Seleccione su idioma

2 de agosto: San Pedro Julián Eymard

El Apóstol de la Eucaristía

Pierre-Julien Eymard nació el 4 de febrero de 1811 en La Mure (Isère), en el seno de una familia cristiana y modesta. Desde joven mostró una profunda devoción al Santísimo Sacramento y deseaba ser sacerdote, pero su padre se opuso inicialmente. Encontró consuelo espiritual en Notre-Dame du Laus y, mientras trabajaba en el taller paterno, estudiaba latín en secreto. Tras la muerte de su padre en 1831, ingresó en el seminario de Grenoble y fue ordenado sacerdote en 1834.

Ejerció su ministerio primero en Chatte y luego como párroco en Monteynard. Se dedicó intensamente a la predicación y a su formación personal y espiritual, manteniendo un estilo austero influido por el jansenismo. Una gracia particular recibida en el Calvario de Saint-Romain le abrió a una nueva perspectiva espiritual centrada en el amor. Atraído por la vida religiosa, en 1839 obtuvo permiso para ingresar en la Sociedad de María (maristas).

Inició el noviciado marista en Lyon en 1839 y profesó sus votos en 1840. Fue nombrado director espiritual del colegio de Belley, donde trabajó con fruto entre jóvenes y adolescentes, aunque dejó pocos escritos.

Ocupó cargos importantes en la Sociedad de María: fue provincial, asistente general, visitador y director de la Tercera Orden, que reorganizó y desarrolló con gran celo. Predicó en numerosas misiones y retiros, formando espiritualmente a muchas personas, especialmente laicos.

Dos experiencias espirituales marcan este periodo:

El 25 de mayo de 1845, durante la procesión del Corpus Christi, se sintió llamado a predicar a Jesucristo, y en particular a Cristo Eucarístico.

El 21 de enero de 1851, en Notre-Dame de Fourvière, percibió la necesidad de una nueva devoción y formación eucarística, lo que más tarde definiría como “gracia de vocación”.

En septiembre de 1851, dejó Lyon impulsado por esta nueva inspiración que le conduciría a fundar una obra eucarística.

El P. Eymard fue nombrado superior del colegio marista de La Seyne-sur-Mer, que reorganizó con éxito. Su pasión por la Eucaristía crecía cada vez más: se comprometió en la adoración nocturna en Toulon y guió espiritualmente a un grupo juvenil.

El 18 de abril de 1853 recibió una gracia espiritual que le confirmó en la vocación de fundar una obra dedicada al Santísimo Sacramento. Comenzó a redactar las Constituciones y a reunir jóvenes interesados en el ideal eucarístico. Sin embargo, el superior general de los maristas, el padre Favre, se opuso al proyecto. En 1855, agotado, Eymard dejó la dirección del colegio y se retiró a Chaintré.

Durante su estancia en Chaintré continuó reflexionando y redactó el Manual de la Tercera Orden de María. Confiando en obtener la aprobación de Roma a través de Pío IX, recibió en cambio un rechazo directo por parte del padre Favre. Entonces pidió ser dispensado de sus votos religiosos maristas. Tras tensiones internas, el padre Favre aceptó la petición. Eymard abandonó Lyon y se retiró a París para discernir su vocación.

Llegado a París el 30 de abril de 1856, Eymard buscaba libertad para fundar su nueva obra. Tras un retiro espiritual, acudió al arzobispo Sibour, quien inicialmente se mostró reacio, considerando que la iniciativa era demasiado contemplativa. Pero Eymard aclaró su propósito: no sólo adorar, sino hacer que se adorase la Eucaristía. Propuso también una obra educativa destinada a preparar a los adultos para su Primera Comunión. Convencido, el arzobispo aprobó la iniciativa.

El 13 de mayo de 1856 marca el nacimiento oficial de la Congregación del Santísimo Sacramento. Al día siguiente, Eymard fue liberado de sus obligaciones maristas, aunque permaneció espiritualmente vinculado a la Sociedad de María, a la que consideraba mediadora de su camino hacia la Eucaristía.

A pesar de las dificultades iniciales (pobreza, falta de vocaciones y de medios), el 6 de enero de 1857 el padre Eymard inauguró la primera comunidad adoradora en París. Nació también la Obra de la Primera Comunión de los Adultos, con catequesis y preparación sacramental para jóvenes sin formación religiosa. En 1859 abrió una segunda comunidad en Marsella y recibió el primer reconocimiento oficial de parte de Pío IX.

En 1862 fundó una tercera casa en Angers, y en 1863 obtuvo la aprobación pontificia de su Instituto.

Trabajó intensamente en la redacción de las Constituciones tanto para la congregación masculina como para la femenina —las Siervas del Santísimo Sacramento—, fundadas oficialmente en 1864 en Angers junto con la madre Marguerite Guillot.

Soñaba también con adquirir el Cenáculo de Jerusalén para convertirlo en centro de adoración eucarística mundial, pero encontró obstáculos insuperables.

Durante un retiro en Roma en 1865 vivió una experiencia mística profunda: recibió lo que él llamó el “don de la personalidad”, es decir, la renuncia total a su propio ego, abrazando el fracaso como vía de santidad. Nació en él el “Cenáculo interior”.

Pese a las pruebas, la Congregación siguió creciendo. Fundó dos casas en Bruselas (1866 y 1867), trasladó el noviciado a Saint-Maurice-Montcouronne y abrió una nueva casa para las Siervas en Nemours, que sin embargo fracasó, provocando graves dificultades morales y económicas.

Mientras tanto, continuó predicando, escribiendo y formando a sus religiosos, aunque fue afectado por la enfermedad, la aridez espiritual y una profunda soledad interior.

Se retiró a su tierra natal, La Mure, donde murió el 1 de agosto de 1868, exhausto pero sereno, reconocido por su pueblo como un santo.

Fue beatificado por Pío XI en 1925 y canonizado por san Juan XXIII en 1962.

Seleccione su idioma