defensa y la contradicción entre las partes.

    ARTÍCULO 22

    Se reserva al Sumo Pontífice la facultad de conceder la amnistía, el indulto, la condonación, la gracia y de conmutar las penas”.

    En la Ley Nº CCCLI sobre el sistema judicial del Estado de la Ciudad del Vaticano, de 16 de marzo de 2020, se describe así el poder judicial:

    “Disposiciones generales

    Artículo 1

    (Poder judicial)

    El poder judicial en el Estado de la Ciudad del Vaticano se ejerce, en nombre del Sumo

    Pontífice, por los siguientes órganos:

    1. a) El Tribunal
    2. b) La corte de apelación
    3. c) La Corte Suprema de Casación

    Artículo 2

    (Magistrados)

    1. Los magistrados dependen jerárquicamente del Sumo Pontífice. En el ejercicio de sus funciones, están sujetos únicamente a la ley.
    2. Los magistrados ejercen sus poderes con imparcialidad, sobre la base y dentro de los límites de las competencias establecidas por la ley.
    3. Los magistrados decaen de sus funciones exclusivamente por voluntad soberana y por las causas de cese previstas en la presente ley”.

    En la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio con modificaciones a la normativa penal y al ordenamiento judicial del 12 de abril de 2023, se modificaron algunos artículos de la Ley N. CCCLI:

    “A la Ley DE 16 DE marzo DE 2020, n .º CCCLI:   

    - En el artículo 1, el párrafo único se sustituye por el texto siguiente:

    «El poder judicial en el Estado de la Ciudad del Vaticano se ejerce, en nombre del Sumo Pontífice, para las funciones que juzgan el tribunal, el tribunal de apelación y el tribunal de casación; para las funciones de investigación y requirente,  la oficina del promotor de justicia».

    - En el art. 2, los apartados 1, 2 y 3 se sustituyen por el texto siguiente:

    1. Los magistrados son nombrados por el Sumo Pontífice y en el ejercicio de sus funciones están sujetos únicamente a la ley.
    2. Los magistrados ejercerán sus poderes con imparcialidad, sobre la base y dentro de los límites de las competencias establecidas por la ley”.
  • ÓRGANOS DE FUNCIÓN LEGISLATIVA Y EJECUTIVA

    Las disposiciones legislativas son promulgadas tanto por el Sumo Pontífice como, en su nombre, por la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, que también promulga los reglamentos generales. Ambas se publican en un suplemento especial de las Acta Apostolicae Sedis, que es el Boletín Oficial de la Santa Sede.

    El ejercicio de la función ejecutiva se confía al Cardenal Presidente de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, quien, como tal, asume el nombre de “Presidente de la Gobernación”.

    Los colaboradores inmediatos del Presidente de la Gobernación son el Secretario General y el Vicesecretario General.

    Del Presidente dependen las Direcciones y Oficinas Centrales en las que se organiza la Gobernación.

    En la elaboración de las leyes, y en otras materias de particular importancia, la Comisión Pontificia y el Presidente de la Gobernación pueden contar con la asistencia del Consejero General y de los Consejeros del Estado.

     

    En la Ley Fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano, del 13 de mayo de 2023, las Funciones legislativa y ejecutiva se describen de la siguiente manera:

     

    “FUNCIÓN LEGISLATIVA

    ARTÍCULO 7

    La función legislativa, excepto en los casos en que el Sumo Pontífice tenga la intención de reservarse para sí mismo, es ejercida por la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano.

    ARTÍCULO 8

    1. La Pontificia Comisión está compuesta por Cardenales, entre ellos el Presidente, y por otros miembros, nombrados por el Sumo Pontífice por un quinquenio.
    2. En caso de ausencia o impedimento del Presidente, la Comisión Pontificia es presidida por el primero de los Cardenales Miembros con mayor antigüedad de nombramiento y después de edad

    ARTÍCULO 9

    1. La Pontificia Comisión ejerce las facultades que se le atribuyen de conformidad con las leyes y otras disposiciones normativas.
    2. Las reuniones de la Pontificia Comisión son convocadas y presididas por el Presidente. Participan, con funciones consultivas, el Secretario General y el Vice

    Secretario General de la Gobernación. Podrán ser consultados los miembros de  organismos del Estado, de Instituciones de la Curia Romana u otros expertos.

    1. La Pontificia Comisión regula, mediante un reglamento específico, su propio

    funcionamiento.

    ARTÍCULO 10

    1. La Pontificia Comisión aprueba las leyes y otras disposiciones normativas. Para la elaboración de los proyectos correspondientes, cuenta con la colaboración de los Consejeros de Estado, de la Oficina Jurídica de la Gobernación o de otros expertos.
    2. Antes de su promulgación, las leyes aprobadas por la Pontificia Comisión son sometidas a la consideración directa del Sumo Pontífice.
    3. La interpretación auténtica de las leyes del Estado está reservada a la Pontificia Comisión.
    4. La Pontificia Comisión emite reglamentos generales en las materias que no están reservadas a la ley o para la disciplina de materias para las que la ley remite a reglamentos estableciendo sus principios.

    ARTÍCULO 11

    1. El Presidente de la Pontificia Comisión podrá dictar ordenanzas, decretos y otras disposiciones, en aplicación de normas legislativas o reglamentarias.
    2. En caso de necesidad urgente, el Presidente puede emitir decretos con fuerza de ley que, sin embargo, pierden eficacia si no son convertidos en ley por la Pontificia Comisión en el plazo de noventa días a partir de su publicación.

