16 de mayo: San Ubaldo, obispo de Gubbio

Un pastor al servicio de su pueblo
Se desconoce con exactitud el año de nacimiento de Ubaldo Baldassini, aunque probablemente fue hacia 1085, en Gubbio. Era el único hijo varón de Rovaldo Baldassini y de Giuliana. Quedó huérfano de padre siendo aún niño y, poco después, también perdió a su madre. Su tío Ubaldo se hizo cargo de su educación y formación. Fue ordenado sacerdote en 1115 y, tres años más tarde, fue nombrado prior de la catedral de San Mariano.
Desde entonces, se dedicó con empeño a reformar la vida canónica, dada la decadencia moral de su tiempo, cuando la vida común era una excepción y tanto la pastoral como el culto divino se resentían gravemente.
Rechazó el episcopado de Perugia, pero no pudo negarse cuando, en 1129, fue elegido obispo de Gubbio.
Desarrolló su ministerio episcopal con humildad y sencillez, acompañando al pueblo de Gubbio durante el asedio de once ciudades. Logró incluso evitar la destrucción de la ciudad por parte del emperador Federico Barbarroja, a quien recibió personalmente en 1155.
Aquejado de una enfermedad que lo llevaría a la muerte, celebró su última Misa en la solemnidad de Pascua y falleció el 16 de mayo de 1160. Sus restos reposan en el monte Ingino, en la iglesia que lleva su nombre.
Su vida fue narrada por el canónigo regular Jordán, quien le sucedió en la sede episcopal de Gubbio, y por Teobaldo, monje de Fonte Avellana. Numerosos milagros fueron atribuidos a su intercesión en los días previos a su funeral. En la bula de canonización, el papa Celestino III, el 5 de marzo de 1192, escribió estas palabras: «Ubaldo fue piadoso y justo mientras vivió en la tierra, y después de su muerte, por los milagros que Dios se dignó obrar por sus méritos, fue tenido por santo tanto por los pueblos cercanos como por los lejanos».