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11 de julio: San Benito de Nursia, Patrono de Europa

Un padre espiritual para una multitud de hombres y mujeres

Es el padre de una innumerable multitud de contemplativos y contemplativas que hallaron en su Regla una fuente de vida e inspiración. No cabe duda de que la influencia de san Benito de Nursia atraviesa los siglos y sigue siendo actual.

Nació en Nursia, en Umbría, en el año 480, en el seno de una familia aristocrática perteneciente a la antigua gens Anicia. Tras su infancia, fue enviado a Roma para completar sus estudios, pero quedó profundamente turbado por la corrupción que encontró en la ciudad. Por ello decidió abandonarla y trasladarse a Áfide, un pequeño pueblo en el valle del Aniene, acompañado por su nodriza Cirila.

Fue precisamente en Áfide donde ocurrió su primer milagro: reparó un tamiz roto que pertenecía a su nodriza. Este hecho le procuró cierta fama, que, sin embargo, le incomodaba, por lo que abandonó el pueblo. Siguiendo el curso del río Aniene, durante el camino se encontró con un monje llamado Román, que vivía en el monte Taleo dentro de una comunidad monástica. Román le ayudó a iniciarse en la vida eremítica, indicándole una cueva donde Benito vivió en soledad, dedicado a la oración y la penitencia.

Tras tres años de soledad, fue descubierto por los habitantes de la región. Entonces decidió pasar a la vida comunitaria. A la muerte del abad de un monasterio cercano, se le pidió a Benito, ya conocido por su santidad, que asumiera su lugar. Aunque intentó rehusar, los monjes insistieron, deseosos de tenerle como nuevo abad. Sin embargo, la disciplina rigurosa que introdujo no fue aceptada por la comunidad, que, de común acuerdo, llegó incluso a intentar envenenarle. Benito descubrió el complot gracias a un milagro y decidió abandonar el monasterio, regresando a su vida de soledad en la cueva.

No obstante, su fama seguía creciendo, y pronto se reunió a su alrededor un numeroso grupo de discípulos que lo eligieron como guía espiritual. Permaneció en el valle del Aniene durante unos treinta años y, ante el creciente número de discípulos, fundó trece comunidades monásticas. En el decimotercer cenobio, en Subiaco, residió como abad.

Hacia el año 529, dejó Subiaco y se estableció en Montecassino, donde fundó un nuevo e importante monasterio. Allí, hacia el año 540, redactó su Regla, resumida en el célebre lema Ora et Labora. Murió allí el 21 de marzo del año 547, y está sepultado junto a su hermana, santa Escolástica.

San Gregorio Magno, en su obra Diálogos, narra la vida y la Regla de san Benito. Gracias a ello, Benito se convierte en una figura central para la organización del monacato occidental, que hasta entonces carecía de una estructura definida.

El monacato benedictino desempeñó un papel fundamental en la construcción de la identidad cultural europea. Ya en la Edad Media, gracias a la red de monasterios, se tejieron vínculos culturales en todo el continente.

Por esta razón, el 24 de octubre de 1964, Pablo VI proclamó a san Benito Patrono de Europa.

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