    ARTÍCULO 12

    1. El Consejero General y los Consejeros del Estado son nombrados por el Sumo Pontífice por un quinquenio y constituyen un Colegio. Desempeñan, también individualmente, funciones consultivas en la elaboración de leyes, de otros actos normativos y funciones ejecutivas.
    2. El Consejero General organiza la actividad y preside las reuniones del Colegio de los Consejeros del Estado,
    3. Al Colegio puede ser sometida por el Presidente de la Gobernación, también en instancia de una institución de la Santa Sede, la solicitud de dictamen por una duda de derecho, tal que no requiera una interpretación auténtica. Estos dictámenes pueden adoptar la forma de declaraciones o notas explicativas.

    ARTÍCULO 13

    1. La Pontificia Comisión, de conformidad con las normas de contabilidad, delibera anualmente, con actos con fuerza de ley, el presupuesto y el balance; además delibera el plan financiero trienal. Presenta estos actos directamente a la aprobación del Sumo Pontífice.
    2. El presupuesto garantiza el equilibrio de ingresos y gastos y se inspira en los principios de claridad, transparencia y corrección.
    3. En caso de necesidad, el Presidente puede disponer por decreto desplazamientos de recursos entre los capítulos del balance, manteniendo el equilibrio de los saldos y teniendo en cuenta la capacidad de sostenibilidad en el tiempo.

    ARTÍCULO 14

    Los estados financieros están sujetos al control y a la verificación contable de un Colegio, compuesto por tres miembros, nombrados por tres años por la Comisión Pontificia, a la que informa.

     

    FUNCIÓN EJECUTIVA

    ARTÍCULO 15

    1. El Presidente de la Pontificia Comisión es el Presidente de la Gobernación y ejerce la función ejecutiva de conformidad con las leyes y otras disposiciones normativas vigentes.
    2. El Presidente recurre a la Gobernación, cuyos órganos de gobierno y organismos concurren al ejercicio de la función ejecutiva del Estado, que se ejerce en los ámbitos previstos en el art. 4.
    3. Las cuestiones de mayor importancia son planteadas por el Presidente, en función de su relevancia, al Sumo Pontífice o al examen de la Pontificia Comisión.

    ARTÍCULO 16

    1. El Secretario General asistirá al Presidente en el ejercicio de sus funciones.
    2. En caso de ausencia o impedimento sustituye al Presidente, excepto en lo que se refiere a la promulgación de disposiciones con fuerza de ley y a la adopción de otros actos normativos.
    3. El Secretario General representará al Estado cuando esté previsto por leyes o reglamentos o por delegación del Presidente. Supervisa la ejecución de las leyes y la adopción de otros actos normativos y ejecuta las decisiones y directivas del Presidente.

    ARTÍCULO 17

    El Vicesecretario General colabora con el Presidente y el Secretario General, desempeña las demás funciones que se le atribuyen, supervisa la preparación y redacción de las actas y la correspondencia. Sustituye al Secretario General en caso de ausencia o impedimento o por delegación del mismo.

    ARTÍCULO 18

    1. Es competencia propia y exclusiva del Estado asegurar las dotaciones, las infraestructuras, servicios y suministros, teniendo como referencia el art. 6 de los `Pactos Lateranenses, para sus propias necesidades y las de la Santa Sede.
    2. La Gobernación procederá a su adquisición, distribución y suministro a las instituciones del Estado y de la Santa Sede.

    ARTÍCULO 19

    1. La organización y funciones de la Gobernación se rigen por la Ley de Gobierno y por reglamentos adoptados por la Pontificia Comisión o por su Presidente.
    2. La Gobernación, con una estructura administrativa propia, provee, como tarea propia y exclusiva, que ejerce en los ámbitos previstos en el art. 4:
    3. a) a la seguridad, el orden público y la protección civil;
    4. b) a la protección de la salud, la salud, la higiene pública, el medio ambiente y de la ecología;
    5. c) a las actividades económicas, a los servicios postales, filatélicos y aduaneros;
    6. d) a cualquier infraestructura de conectividad y red, a la actividad de construcción, a las instalaciones técnicas, hidráulicas, eléctricas y a su vigilancia y mantenimiento;
    7. e) al mantenimiento, a la valorización y al disfrute del complejo artístico de los Museos Vaticanos, así como a la supervisión de los bienes de todo el patrimonio artístico, histórico, arqueológico y etnográfico;
    8. f) a cualquier otra función prevista por la ley o por otras disposiciones normativas.

    ARTÍCULO 20

    El Presidente de la Gobernación, además de hacer uso del Cuerpo de Gendarmería, a efectos de seguridad y policía, puede solicitar la asistencia de la Guardia Suiza Pontificia”.

  • ÓRGANOS DEL ESTADO

    La forma de gobierno es la monarquía absoluta. Soberano del Estado es el Sumo Pontífice, que tiene plenos poderes legislativos, ejecutivos y judiciales.

    La función legislativa, salvo en los casos que el Sumo Pontífice pretenda reservarse, es ejercida por la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano, compuesta por cardenales, incluido el Presidente, y otros miembros, nombrados por el Sumo Pontífice por un mandato de cinco años.

    La función ejecutiva es ejercida por el Presidente de la Comisión Pontificia que es el Presidente de la Gobernación y está asistido por el Secretario General y el Vicesecretario General.

    La función judicial es ejercida, en nombre del Sumo Pontífice, por los órganos constituidos según el ordenamiento jurídico y por los demás órganos a los que la ley atribuye competencia para materias específicas.

  • Siglas de los vehículos

    Existen dos siglas para los vehículos inscritos en el Registro de Vehículos del Vaticano (RVV):

    - SCV, para los automóviles propiedad del Estado y de los Organismos de la Santa Sede;

    - CV, para los automóviles propiedad de ciudadanos y personalidades a los que se concede la inscripción en el registro vaticano.

    La abreviatura internacional es V.

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