31 de marzo: Santa Balbina, mártir

Sanada por el contacto con las cadenas de San Pedro
Se sabe poco sobre Santa Balbina, cuyos restos reposan en la basílica romana que lleva su nombre, construida en su honor en el siglo IV, en el pequeño Aventino, en el barrio de San Saba.
Según la Passio Alexandri (siglo VI) y la Passio Balbiniae et Hermetis, Balbina era hija del tribuno Quirino.
Nacida en el siglo II, la tradición cuenta que el papa Alejandro fue arrestado por orden del emperador Adriano y retenido como prisionero en la casa del tribuno. Balbina, que padecía una dolencia en la garganta, acudió al Pontífice en busca de ayuda. Este le aconsejó buscar las cadenas del apóstol Pedro y besarlas con devoción para obtener la curación. La joven halló las cadenas y, tras hacer lo que el Papa le había indicado, quedó sanada.
Ante aquel prodigio, Quirino se convirtió. Tanto él como su hija recibieron el bautismo de manos del papa Alejandro.
Balbina, siendo hija de un tribuno y poseedora de grandes bienes, recibió numerosas propuestas de matrimonio, pero eligió seguir a Cristo.
Al ser descubiertos como cristianos, Balbina y Quirino fueron arrestados y, tras sufrir diversas torturas, fueron martirizados. Corría aproximadamente el año 130.