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1 de agosto: San Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia

La reflexión teológica al servicio de la persona

Llevar el anuncio de la Palabra de Dios “a los más abandonados y carentes de auxilio espiritual” fue la misión y el carisma de san Alfonso María de Ligorio. Hombre de vasta cultura humanística, jurídica, teológica y filosófica, fue un ferviente laico antes de ordenarse sacerdote. Se entregó con pasión a la reforma religiosa, moral y civil del pueblo napolitano. Fue misionero, fundador, obispo, autor y artista polifacético —es también el autor del célebre villancico Tu scendi dalle stelle

Alfonso María de Ligorio nació en Marianella (Nápoles) el 27 de septiembre de 1696. Primogénito de una noble familia napolitana, se doctoró en Derecho a los 16 años y, a los 20, ya era un abogado brillante y reconocido. En 1723, tras una amarga derrota judicial que le marcó profundamente, decidió abandonar la carrera legal e ingresar al sacerdocio.

Ordenado sacerdote en 1726, comenzó su misión pastoral en los barrios más pobres de Nápoles. Comunicaba tanto con la predicación como a través de sus escritos, llegando a publicar nada menos que 111 obras. Su herencia más perdurable se halla en el ámbito de la teología moral: con su obra Teología Moral, combatió el legalismo y el rigorismo imperantes en su tiempo, proponiendo en su lugar una teología cercana a la conciencia y a la misericordia evangélica. Su pensamiento, equilibrado y prudente, fue adoptado progresivamente como doctrina oficial de la Iglesia.

El 9 de noviembre de 1732, en Scala, cerca de Amalfi, fundó la Congregación del Santísimo Redentor —cuyos miembros son conocidos como redentoristas— con el fin de evangelizar a los pueblos y a la gente del campo.

Fue también un maestro de espiritualidad, autor de numerosos textos ascéticos destinados a un amplio público, convencido de que la santidad es accesible a todo estado de vida, no sólo a los religiosos. Entre sus obras espirituales más conocidas figuran Las glorias de María, La práctica de amar a Jesucristo y Las visitas al Santísimo Sacramento y a María Santísima.

Profundamente vinculado al pueblo, se dedicó especialmente a los humildes, llevando misiones a aldeas y barrios populares. Fundó las llamadas Capillas vespertinas, lugares de oración y catequesis nocturna para artesanos y gente del pueblo, que se difundieron rápidamente como centros de reeducación moral y social.

En 1762 fue nombrado obispo de Sant’Agata de’ Goti, donde impulsó reformas religiosas y sociales, animando al clero a una vida santa y culta. Durante la hambruna de 1763-64, se distinguió por su caridad heroica.

En 1775, ya anciano y enfermo, se retiró a Pagani, donde siguió guiando la congregación de los redentoristas que él mismo había fundado en 1732, y continuó escribiendo. Falleció el 1 de agosto de 1787, a los 91 años.

Fue canonizado por Gregorio XVI en 1839, proclamado Doctor de la Iglesia por Pío IX en 1871 y declarado Patrono de los confesores y moralistas por Pío XII en 1950.

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