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18 de mayo: San Félix de Cantalicio, fraile menor capuchino

El “fraile Deo gratias” 

Era conocido como el “fraile Deo gratias”, pues así solía saludar a las personas que encontraba en su camino. Durante cuarenta años recorrió las calles de Roma pidiendo limosna, ocasión que aprovechaba para ofrecer consejos espirituales tanto a gente humilde como a aristócratas. Se trata de san Félix Porro, más conocido como Félix de Cantalicio, por el nombre de la localidad donde nació, en la provincia de Rieti, en 1515. 

Siendo niño se trasladó a Cittaducale, donde trabajó como pastor y labrador al servicio de una familia. Dedicó su tiempo libre a la lectura de las Vidas de los Padres, lo que acrecentó en él el deseo de llevar una vida austera y entregada.

En los primeros meses de 1544, tomó la decisión de ingresar en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Tras completar el año de noviciado en Fiuggi, en mayo de 1545 hizo su profesión religiosa en el convento de San Giovanni Campano. Permaneció casi dos años en los conventos de Tivoli y de Viterbo-Palanzana. Hacia comienzos de 1548, fue destinado a Roma, al convento de San Buenaventura, actual iglesia de Santa Croce y San Buenaventura de los Luqueses.

Llevó una vida marcada por la oración y la penitencia, durmiendo apenas dos o tres horas al día, para dedicar el resto de la noche a la oración en la iglesia. Los domingos acostumbraba a visitar las Siete Iglesias y a acudir a los hospitales para confortar a los enfermos. Fue agraciado en varias ocasiones con experiencias místicas, y llegó incluso a recibir la visita de la Virgen María.

Se cuenta que solía recomendar con estas palabras: «Si no sabes el camino para ir al Paraíso, acude a María con rostro piadoso, pues ella, que es clemente y compasiva, te mostrará la senda que lleva al Paraíso».

Entabló amistad con san Felipe Neri y con Félix Peretti, de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, a quien predijo que sería elegido Papa, como efectivamente sucedió en 1585, con el nombre de Sixto V.

Félix fue canonizado por Clemente XI el 22 de mayo de 1712. Sus restos mortales reposan en la iglesia de la Inmaculada Concepción, en la Via Veneto de Roma.

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