21 de mayo: San Cristóbal Magallanes y 24 compañeros mártires

Pastor hasta el sacrificio de la vida
La Iglesia en México tuvo que atravesar una prueba terrible: la de la persecución y la marginación. Con la ley de 1917, denominada Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, inspirada en un odio antirreligioso y anticlerical, se intensificaron las vejaciones contra los cristianos. Pío XI dedicó la encíclica Iniquis Afflictisque a las persecuciones sufridas por la Iglesia en México, empleando un tono incluso vehemente, al atribuir a la “soberbia” y a la “demencia” el propósito de “desarraigar y desmoronar la casa del Señor”.
El clero quedó despojado de derechos civiles y políticos en una nación profundamente católica. Los sacerdotes se vieron reducidos a ejercer su ministerio en medio de una total hostilidad por parte del gobierno mexicano, y fueron sometidos a toda clase de violencias y abusos.
Entre los mártires de aquel período se encuentra el presbítero Cristóbal Magallanes Jara. Nacido en Totatiche, cerca de Guadalajara, en 1869, en el seno de una familia campesina, recibió la ordenación sacerdotal en 1888 y fue nombrado párroco de su localidad natal. Pronto destacó por su intensa labor evangelizadora entre los indígenas huicholes, para quienes fundó una misión en Azqueltán. Allí construyó escuelas, un hospicio para huérfanos y una residencia para ancianos. A la evangelización unía el esfuerzo por mejorar las condiciones de vida de muchos campesinos pobres. Fue apóstol del Sagrado Corazón de Jesús y del Rosario, y se mostró siempre fervoroso en la promoción de las vocaciones sacerdotales. De hecho, cuando las autoridades cerraron el Seminario de Guadalajara, fundó uno en su propia parroquia.
Fue ejecutado el 25 de mayo de 1927. Ante el pelotón de fusilamiento, alentaba a sus compañeros de martirio con estas palabras: «Muero inocente y pido a Dios que mi sangre sirva para la unión de mis hermanos mexicanos».
A su figura se asocia la memoria de otros veinticuatro mártires —sacerdotes y laicos— asesinados entre 1915 y 1937. Sus nombres son: los sacerdotes Romano Adame, Rodrigo Aguilar, Julio Álvarez, Luis Batis Sáinz, Agustín Caloca, Mateo Correa, Atilano Cruz, Miguel de la Mora, Pedro Esqueda Ramírez, Margarito Flores, José Isabel Flores, David Gálvan, Pedro Maldonado, Jesús Méndez, Justino Orona, Sabas Reyes, José María Robles, Toribio Romo, Jenaro Sánchez Delgadillo, Tranquilino Ubiarco y David Uribe; y los laicos Manuel Morales, Salvador Lara Puente y David Roldán Lara.
Fueron canonizados por san Juan Pablo II el 21 de mayo del año 2000.