18 de octubre: San Lucas Evangelista
Un médico que escribe el Evangelio para los paganos
Un médico, nacido en Antioquía en el seno de una familia pagana, preocupado por sus enfermos, de quienes conoce la debilidad y, a menudo, la miseria, hasta el día en que escucha a San Pablo hablar de Jesús. Desde ese momento, Lucas abraza la fe y no abandona nunca más al Apóstol, siguiéndolo hasta su martirio en Roma en el año 67.
Es el autor del tercer Evangelio —el más extenso de los cuatro— que lleva su nombre, así como de los Hechos de los Apóstoles, donde se narran los primeros acontecimientos de las comunidades cristianas.
En su Evangelio, recoge los testimonios de los hechos y milagros realizados por Jesús, del nacimiento de San Juan Bautista, y de la vida de María y su prima Isabel. Para él, Jesús es el mensajero de la misericordia de Dios. De hecho, su Evangelio, más que los de Mateo y Marcos, expresa la ternura y bondad de Dios. Relata episodios y gestos de Jesús que los otros evangelistas no mencionan, como las parábolas del buen samaritano y del hijo pródigo, el encuentro de Jesús con Zaqueo, y también a Jesús orando al Padre por sus verdugos y prometiendo el Paraíso al buen ladrón.
Lucas se convierte en el testigo de la ternura de Dios y emplea diversos términos médicos para hablar de las enfermedades y dolencias de aquellos que se acercan a Jesús. Preocupado por la autenticidad de lo que escribe, afirma haber investigado las fuentes, reflejando así su profesionalidad como médico.
De lo que sabemos, Lucas era una persona culta, hábil en el manejo del griego, que dominaba perfectamente. Por otro lado, los destinatarios de su Evangelio son los gentiles, a quienes quiere hacer entender que el mensaje de salvación es para todos, no solo para los judíos. En este sentido, no cabe duda de que fue un narrador hábil.
Lucas permaneció siempre vinculado a San Pablo, siendo su discípulo más fiel. El Apóstol, en sus cartas, se refiere a él como “colaborador” y “querido médico”, dejando escrito que solo Lucas le fue cercano y fiel hasta el final. Según la tradición, esta es la última noticia cierta que tenemos sobre el Evangelista.
Dante define al evangelista Lucas en su obra latina Monarchia como scriba mansuetudinis Christi, el escritor de la mansedumbre, de la misericordia, del amor de Cristo.
No cabe duda, en efecto, de que en su Evangelio, Lucas dibuja la imagen de Jesús, quien vino al mundo para buscar y salvar lo que estaba perdido, y subraya su constante preferencia por los últimos, los pobres, los excluidos y los marginados.
La tradición sostiene que fue el primero en representar el rostro de la Virgen María, motivo por el cual es considerado patrono, entre otros, de los pintores y artistas, así como de los escultores, notarios y, debido a su profesión, de los médicos y cirujanos.
Según una antigua tradición, Lucas murió a la edad de 84 años y fue enterrado en la ciudad de Tebas. Sus restos fueron trasladados a Constantinopla a mediados del siglo IV y, durante ese mismo siglo o en el VIII, depositados en el monasterio de Santa Justina en Padua.