9 de septiembre: San Pedro Claver

“Esclavo de los esclavos”

Durante cuarenta años se dedicó por completo a instruir, bautizar y acompañar a los esclavos africanos que llegaban a Sudamérica. Su entrega fue tan absoluta que se definió a sí mismo como “esclavo de los esclavos”, sirviendo con humildad y caridad. Es San Pedro Claver, quien vivió plenamente el Evangelio al servicio de aquellos que la sociedad de su tiempo consideraba simples despojos, ni siquiera verdaderas personas.

Pedro Claver nació en Verdú, España, el 26 de junio de 1580. En 1596 se matriculó en la Universidad de Barcelona, donde inició los estudios clásicos.

El 7 de agosto de 1602 ingresó en el noviciado de los jesuitas en Tarragona. Dos años más tarde, el 8 de agosto de 1604, emitió los votos religiosos en la Compañía de Jesús.

Posteriormente se trasladó a Palma de Mallorca y, el 11 de noviembre de 1605, comenzó a estudiar filosofía en el Colegio de Montesión de Mallorca, dirigido por los jesuitas.

Durante este tiempo conoció a San Alonso Rodríguez, portero del Colegio. Este encuentro le impulsó a desear una vida misionera, directamente comprometida con la evangelización.

En 1610, Claver fue enviado a Colombia. Antes de concluir los estudios de teología, se trasladó a Cartagena, un puerto importante en la costa caribeña. Allí fue ordenado sacerdote en 1616 y permaneció toda su vida, dedicado a ayudar a los esclavos africanos que llegaban en condiciones terribles tras largos viajes.

Cartagena era uno de los pocos puertos autorizados por España para recibir esclavos. Él los acogía en el puerto con alimentos recogidos pidiendo limosna, los visitaba en los barcos y cuidaba especialmente a los enfermos, curando sus heridas y hablándoles de Dios con la ayuda de intérpretes.

Como los esclavos permanecían solo unos pocos días, Claver se apresuraba a prepararlos para el bautismo. Bautizó a miles. Además, visitaba con frecuencia los hospitales, incluidos los de leprosos, y asistía también a prisioneros de guerra ingleses y holandeses.

En 1650 enfermó y convivió con la dolencia durante cuatro años. Falleció el 9 de septiembre de 1654. Fue beatificado el 16 de julio de 1850 por Pío IX y canonizado el 15 de enero de 1888 por León XIII. El 7 de julio de 1896 fue proclamado Patrono de todas las misiones católicas entre los africanos.