22 de julio: Santa María Magdalena, discípula del Señor
Apóstol de los Apóstoles
María Magdalena es conocida como «Apóstol de los Apóstoles», ya que fue la primera en llevar a los demás discípulos el anuncio de la resurrección de Jesús. También se la llama «evangelista», por haber sido mensajera de la Buena Nueva.
Según la tradición, María Magdalena comenzó a seguir a Jesús después de que Él la liberara de «siete demonios». Aquel encuentro encendió en ella una fe profunda que la impulsó a responder con todo su ser al amor recibido. Desde entonces, siguió únicamente al Señor y estuvo presente en los momentos centrales de su pasión y resurrección. En señal de gratitud por la salvación recibida, decidió sostenerle con sus propios bienes, como también lo hicieron otras mujeres.
El Evangelio de Lucas (8,2-3) nos narra que, junto a los Doce, había algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana (mujer de Cusa, administrador de Herodes), Susana y muchas otras. Todas ellas contribuían con sus bienes a la misión de Jesús.
El evangelista Juan nos presenta a María Magdalena al pie de la cruz, junto a la Virgen María y san Juan. El hecho de que se encontrara junto a la Madre de Jesús y al discípulo amado permite entrever cuán profundo era el amor que unía a María Magdalena con Cristo:
«Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María la Magdalena» (Juan 19,25-27).
Tras la muerte de Jesús, pasado el sábado, María acudió al sepulcro con otras mujeres llevando perfumes y aromas. Al encontrar el sepulcro vacío, las demás corrieron a avisar a los apóstoles, mientras ella permaneció allí, desconsolada, buscando al «Amado de su alma».
Fue precisamente a ella a quien se apareció en primer lugar el Resucitado, llamándola por su nombre y confiándole una misión especial: ir donde los discípulos y anunciarles que iba a subir al Padre. María Magdalena corrió enseguida a dar la noticia, convirtiéndose así en la primera testigo de la resurrección.
Según algunas tradiciones, tras la muerte y resurrección de Jesús, María Magdalena se trasladó a Éfeso, la misma ciudad en la que se cree que vivieron también María, la Madre de Jesús, y el apóstol san Juan.
María era originaria de Magdala, un pueblo de pescadores de Galilea situado a orillas del lago de Tiberíades, conocido también como la «torre de los peces». Ya conmemoración obligatoria en el Calendario Romano, el Papa Francisco elevó su celebración al rango de fiesta el 3 de junio de 2016.
