La evolución de la Annona
En sus orígenes se denominaba “Annona e Grascia” y era un tribunal de la administración pontificia encargado de la gestión de los víveres.
El 22 de enero de 1588, Sixto V, mediante la bula Immensa Aeterni Dei, instituyó quince Congregaciones permanentes —algunas de nueva creación, otras confirmadas o reformadas—. Una de ellas fue la Congregación para la Abundancia del Estado Eclesiástico (Pro ubertate annonae Status Ecclesiastici), compuesta por cinco cardenales y encargada del aprovisionamiento de los productos alimentarios.
El objetivo era crear un organismo que garantizara que en los Estados Pontificios no se produjeran carencias de alimentos y que se estuviera preparado ante una eventual emergencia alimentaria. Este papel lo desempeñaba ya en la antigua Roma el prefecto de la Annona, instituido hacia el año 7 a. C. por el emperador Augusto, encargado de supervisar el suministro de víveres —especialmente de trigo— para la ciudad y de gestionar su distribución entre los más pobres.
El 16 de marzo de 1588, Sixto V, con la bula Abundantes divinae, dotó a la Congregación para la Abundancia del Estado Eclesiástico de 200.000 escudos destinados al fondo de emergencia y a la subvención de los agricultores, con el fin de fomentar el cultivo de cereales.
Posteriormente, la Congregación se transformó en un tribunal administrativo que asumió la gestión relacionada con las provisiones alimentarias. En el siglo XVI, dicho tribunal se dividía en dos secciones: la primera tenía jurisdicción sobre el comercio del pan y los cereales, así como sobre los delitos vinculados a este ámbito; la segunda, sobre el ganado destinado al sacrificio, el aceite y otros productos alimentarios.
Estaba confiado a dos clérigos de Cámara, que ostentaban los títulos de prefecto de la Annona y prefecto de la Grascia, respectivamente.
Una nueva transformación se produjo durante el pontificado de Pío VII, en un contexto de cambios políticos y administrativos. A comienzos del siglo XIX, el Papa promovió la libertad de comercio —en particular de los productos denominados grasce (cereales, aceites y comestibles)—, aboliendo restricciones, aranceles y corporaciones, y creó la Deputación de la Annona. Esta debía aplicar la legislación alimentaria y estaba compuesta por un prelado, seis caballeros, un asesor y un secretario. Tenía competencia en materia de abastos, vigilaba los pesos y precios y estaba facultada para resolver disputas relacionadas con el abastecimiento, con exclusión de cualquier otro juez o tribunal. En la práctica, absorbía todas las funciones del tribunal de la Prefectura de la Annona.
El sucesor de Pío VII en la Cátedra de Pedro, León XII, en 1828, fijó en nueve el número de clérigos de Cámara y unificó bajo una sola dirección la Deputación de la Annona y la de la Grascia. Más tarde, ambas se fusionaron definitivamente en una única Deputación de la Annona y de la Grascia.
En 1847, parte de las competencias de la Annona y la Grascia pasaron al municipio de Roma y, tras la creación de los ministerios, fueron atribuidas al Ministerio del Interior y al de Comercio.
Con la creación del Estado de la Ciudad del Vaticano, en 1929, se hizo necesario abrir un punto de venta de alimentos destinado al Colegio Cardenalicio, a los miembros de la Curia Romana, a los empleados y a las comunidades religiosas. Para el nombre se recuperó el antiguo término Annona, en recuerdo tanto de la Congregación instituida por Sixto V como del prefecto de la época romana.
En un primer momento, el nuevo establecimiento se ubicó en un local de la Via del Pellegrino, dentro de las Murallas Leoninas. Posteriormente, en 1931, durante la transformación arquitectónica promovida por Pío XI para el naciente Estado, el arquitecto Giuseppe Momo (1875-1940) proyectó el edificio destinado a la Annona, el mismo que todavía hoy se conserva.
A lo largo de los años, los Pontífices han impulsado el desarrollo de la Annona, promoviendo diversas remodelaciones de sus instalaciones y ampliando progresivamente la oferta de productos.
