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27 de mayo: San Agustín de Canterbury

El reevangelizador de Britania

Un monje enviado por el Papa Gregorio Magno para evangelizar a los paganos. Llegó a ser el gran reevangelizador de la antigua Britania y, al mismo tiempo, el primer arzobispo y primado de Inglaterra. Es San Agustín de Canterbury, conocido en el mundo por el nombre de la abadía que él mismo fundó y en la que fue sepultado.

Nacido probablemente el 13 de noviembre del año 534, era prior del monasterio romano de San Andrés en el Celio cuando el Papa Gregorio Magno lo eligió para una misión delicada: reevangelizar la antigua Britania, que, tras la invasión de los sajones (siglos V-VI), había vuelto en su mayoría al paganismo.

Gregorio conocía bien a Agustín, pues ambos habían sido hermanos en el monasterio del Celio. Le confió a cuarenta monjes para que le acompañasen en su misión. Partieron llenos de celo, pero al llegar a la Provenza escucharon relatos aterradores sobre la violencia de los sajones. Entonces, Agustín regresó a Roma para pedir al Papa que lo dispensara de aquella misión. Sin embargo, Gregorio Magno lo tranquilizó y lo convenció para que prosiguiera. Antes de abandonar la Provenza, Agustín fue consagrado obispo por el arzobispo de Arlés.

Así fue como, en el año 597, Agustín y sus compañeros desembarcaron en la isla de Thanet, en el sudeste de Inglaterra, actual condado de Kent. Presentados a Etelberto, rey del Kent y de origen pagano, fueron recibidos por él al aire libre y no en su residencia, como narra Beda el Venerable en su Historia Eclesiástica, debido a “una antigua superstición, por si practicaban algún arte mágica”.

Agustín y sus monjes se presentaron ante el rey con una cruz de plata “y la imagen de Nuestro Señor y Salvador pintada sobre una tablilla; e, invocando letanías, ofrecieron sus oraciones al Señor por la salvación eterna de sí mismos y de aquellos a quienes habían sido enviados”.

Fueron acogidos con benevolencia por Etelberto, quien permitió a Agustín predicar. Esta actitud favorable del soberano se debió en parte a su esposa Berta, cristiana, hija de Cariberto I, rey de París, quien había llevado consigo a Inglaterra a un capellán y formado una pequeña comunidad cristiana. Según la tradición, el propio rey se convirtió y recibió el Bautismo, junto con miles de sus súbditos. Fue el primer rey inglés en convertirse al cristianismo y es venerado como santo.

A las afueras de las murallas de Canterbury, Agustín fundó un monasterio que más tarde se convirtió en abadía, donde reconstruyó y consagró una antigua iglesia dedicada a los Santos Pedro y Pablo, que se convirtió en catedral.

Mantuvo siempre correspondencia con Gregorio Magno, quien le envió más misioneros para asistirle. En 601 llegaron Justo y Mellito, trayéndole libros, reliquias y el palio, y con ello recibió el título de arzobispo y primado de Inglaterra. El Papa le pidió también que, tan pronto como fuera posible, ordenara a doce nuevos obispos.

En el año 604, Agustín ordenó a Mellito como primer obispo de Londres y a Justo como primer obispo de Rochester. En Londres, Etelberto mandó construir una iglesia dedicada a San Pablo, en el lugar donde hoy se alza la actual catedral anglicana.

El 26 de mayo del año 604, Agustín falleció y fue sepultado en la iglesia situada dentro de la abadía que él mismo había fundado.

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