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14 de octubre: San Calixto I, Papa y mártir

Un Pastor misericordioso

Calixto, figura compleja y debatida de la Iglesia de los primeros siglos, nació en Roma en la segunda mitad del siglo II, en el seno de una familia cristiana en condición servil. Aún joven, fue esclavo al servicio de un rico cristiano llamado Carpóforo, vinculado a la corte imperial. Gracias a su espíritu emprendedor y a cierta habilidad para los negocios, Calixto fue encargado de gestionar una actividad financiera que funcionaba como depósito y casa de cambio, frecuentada en su mayoría por correligionarios. Sin embargo, su carrera se vio truncada a causa de operaciones especulativas fallidas que lo llevaron a la ruina económica.

Intentó huir de Roma, pero fue arrestado y condenado primero a trabajos forzados en un molino y posteriormente al destierro en las minas de Cerdeña por motivos poco claros.

Fue liberado hacia el año 186, probablemente por intercesión del Papa Víctor, y obligado a residir en Anzio, lejos de la ciudad eterna. Su situación cambió radicalmente cuando fue elegido Papa Ceferino, en 198, quien lo llamó de nuevo a Roma. Ceferino no solo lo rehabilitó, sino que lo ordenó diácono y lo convirtió en uno de sus principales colaboradores. Le confió la creación del primer cementerio comunitario cristiano a lo largo de la Vía Apia, conocido hoy como las Catacumbas de San Calixto.

A la muerte de Ceferino, en 217, Calixto fue elegido Pontífice, a pesar de las reservas de ciertos sectores eclesiásticos. En particular, el presbítero Hipólito, hombre erudito pero inflexible, rehusó reconocer la legitimidad de la elección y se proclamó obispo en oposición, dando origen al primer cisma documentado en la historia de la Iglesia de Roma.

Durante su pontificado, Calixto se distinguió por una visión pastoral centrada en la misericordia y en el equilibrio. Se opuso a las corrientes rigoristas, defendiendo la posibilidad de perdonar pecados graves, siempre que hubiera sincero arrepentimiento. Esta postura le atrajo duras críticas por parte de los partidarios de la línea más severa, como el mismo Hipólito en Roma y Tertuliano en África, quienes lo acusaron de indulgencia excesiva.

Calixto murió en el año 222, el 14 de octubre, con toda probabilidad a consecuencia de una revuelta popular en las cercanías de Trastevere. No pudiendo ser sepultado en el cementerio oficial que él mismo había fundado, por razones de seguridad, los cristianos lo enterraron en el cementerio de Calepodio, situado en la Vía Aurelia. Es venerado como mártir.

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