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Santo del día

Santo del día

16 de agosto: San Esteban de Hungría

Evangelizador de los magiares

Fundador del Reino de Hungría en el año mil y evangelizador de su pueblo, el rey Esteban I no es solo el santo patrono de la nación húngara, sino también una figura central en la identidad del pueblo magiar.

15 de agosto: Asunción de la Bienaventurada Virgen María

La fiesta de la esperanza para todos

El 15 de agosto, la Iglesia celebra la Asunción de la Virgen María, es decir, el momento en que María fue acogida en el cielo, en alma y cuerpo, por Dios. Para los cristianos, María es la primera criatura humana que entra plenamente en la gloria eterna de Dios, sin conocer la corrupción del cuerpo tras la muerte.

Aunque los Evangelios no se refieren directamente a este hecho, la creencia en la Asunción es muy antigua y ya era celebrada por los primeros cristianos de Oriente. Sin embargo, fue Pío XII, el 1 de noviembre de 1950, quien definió la Asunción de María como dogma de fe.

Contemplar el misterio de la Asunción renueva en los creyentes la certeza de que el destino último de la humanidad es el cielo, donde anhelamos participar de la vida trinitaria junto a Jesús, siguiendo el ejemplo de María. ¿Asunción o Ascensión? ¿Cuál es la diferencia? Ambos términos son semejantes, pero se refieren a dos acontecimientos distintos. La Asunción se refiere a la subida al cielo de María. Proviene del latín assumere, que significa “tomar consigo”: es Dios mismo quien toma a María consigo, en cuerpo y alma, como un privilegio singular, por haber llevado en su seno y acompañado con amor a su Hijo, Jesús.

La Ascensión, en cambio, alude a la elevación de Jesús al cielo, cuarenta días después de la resurrección. Procede del latín ascendere, “subir”: es el propio Cristo resucitado quien, por voluntad propia, asciende al Padre, tras prometer a sus discípulos el don del Espíritu Santo.

Para los católicos, María ha recibido un privilegio único: habría sido eximida del juicio final, siendo acogida en el cielo, en alma y cuerpo, por el mismo Dios. Como fue preservada del pecado original por el misterio de la Inmaculada Concepción, también su cuerpo fue librado de la corrupción de la muerte y elevado a la gloria celestial.

Los cristianos de Oriente, por su parte, prefieren hablar de Dormición en lugar de Asunción. Para los ortodoxos, María “se durmió” en la muerte. Vivió la muerte como cualquier ser humano, compartiendo el destino de todos, pero su tránsito hacia Dios fue sereno y lleno de gracia, como un “dulce adormecerse” antes de entrar en la vida eterna.

14 de agosto: San Maximiliano María Kolbe, mártir

El Caballero de la Inmaculada

Discípulo de San Francisco de Asís, consagró toda su vida a la Inmaculada y fue fiel a Cristo hasta el final, ofreciendo su vida para salvar a un condenado a muerte en el campo de exterminio de Auschwitz.

13 de agosto: San Juan Berchmans

Un joven alegre al servicio de Dios

Una vida breve, sencilla, orientada por completo a la unión con Dios a través de la consagración religiosa en la escuela de San Ignacio de Loyola. Un joven alegre, que desde niño deseó servir al Señor de cerca, y que realizó su vocación alcanzando la santidad en pocos años.

12 de agosto: Santa Juana Francisca de Chantal

Mujer libre, fuerte y siempre en búsqueda de Dios

Esposa, madre de cuatro hijos, viuda y fundadora de la Orden de la Visitación. La vida de Juana Francisca Frémyot de Chantal fue una continua búsqueda de Dios en todas las etapas de su existencia.

11 de agosto: Santa Clara de Asís

En la pobreza, la libertad

Un vínculo indisoluble, sellado en vida y prolongado en la eternidad: así fue la relación entre Francisco y Clara de Asís. “La plantita de San Francisco”, como ella misma se definía, abrazó, a ejemplo suyo, a la Señora Pobreza.

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