21 De Noviembre: Presentación De La Santísima Virgen María En El Templo, Jornada Pro Orantibus
El testimonio de la comunidad benedictina del monasterio Mater Ecclesiae
La Iglesia celebra el 21 de noviembre la fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen María en el Templo. Este día rememora el episodio narrado en los Evangelios apócrifos, en el que la Virgen María fue consagrada al servicio del Templo de Jerusalén. La tradición señala que María fue acompañada por sus padres, Joaquín y Ana, y que permaneció en el Templo hasta los 12 años. La fecha del 21 de noviembre coincide también con la consagración de la Basílica de Santa María Nueva en Jerusalén, construida por iniciativa del emperador bizantino Justiniano I y terminada por el patriarca de Jerusalén, Pedro.
En este mismo día, la Iglesia celebra, desde 1953, por voluntad de Pío XII, la Jornada Pro Orantibus. Es una ocasión para recordar y orar por los contemplativos y las contemplativas, quienes juegan un papel muy importante en la comunidad eclesial. La jornada invita a tener presente a esos hombres y mujeres que, en el silencio y el anonimato, se entregan cada día al bien de la Iglesia y de sus hermanos. Son personas que han elegido seguir a Cristo más de cerca, con la particular vocación a la vida contemplativa, dedicándose a tiempo completo a Dios, en favor de aquellos que viven en el mundo.
El Papa Francisco, en su audiencia general del miércoles 21 de noviembre de 2018, invitó a dar gracias a Dios por el don de los contemplativos:
“Hoy, en la memoria litúrgica de la Presentación de la Santísima Virgen María en el Templo, celebramos la Jornada Pro Orantibus, dedicada al recuerdo de las comunidades religiosas de clausura: ¡son muchas! Es una ocasión muy oportuna para dar gracias al Señor por el don de tantas personas que, en los monasterios y eremitorios, se dedican por completo a Dios en la oración, en el silencio y en el ocultamiento. ¡Que estas comunidades no carezcan del afecto, cercanía y apoyo, incluso material, de toda la Iglesia!”
En el Estado de la Ciudad del Vaticano, desde enero de este año, seis monjas benedictinas de la Abadía de Santa Escolástica, en Argentina, respondieron a la solicitud del Santo Padre y retomaron el ministerio de oración, adoración, alabanza y reparación en el Monasterio Mater Ecclesiae. Esta comunidad benedictina, ubicada en los Jardines Vaticanos, tiene como misión particular sostener, con su presencia orante, al Papa en su diaria solicitud por toda la Iglesia.
La vida comunitaria de las monjas sigue la Regla de San Benito, que combina momentos de oración comunitaria y personal, agradecimiento al Señor por sus dones e intercesión por la humanidad. Además, se dedican al trabajo manual, la meditación y la acogida, de acuerdo con el lema de San Benito: “Ora et labora”. Desde la vigilia matutina hasta la recitación de las Completas por la noche, la comunidad se reúne varias veces al día en la pequeña iglesia para presentar a Dios las necesidades de la Iglesia y las intenciones del Santo Padre.
El trabajo es una parte esencial de la Regla benedictina, por lo que cada tarea o responsabilidad tiene como objetivo custodiar y promover la vida contemplativa. En solidaridad con los hermanos y hermanas que viven en el mundo, las monjas ofrecen su jornada y su trabajo como un sacrificio para sostener con sus oraciones a aquellos que están en la primera línea de la evangelización, la predicación, la acogida y el ejercicio de la caridad. Cada sufrimiento, cada espera, cada dificultad encuentra en estas contemplativas una resonancia transformada en súplica orante al Señor.
Por ello, todos debemos estar agradecidos con estas mujeres que han dejado su patria para trasladarse cerca de la Tumba de San Pedro, asumiendo un papel insustituible: llevar al Corazón de Cristo las necesidades del mundo.