Seleccione su idioma

9 De Octubre: San Juan Henry Newman, Oratoriano y Cardenal

Por el camino de la luz amable

Jesús, “quédate con nosotros y comenzaremos a brillar como Tú brillas, a ser una luz para los demás” (Meditations on Christian Doctrine, VII, 3). Esta célebre frase del Cardenal John Henry Newman resume su pensamiento y su legado. Fue una figura incómoda en su tiempo, que suscitó reacciones diversas, incluso entre los católicos. A él se debe la apertura hacia los laicos y su participación en la evangelización en una Inglaterra del siglo XIX, aferrada a las tradiciones y reacia a las innovaciones. Newman no fue un hombre que se acobardara y promovió un laicado inteligente y bien instruido: “Quiero un laicado que no sea arrogante, ni precipitado en sus palabras, ni polémico, sino hombres que conozcan su religión, que profundicen en ella, que sepan bien dónde se sitúan, qué creen y qué no creen, que conozcan su credo tan bien como para dar razón de él, que conozcan tan bien la historia como para poder defenderlo” (The Present Position of Catholics in England, IX, 390). Así, involucró a los laicos en la enseñanza y la catequesis, enfrentando oposición incluso entre el clero.

Nació en Londres el 21 de febrero de 1801, hijo de John, un banquero, y de Jemina Foundrinier, descendiente de una familia de hugonotes exiliados de Francia tras la revocación del Edicto de Nantes. En 1808 asistió a la escuela de Ealing, donde recibió una educación acorde a su estatus social. En 1816, tras la quiebra del banco de su padre y bajo la influencia de un pastor calvinista, se inclinó hacia el protestantismo, llegando a considerar al Papa como el Anticristo.

En el 1817 ingresó en el Trinity College de Oxford, donde obtuvo el título de Bachelor of Arts. En 1822 fue elegido fellow del Oriel College. El 13 de junio de 1824 fue ordenado diácono en la Iglesia anglicana y se convirtió en coadjutor de la parroquia de St. Clement en Oxford. El 29 de mayo de 1825 fue ordenado sacerdote anglicano.

El 14 de marzo de 1828 fue nombrado párroco de la iglesia universitaria de St. Mary en Oxford, donde desarrolló una intensa actividad pastoral entre los estudiantes. En el 1832 visitó Roma, Malta, Corfú y Sicilia. En 1833 compuso el himno Lead, Kindly, Light (Guíame, luz gentil), famoso por su confianza en la Providencia, a la cual se encomendaba para cumplir su misión en el mundo.

De regreso en Inglaterra, el 14 de julio de 1833, en Oxford, escuchó el discurso National Apostasy de John Keble, que marcó el inicio del Movimiento de Oxford. Desde ese año hasta el 1841, junto con Keble y otros, publicó los 90 ensayos reunidos en los Tracts for the Times. Newman escribió 26 de estos ensayos, y en el último de ellos, el Tract 90, interpretó los 39 artículos de la Iglesia anglicana desde una perspectiva católica. Esto le valió la condena tanto del Hebdomadal Board de la Universidad de Oxford como de 42 obispos anglicanos. En consecuencia, renunció a la dirección de la parroquia universitaria de St. Mary y, el 9 de octubre de 1842, se retiró con algunos amigos a Littlemore, donde en el 1845 culminó su conversión al catolicismo. A partir de ese momento fue objeto de continuos ataques a través de la prensa y en conferencias públicas.

En sus escritos delineó los principios de la educación, en los que la formación intelectual, la disciplina moral y el compromiso religioso se consideraban como una unidad inseparable. Trasladado a Roma, comenzó a frecuentar a los oratorianos de la Chiesa Nuova y solicitó al Papa permiso para fundar un Oratorio en Birmingham, adaptando las Constituciones a la situación inglesa.

El 30 de mayo del 1847 fue ordenado sacerdote católico y, el 2 de febrero del 1848, fundó el primer Oratorio de San Felipe Neri en Inglaterra. En 1854 se trasladó a Edgbaston, una zona residencial en las afueras de Birmingham. Ese mismo año fue nombrado rector de la nueva Universidad Católica de Dublín por un periodo de cuatro años. En 1878, el Trinity College de Oxford lo eligió como su primer honorary fellow. El 12 de mayo de 1879, León XIII lo creó cardenal. Eligió como lema Cor ad cor loquitur (el corazón habla al corazón), expresión de su llamado a la santidad, vivido como un profundo deseo del corazón humano de entrar en íntima comunión con el Corazón de Dios.

Entre sus obras más destacadas se encuentra An Essay in Aid of a Grammar of Assent (La gramática del asentimiento) de 1870, en la que demuestra cómo incluso una persona sencilla, ajena a la teología, puede tener una fe racionalmente sólida. Sus intuiciones sobre la relación entre fe y razón, y sobre la necesidad de una educación integral y de largo alcance, fueron la conciencia crítica de la sociedad inglesa de su tiempo y siguen siendo una fuente de inspiración.

Entre sus otras obras, destacan los Sermons (Sermones) de 1843, el Essay on the Development of Christian Doctrine (Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana) de ese mismo año, Apologia Pro Vita Sua (Apología pro vita sua) de 1864 y The Dream of Gerontius (El sueño de Geroncio) de 1865.

Tras algunos años de sufrimiento, celebró su última Misa en público el día de Navidad de 1889 y falleció en Edgbaston el 11 de agosto de 1890. En su tumba pidió que se inscribiera la frase: Ex umbris et imaginibus in veritatem.

Dejó una herencia preciosa, fruto de su unión con el Señor y de su aguda inteligencia y pasión por el estudio. Consciente de tener una misión encomendada por la Providencia, escribió: “Tengo una misión, soy un eslabón en una cadena, un vínculo de conexión entre personas. Él no me creó en vano. Haré el bien, cumpliré su obra; seré un ángel de paz, un predicador de la verdad en mi lugar… Si lo hago, obedeceré sus mandamientos y le serviré en mi vocación” (Meditations and Devotions, 301-2).

Seleccione su idioma