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13 de enero: San Hilario de Poitiers, Obispo y Doctor de la Iglesia

Un itinerario en busca de la verdad

Nacido hacia el año 310 en una noble y rica familia pagana de Poitiers, en Aquitania, Hilario recibió una formación cultural acorde con su elevado rango social. Desde temprana edad sintió la necesidad de buscar la verdad y, al concluir su camino intelectual, abrazó el cristianismo. Fue bautizado a los treinta años, tras encontrar en la lectura del Evangelio de Juan la respuesta a sus más profundos interrogantes. En la introducción de su célebre tratado (De Trinitate), describe su experiencia personal y señala las etapas que un pagano recorre para llegar al conocimiento de Dios.

En el año 353 fue elegido obispo de su ciudad natal, destacándose por su firme oposición al arrianismo, la herejía que negaba la divinidad de Jesucristo. Este compromiso con la ortodoxia le llevó a enfrentarse con el emperador Constancio II, quien intentaba imponer el arrianismo en Occidente, como ya lo había hecho en Oriente. Su celo pastoral impulsó a varios obispos de la Galia a romper la comunión con el obispo arriano de Arlés, Saturnino, y a enviar en 355 una carta al emperador solicitándole que desistiera de su política filoarriana.

Sin embargo, al quedar en minoría durante el Sínodo de Béziers en 356, presidido por Saturnino, Hilario fue condenado y, pocos meses después, desterrado a Frigia por orden del emperador. Durante su exilio, aprovechó el tiempo para profundizar en el estudio de la lengua y literatura griega, lo que le permitió un mayor acercamiento a las doctrinas teológicas de la Iglesia oriental. De hecho, entre los Padres Latinos, es probablemente el pensador que más se asemeja a los Padres Griegos.

A pesar del destierro, los obispos de la Galia se negaron a nombrar un nuevo pastor para la diócesis de Poitiers, lo que permitió a Hilario continuar gobernando espiritualmente su Iglesia mediante una activa correspondencia epistolar.

El emperador, presionado por los arrianos y considerando que la presencia de Hilario resultaba más peligrosa en Oriente que en la Galia, ordenó finalmente su regreso a Poitiers. Allí fue recibido con gran júbilo por la población. San Martín de Tours, inspirado por su ejemplo, se puso bajo su dirección espiritual y fundó el primer monasterio de la Galia en Ligugé.

El panorama político había cambiado y Hilario aprovechó la oportunidad para convocar sínodos provinciales con el propósito de confirmar en la fe a los obispos ortodoxos y reconciliar a aquellos que habían abrazado el arrianismo por ignorancia. La deposición de Saturnino de Arlés y de Paterno de Périgueux marcó el declive definitivo del arrianismo en Occidente.

El fallecimiento de Constancio II en el 361 asestó un golpe decisivo a la supremacía arriana también en Oriente, pues los obispos fieles al Credo de Nicea fueron finalmente restituidos a sus sedes.

San Hilario falleció en Poitiers en el año 367. En el 1562, su cuerpo fue profanado y quemado por los hugonotes. El Papa Pío IX lo proclamó Doctor de la Iglesia en el 1851, reconociendo la profundidad teológica de sus escritos y su firme defensa de la fe católica.

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