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6 de diciembre: San Nicolás de Bari

El Santo ecuménico

Nicolás de Mira, más conocido como Nicolás de Bari, fue un obispo nacido en Patara, Licia (actual Turquía), alrededor del año 270 d.C.. Es un santo que une a la mayoría de las Iglesias y confesiones cristianas, venerado tanto en Oriente como en Occidente. Su festividad se celebra el 6 de diciembre, día de su muerte, y el 9 de mayo, en conmemoración de la traslación de sus reliquias a Bari.

La popularidad de San Nicolás es verdaderamente única y trasciende diversas tradiciones religiosas. Ningún otro santo posee la misma capacidad de unir al mundo católico, ortodoxo y protestante. Mientras que otros santos gozan de una devoción más intensa en determinadas regiones, Nicolás es reconocido y venerado universalmente, convirtiéndose en un símbolo de universalidad dentro de la devoción cristiana.

Gran parte de los episodios sobre San Nicolás se encuentran relatados en la Vida del Santo, obra escrita por Miguel Archimandrita entre finales del siglo VIII y comienzos del siglo IX. Se sabe que Nicolás pertenecía a una familia adinerada. Quedó huérfano a temprana edad y fue criado por su tío. Utilizó la herencia paterna para ayudar a los pobres, los necesitados y los enfermos. Elegido para ocupar la sede episcopal de Mira, fue encarcelado y exiliado durante la persecución de Diocleciano. Tras su liberación, participó en el Concilio de Nicea en el año 325, tal como atestiguan una lista de aproximadamente el año 515 y otra del año 713.

San Nicolás fue un obispo diligente, no solo en la predicación del Evangelio, sino también en la práctica de la caridad hacia los más necesitados y vulnerables. No temió enfrentarse a las autoridades imperiales para defender a sus fieles. Entre los episodios más conocidos de su vida, destaca la historia de la dote que ofreció a tres jóvenes pobres. Según la tradición, al enterarse de la difícil situación de un vecino que tenía tres hijas y no podía proporcionarles una dote para casarse, arrojó de forma anónima una bolsa de dinero por la ventana de su casa durante tres noches consecutivas. Gracias a esta acción, el padre pudo asegurar la dote de sus hijas, librándolas de caer en la prostitución. Cuando finalmente el vecino descubrió la identidad del benefactor, San Nicolás le pidió que no revelara el origen de la ayuda, pero la noticia pronto se difundió. Este relato pone de relieve la generosidad y la humildad de San Nicolás, cualidades que han contribuido a la universalidad de su veneración.

Tras su muerte, que se sitúa entre los años 335 y 337, su tumba en Mira se convirtió en un destino de peregrinación. Se le atribuían milagros debido a la “manna”, un líquido que se dice que brotaba de sus restos mortales y que, según la tradición, aún hoy se extrae de sus reliquias.

En el siglo XI, tras la ocupación de Licia por los turcos, los venecianos intentaron trasladar sus reliquias, pero los bareses se adelantaron y, en el año 1087, lograron transportarlas a Bari. Para recibir las reliquias, los fieles mandaron construir una basílica en su honor, sobre el terreno donde se encontraba el palacio del catapán bizantino. En el año 1089, el Papa Urbano II colocó solemnemente las reliquias del santo en la cripta, bajo el altar, donde aún permanecen hoy en día. Esta traslación tuvo un gran eco en todo Occidente, y la Basílica de San Nicolás de Bari se convirtió en un destino de peregrinación ya desde la Edad Media.

En los países del norte de Europa, la festividad de San Nicolás es una celebración especialmente dedicada a los niños. Se le reconoce como el portador de los dones, y la noche de la víspera del 6 de diciembre, los niños dejan zapatos o calcetines cerca de la chimenea. A la mañana siguiente, los encuentran llenos de dulces y regalos que, según la tradición, San Nicolás les ha dejado durante la noche.

San Nicolás sigue siendo una figura ampliamente venerada en el mundo católico, como lo demuestra la gran cantidad de Iglesias dedicadas en su honor. La difusión de su culto se explica, en gran parte, por su condición de patrono de varias categorías universales, como: las jóvenes que desean contraer matrimonio, los marineros y los niños

Incluso en el mundo protestante, que tradicionalmente es reticente al culto de los santos, la figura de San Nicolás goza de una simpatía especial.

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