24 de mayo: Santa María Auxiliadora

Una Madre cercana a sus hijos
Invocar a María con el título de Auxilio de los Cristianos —o Auxiliadora— significa reconocerla como Madre y Reina. Expresa, en particular, el afecto filial de los fieles hacia Aquella que fue la primera Discípula del Hijo.
La devoción a María Auxiliadora se remonta a siglos atrás, y cobró gran impulso tras la victoria de la flota de la Liga Santa sobre los turcos en Lepanto, el 7 de octubre de 1571, y posteriormente en Viena, en 1683.
Sin embargo, hubo que esperar a Pío VII, quien en 1814 instituyó la fiesta de María Auxiliadora, fijándola para el 24 de mayo.
En efecto, Pío VII, prisionero de Napoleón durante casi cinco años, regresó a Roma, donde fue acogido por una multitud jubilosa, el 24 de mayo de 1814. El Papa quiso agradecer a la Virgen María instituyendo esta festividad, que se celebró por primera vez el 24 de mayo de 1815.
Precisamente ese mismo año nació Juan Bosco, quien sería uno de los más grandes impulsores de la devoción a María Auxiliadora. A ella le hizo construir y dedicar una basílica en Valdocco (Turín) en tan solo tres años, entre 1865 y 1868. Sobre el altar mayor, mandado erigir por Don Bosco, se encuentra el imponente cuadro que representa a la Auxiliadora: con túnica roja y manto azul, el cetro del poder en la mano derecha y el Niño Jesús en brazos, rodeada por los Apóstoles y Evangelistas y suspendida sobre una nube. El simbolismo es elocuente: María está siempre presente en la vida de la Iglesia, protegiéndola a lo largo de los siglos.
Don Bosco puso bajo su protección las obras por él fundadas: la Sociedad de San Francisco de Sales, las Hijas de María Auxiliadora y los Cooperadores Salesianos.
Cuando las pruebas se volvían más arduas, Don Bosco se confiaba sin reservas a María, como escribió en 1862 a Don Juan Cagliero:
«La Virgen quiere que la honremos con el título de María Auxiliadora: los tiempos son tan difíciles que necesitamos que la Santísima Virgen nos ayude a conservar y defender la fe cristiana» (MB 7,334).
En 1869, el Santo fundó también la Asociación de Devotos de María Auxiliadora, difundiendo posteriormente esta devoción por todo el mundo.