• Entrevista con el director del Observatorio Vaticano

    Fe y ciencia en busca de la Verdad

    Tratar de “mostrar al mundo” cómo la ciencia y la fe se apoyan mutuamente. Es uno de los objetivos del Observatorio Vaticano (Specola Vaticana), que a lo largo de los siglos siempre ha reunido a científicos del más alto nivel y de múltiples nacionalidades, convirtiéndose en un punto de referencia, especialmente para la investigación astronómica. Habla de ello en esta entrevista el jesuita fray Guy J. Consolmagno, director del Observatorio.

  • Observatorio Vaticano

    El Observatorio Astronómico, o Specola Vaticana, es un instituto de investigación científica que depende directamente de la Santa Sede; pertenece a la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.

    El Observatorio del Vaticano puede considerarse uno de los observatorios astronómicos más antiguos del mundo. De hecho, su origen se remonta a la segunda mitad del siglo XVI, cuando el Papa Gregorio XIII hizo erigir en el Vaticano en 1578 la Torre de los Vientos e invitó a los jesuitas astrónomos y matemáticos del Colegio Romano a preparar la reforma del calendario promulgada en 1582. Desde entonces, con sustancial continuidad, la Santa Sede no ha dejado de manifestar interés y de dar su apoyo a la investigación astronómica. Esta antigua tradición alcanzó su apogeo en el siglo XX con las investigaciones realizadas en el Colegio Romano por el famoso astrónomo jesuita P. Angelo Secchi, que fue el primero en clasificar las estrellas según sus espectros. Sobre la base de esta larga y rica tradición, León XIII, para contrarrestar las persistentes acusaciones hechas a la Iglesia de estar en contra del progreso científico, con el Motu proprio  Ut mysticam  del 14 de marzo de 1891 fundó el Observatorio en la colina del Vaticano, detrás de la Basílica de San Pedro.

    Con directores y personal proporcionados por diferentes órdenes religiosas como barnabitas, oratorianos, agustinos y jesuitas, la Specola trabajó en el Vaticano durante poco más de 40 años, ocupándose principalmente de la implementación, junto con otros observatorios, del gran programa internacional del Papel Fotográfico del Cielo. En 1910, San Pío X dio a la Specola más amplios espacios, asignándole la villa que León XIII había mandado construir en los Jardines Vaticanos y nombrando director al jesuita Padre G. Hagen. Pero a principios de los años treinta, el aumento de las luces eléctricas que había acompañado el crecimiento urbano de la Ciudad Eterna había hecho que el cielo de Roma fuera tan brillante que los astrónomos no podían estudiar las estrellas más débiles. Pío XI dispuso entonces que la Specola se trasladara a su residencia de verano a Castel Gandolfo, en las Colinas Albanas, a unos 35 km al sur de Roma. En este entorno tan rico en historia, alrededor de 1935 se refundó y confió a los jesuitas un moderno observatorio equipado con tres nuevos telescopios y un laboratorio astrofísico para análisis espectroquímicos. Entre los diversos programas de estudio a los que dio comienzo el nuevo organismo hay que recordar en particular una importante investigación sobre las estrellas variables. En 1957, con la instalación de un telescopio de gran campo de tipo Schmidt y la adición de un moderno centro de cálculo, se pudo ampliar la investigación a nuevos campos, como el desarrollo de nuevas técnicas para la clasificación de las estrellas en función de sus espectros: investigación esta todavía en curso en el Observatorio.

