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15 de junio: San Bernardo de Mentón, o de Aosta, o de los Alpes

Caridad y auxilio a los caminantes y necesitados

Es célebre por haber fundado los conocidos hospicios en los pasos alpinos del Gran San Bernardo y del Pequeño San Bernardo, que tomaron su nombre, con el fin de atender las necesidades de los viajeros de los Alpes. Situados respectivamente a 2.469 y 2.188 metros de altitud, estos refugios ofrecían protección, asistencia médica y apoyo espiritual a peregrinos y transeúntes en apuros. En poco tiempo, se convirtieron en símbolo de la caridad cristiana y de la entrega al prójimo.

Su fundador, san Bernardo, nació —probablemente en Aosta— hacia el año 1000. La labor del Santo fue providencial, ya que, tras la caída del Imperio, los caminos de montaña se habían tornado peligrosos por los ataques de los lombardos, que habían destruido los antiguos albergues para viajeros. Posteriormente, la situación se agravó por las frecuentes incursiones sarracenas y los abusos de algunos lugareños, que imponían peajes abusivos a los caminantes.

Hacia mediados del siglo XI, Ermengarda, viuda de Rodolfo III, rey de Borgoña y propietaria del monasterio de San Pedro del Montjou, situado al pie del monte en su vertiente septentrional, confió a Bernardo la tarea de edificar un hospicio en la cima del paso. El objetivo era ofrecer cobijo a los viajeros exhaustos o en peligro por la dura ascensión, y evitar que fueran víctimas de exacciones injustas. Para la construcción del hospicio —vinculado al monasterio de San Pedro—, san Bernardo reutilizó los restos de un antiguo templo y de edificaciones romanas que en otro tiempo coronaban el paso, antaño conocido como la Planicie de Júpiter.

San Bernardo desempeñó durante su vida los cargos de arcediano y vicario general de la diócesis de Aosta. Visitaba regularmente las parroquias de montaña y cuidaba con esmero de peregrinos y caminantes. Se dedicó también a la reforma moral del pueblo cristiano y a la renovación del clero, tanto en Aosta como en las regiones septentrionales de la diócesis de Novara. Durante una misión diplomática, se entrevistó con el emperador Enrique IV en Pavía, con el propósito de favorecer una reconciliación con el papa Gregorio VII. Tras dicha misión, falleció en 1081 en la abadía de San Lorenzo de Novara.

El 20 de agosto de 1923, Pío XI lo declaró patrono de los habitantes de los Alpes y de los montañeros. Desde 1552, cuando la abadía de San Lorenzo fue destruida, sus reliquias se conservan y veneran en la catedral de Novara.

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