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Sor Raffaella Petrini y el Embajador de Panamá presentan el sello conmemorativo del centenario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el Estado del Canal

Sr. Raffaella Petrini e l’Ambasciatore di Panamá svelano l'immagine del francobollo per il centenario delle relazioni diplomatiche tra Santa Sede e il Paese del Canale
La amistad caracteriza las relaciones entre los dos Estados

Dentro de las iniciativas para conmemorar el centenario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Panamá, se incluye también la emisión filatélica realizada por el Servicio de Correos y Filatelia del Gobernatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Una reproducción del sello postal fue desvelada simbólicamente por la hermana Raffaella Petrini, secretaria general del Gobernatorato, y por la embajadora saliente de la República de Panamá ante la Santa Sede, S. E. la señora Miroslava Rosas Vargas.

La ceremonia tuvo lugar la noche del miércoles 21 de agosto en la basílica romana de San Lorenzo in Damaso, en el complejo del Palacio de la Cancillería.

Entre los asistentes se encontraban el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, y el fraile menor Agustín Hernández Vidales, Rector Magnífico de la Pontificia Universidad Antonianum.

Al término de la ceremonia, don Antonio Pelayo Bombín, consejero eclesiástico de la embajada de España ante la Santa Sede, presentó la detallada publicación titulada República de Panamá – Santa Sede 1923-2023, que recorre los cien años de relaciones diplomáticas.

Previamente, el cardenal Parolin había celebrado una Misa con motivo de la despedida de la embajadora, S. E. la señora Miroslava Rosas Vargas.

 

A continuación, el discurso de la Sor Raffaella Petrini:

Quisiera expresar mi saludo a Su Eminencia el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, a todas las Autoridades presentes y, en particular, a Su Excelencia la Señora Miroslava Rosas Vargas, Embajadora de Panamá.

Hoy compartimos un momento de despedida y agradecimiento por el intenso trabajo que Usted ha realizado en estos años, entre cuyos frutos me complace destacar la colaboración con el Gobernatorato, gracias a la cual el importante hito de los cien años de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la República de Panamá ha sido también sellado filatélicamente, con la emisión cuya imagen desvelaremos en breve.

Iniciativas como esta no solo sirven para suscitar un interés positivo por parte del vasto público de coleccionistas, sino también para subrayar el sentimiento de amistad que caracteriza las relaciones entre los dos Estados involucrados. Es sobre todo este el mensaje que se ha querido sintetizar en la imagen de las dos banderas, que convergen idealmente hacia un fondo de luminosa y esperanzadora claridad.

La solidez de los lazos entre la Santa Sede y la República de Panamá, por otra parte, ha sido subrayada en diversas ocasiones por los Sumos Pontífices a lo largo de estos primeros cien años de relaciones diplomáticas, que Benedicto XVI definió como “fluidas y fructíferas”, y gracias a las cuales la labor de la Iglesia y la del Estado “convergen”, como nuestras banderas aquí representadas, “en el bien común de los mismos ciudadanos, estando al servicio de su vocación personal y social” [Discurso del 30 de octubre de 2009].

Ya en 1947, Pío XII, al referirse a la creación de la primera diócesis en tierra firme del nuevo mundo -Santa María la Antigua-, definió la tierra de Panamá como “el primer lugar del Continente Americano donde se plantó la semilla evangelizadora (...) para dar al nuevo mundo lo mejor y más divino que el viejo mundo poseía, el mensaje de paz y amor de Nuestro Señor Jesucristo” [Discurso del 11 de octubre de 1947].

A estas palabras se han sumado, en tiempos más recientes, las de Papa Francisco quien, tras su viaje a Panamá para la Jornada Mundial de la Juventud, declaró haber encontrado un “pueblo noble”, de esa nobleza que “no se compra”, sino que “se hereda, se respira y se vive” [Discurso del 13 de junio de 2019].

A estas reflexiones, llenas de sincera admiración por el pueblo que Usted dignamente representa, confío la conclusión de mi saludo, renovándole mis mejores deseos para un trabajo siempre fructífero en favor de su País y asegurándole mi recuerdo y mi apoyo en la oración.

Gracias.

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