    Debido a la continua expansión de la ciudad de Roma y sus alrededores, el cielo de Castel Gandolfo se hizo tan brillante que una vez más obligó a los astrónomos a ir a otro lugar para sus observaciones. Así, en 1981, por primera vez en su historia, la Specola fundó un segundo centro de investigación, el “Vatican Observatory Research Group” (VORG), en Tucson, Arizona. Los astrónomos del Vaticano tienen sus oficinas en el Observatorio Steward de la Universidad de Arizona y, sobre la base de la igualdad absoluta de examen de sus propuestas de observación, pueden acceder a todos los telescopios modernos ubicados en la zona. En 1993 la Specola, en colaboración con el Observatorio Steward, llevó a cabo la construcción del Telescopio Vaticano de Tecnología Avanzada (VATT), situándolo en el Monte Graham (Arizona), el mejor sitio astronómico del continente norteamericano. El VATT es el primer telescopio óptico-infrarrojo que forma parte del Observatorio Internacional del Monte Graham: un proyecto que se completará en los próximos años con la construcción de telescopios entre los más grandes y sofisticados del mundo. El espejo primario del VATT, de unos 2 metros de diámetro, es el primero que se ha construido con la nueva técnica del horno giratorio. Con su propio telescopio, los astrónomos del Observatorio finalmente podrán desarrollar en Tucson, como lo han hecho en los últimos años en Castel Gandolfo, programas continuos de investigación a largo plazo. Así, desde sus dos centros, Castel Gandolfo y Tucson, el Observatorio Vaticano continuará sus estudios que incluyen, entre otros, modelos cosmológicos, clasificación espectral de estrellas peculiares, distribución de estrellas ricas y pobres en metales, estrellas binarias con intercambios de materia, material presente en las nubes oscuras en las que se forman nuevas estrellas, polvo que envuelve a estrellas jóvenes, historia de la ciencia. El Observatorio lleva a cabo estos programas en colaboración con muchos institutos astronómicos de otros países, como Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Finlandia, Italia, Lituania, Sudáfrica y Estados Unidos de América, y es miembro de la Unión Astronómica Internacional (IAU) y del Centro Internacional de Astrofísica Relativista (ICRA). En 1987, el Observatorio Vaticano, en colaboración con el Centro para la Teología y las Ciencias Naturales con sede en Berkeley, California, inició una serie de seminarios de estudio en el campo interdisciplinario que interesan a la ciencia, la filosofía y la teología sobre el tema de la acción divina en perspectiva científica.

    En Castel Gandolfo, la Biblioteca, con unos 22.000 volúmenes, posee una valiosa colección de libros antiguos, entre los que se incluyen obras de Copérnico, Galileo, Newton, Kepler, Brahe, Clavio y Secchi; también alberga una importante colección de meteoritos, valiosos por la información que nos pueden dar sobre los orígenes del sistema solar. Los resultados de las investigaciones se publican en revistas internacionales. El Informe Anual se envía a unas 400 instituciones de todo el mundo. Aproximadamente cada dos años se organizan reuniones internacionales en las que se invita a una veintena de científicos a tratar temas objeto de estudio del Observatorio y cuyas actas se publican en un volumen especial. También en Castel Gandolfo, en 1986 se organizó una escuela de verano de astronomía de un mes de duración para 25 estudiantes de diversas partes del mundo, en la que destacados estudiosos realizaron programas sobre temas particulares. La iniciativa, que se repitió en 1988, ahora tiene lugar cada dos años. En Castel Gandolfo, además, durante períodos más o menos largos, se alojan científicos que desean colaborar en las investigaciones de nuestros astrónomos.

    El Observatorio está financiado anualmente por la Santa Sede; sin embargo, para la implementación de programas particulares como el VATT, el Observatorio cuenta con la ayuda de amigos y benefactores y para ello se fundó la Sociedad “Vatican Observatory Foundation”, exenta de impuestos en el Estado de Arizona.

    https://www.vaticanobservatory.va

    https://www.vaticanobservatory.org/support/foundation

     

  • Un taller en la Specola Vaticana

    Espiritualidad y astronomía

    “Espiritualidad y astronomía 2024 – ‘Al ver la estrella se llenaron de una inmensa alegría’” es el tema del taller que se celebra del 30 de agosto al 1 de septiembre en la sede de la Specola Vaticana. El encuentro incluye clases introductorias, momentos de oración y de convivencia, además de visitas a los telescopios y noches dedicadas a la observación del cielo. Los participantes estarán acompañados por miembros de la comunidad de los Jesuitas, algunos investigadores de la Specola Vaticana, profesores y astrónomos aficionados.