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Santo del día

Santo del día

Melozzo degli Ambrosi, detto Melozzo da Forlì, (Forlì 1438 - 1494), Un angelo che suona il liuto, 1480 circa, frammento di affresco staccato, Musei Vaticani.

2 de octubre: Santos Ángeles Custodios

Mensajeros al servicio de Dios

En la Biblia, la presencia de los ángeles es constante y recorre toda la historia de la salvación. Muchos episodios se refieren a su acción y a su papel como instrumentos y mensajeros de Dios. Baste recordar, en el Antiguo Testamento, la lucha de Jacob con el ángel, de quien recibe el nombre de Israel (Gn 32,25-29), y la escalera, soñada por él, que desde la tierra tocaba el Cielo y era bajada y subida por multitud de ángeles (Gn 28,12). Pero también el ángel que sale al encuentro de la esclava Agar y le anuncia el nacimiento de Ismael (Gn 16,7ss); o el ángel que precede al pueblo de Israel en su peregrinación por el desierto (Ex 14,19). Y de nuevo los dos ángeles que sacan a Lot y su familia de Sodoma (Gn 19, 1ss), o la intervención del ángel que detiene la mano de Abraham a punto de sacrificar a su hijo Isaac (Gn 22, 11-13). O también Daniel, que fue salvado de las llamas del horno por un ángel (Dan 3, 49), o el ángel que trae alimento al profeta Elías en el desierto (1 Re 19, 5-10).

1 de octubre: Santa Teresita del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia

Un «pequeño camino » al alcance de todos

La «estrella de mi pontificado»: así definió Pío XI a Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz. Fue él mismo quien la beatificó, el 29 de abril de 1923, y la canonizó, el domingo 17 de mayo de 1925, en la basílica de San Pedro, ante una multitud de unos cincuenta mil fieles, de los que sólo una pequeña parte consiguió ocupar un lugar en la basílica vaticana. En aquella ocasión, el Pontífice destacó que Teresa, «consciente de su propia fragilidad, se abandonó con confianza a la divina Providencia para que, contando sólo con su ayuda, pudiera alcanzar la perfecta santidad de vida, incluso a través de duras dificultades, habiendo decidido luchar por ella con la abdicación total y gozosa de su propia voluntad».

Domenico Zampieri, detto il Domenichino, (Bologna 1581 - Napoli 1641), Comunione di S. Girolamo, 1614, olio su tela, Musei Vaticani.

30 DE SEPTIEMBRE: SAN JERÓNIMO, DOCTOR DE LA IGLESIA

La Biblia en el centro de la vida

«El rasgo distintivo de la figura espiritual de san Jerónimo sigue siendo sin duda su amor apasionado por la Palabra de Dios, transmitida a la Iglesia en la Sagrada Escritura. Si todos los Doctores de la Iglesia -y en particular los de la primera época cristiana- extrajeron explícitamente de la Biblia el contenido de su enseñanza, Jerónimo lo hizo de un modo más sistemático y en cierto modo único». Lo recuerda el Papa Francisco en su Carta Apostólica Scripturae Sacrae affectus, del 30 de septiembre de 2020, en el XVI centenario de la muerte de san Jerónimo.

29 DE SEPTIEMBRE: ARCÁNGELES MIGUEL, GABRIEL Y RAFAEL

Anunciadores de los misterios de Dios


Contemplativos de la gloria de Dios y mensajeros de la Buena Nueva. Así son los tres Arcángeles que se celebran el 29 de septiembre. Sus nombres reflejan su misión, no su naturaleza. Son los mensajeros del Señor, encargados de anunciar su voluntad, y forman parte, junto con los Santos, de la "multitud inmensa de adoradores del Dios viviente".

27 de septiembre: San Vicente de Paúl

Una vida al servicio de los pobres y de los últimos

«Dios ama a los pobres y, por consiguiente, ama a los que aman a los pobres». Así repetía San Vicente de Paúl a sus colaboradores. Nacido en Pouy, un pueblecito de las Landas francesas, el 24 de abril de 1581, en el seno de una familia de campesinos, nunca olvidó que de niño fue guardián de cerdos y vacas. Su padre le envió a estudiar a Dax, al internado de los Cordeliers, dirigido por los franciscanos, con la esperanza de que pudiera adquirir una educación que ayudara a completar los ingresos familiares.

23 de septiembre: San Pío de Pietrelcina

Imagen viva de Cristo sufriente y resucitado

"Quiero ser solo un pobre fraile que reza". Así solía decir San Pío de Pietrelcina, bautizado como Francesco Forgione, ante las miles de fieles que acudían a él. ¿Por qué tanta popularidad para un simple capuchino que vivía en un pequeño pueblo en el Gargano? El secreto era que todo aquel que le conocía veía en él una imagen viva de Cristo sufriente y resucitado.

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