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Santo del día

Santo del día

9 de septiembre: San Pedro Claver

“Esclavo de los esclavos”

Durante cuarenta años se dedicó por completo a instruir, bautizar y acompañar a los esclavos africanos que llegaban a Sudamérica. Su entrega fue tan absoluta que se definió a sí mismo como “esclavo de los esclavos”, sirviendo con humildad y caridad. Es San Pedro Claver, quien vivió plenamente el Evangelio al servicio de aquellos que la sociedad de su tiempo consideraba simples despojos, ni siquiera verdaderas personas.

8 de septiembre: San Tomás de Villanueva, Agustino y Arzobispo de Valencia

Consumido por el amor a los pobres y necesitados

Consagrado en la Orden de San Agustín, aceptó por obediencia la dignidad episcopal. Fue un celoso pastor que mostró un gran amor por los pobres, hasta el punto de donar todo a los necesitados, sin reservarse ni siquiera una pequeña cama. Es San Tomás de Villanueva, en el siglo Tomás García Martínez. Nació hacia finales de 1486 en Fuenllana, Ciudad Real (España), de padres religiosos y caritativos, de quienes heredó un entrañable amor por los pobres.

7 de septiembre: Santa Regina, virgen y mártir

Vivió y murió por Cristo

Santa Regina de Alise, virgen y mártir, vivió hacia el año 286 d.C. en Alise, en Francia, cerca de la ciudad de Autun. Aunque las noticias sobre su vida son escasas y en gran parte inciertas, su culto se difundió ampliamente no solo en Francia, sino también en Alemania.

6 de septiembre: San Zacarías, profeta

El anuncio de la entrada triunfal del Mesías en Jerusalén

San Zacarías, que vivió en el siglo VI a.C. en Galaad (Jordania), es uno de los profetas menores del Antiguo Testamento. Su nombre significa «Dios se acuerda». Perteneciente a la tribu de Leví, recibió la llamada al ministerio profético del profeta Ageo.

5 de septiembre: Santa Teresa de Calcuta

La pequeña pluma de Dios

“Dios sigue amando al mundo y nos envía a ti y a mí para que seamos su amor y su compasión hacia los pobres”: con estas palabras, Santa Madre Teresa de Calcuta exhortaba a todos los que se cruzaban en su camino, invitándolos a participar en la caridad hacia los más necesitados. Estaba profundamente convencida de que, al servir a los más pobres entre los pobres, no se debía actuar meramente como asistentes sociales, sino como hermanos que buscan a otros hermanos. Pues su caridad no era una simple filantropía, sino una caridad vivificada por la fe. Para ella, la urgencia no solo radicaba en liberar a las personas de la miseria material, sino también en transmitirles el mensaje sublime de que Dios es Amor, un amor que se encarna en la atención y el cuidado hacia su sufrimiento. Su pensamiento, en este sentido, era muy claro: "Dios se ha identificado con el hambriento, el enfermo, el desnudo, el que no tiene hogar; hambre no solo de pan, sino también de amor, de cuidados, de reconocimiento por parte de alguien; desnudez no solo de ropas, sino también de esa compasión que pocos sienten hacia quienes no conocen; falta de techo no solo por carecer de refugio material, sino por no tener a nadie a quien llamar próximo".

4 de septiembre: Santa Rosalía

Gracias a ella cesó la peste en Palermo

Santa Rosalía vivió entre 1130 y 1170 aproximadamente, durante el reinado de Guillermo I de Sicilia, llamado “el Malo”. En aquella época se producía un despertar de la espiritualidad cristiana: tras el fin de la dominación árabe, floreció el monacato tanto bizantino como occidental, sostenido con entusiasmo por los reyes normandos. La vida eremítica, hecha de oración y soledad, representaba entonces una de las formas más altas de devoción.

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