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Santo del día

Santo del día

Scuola dell'Alto Reno (cerchia di Stephan Lochner), Martirio dei Santi Simone e Giuda, secolo XV, Musei Vaticani

28 de octubre: Santos Simón y Judas (Tadeo) Apóstoles

Juntos anunciaron el Evangelio

Los dos apóstoles Simón y Judas Tadeo están unidos por la misma festividad. Es posible que el motivo se deba a su apostolado común en Mesopotamia y Persia, donde fueron a proclamar el Evangelio. No tenemos mucha información cierta sobre ellos, lo que sabemos es lo que se encuentra en el Nuevo Testamento.

22 DE OCTUBRE: SAN JUAN PABLO II

Una vida donada a la Iglesia por manos de María

El 16 de octubre de 1978 fue elegido Papa el cardenal de Cracovia, Karol Józef Wojtyła. Siguiendo la línea de su predecesor, fallecido repentinamente el 28 de septiembre de 1978, eligió el nombre de Juan Pablo II. Fue el primer pontífice no italiano en 455 años, desde la muerte del último extranjero, Adriano VI de Utrecht, en 1523. También fue el primer Papa polaco de la historia y el primero de lengua eslava. Su pontificado no solo ostenta estos récords, sino que también es uno de los más largos de la historia, después del de San Pedro y Pío IX, con casi 27 años de duración.

18 de octubre: San Lucas Evangelista

Un médico que escribe el Evangelio para los paganos

Un médico, nacido en Antioquía en el seno de una familia pagana, preocupado por sus enfermos, de quienes conoce la debilidad y, a menudo, la miseria, hasta el día en que escucha a San Pablo hablar de Jesús. Desde ese momento, Lucas abraza la fe y no abandona nunca más al Apóstol, siguiéndolo hasta su martirio en Roma en el año 67.

15 de octubre: Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia

Una mujer reformadora de hombres

“«Era una mujer inquieta y andariega ... enseñaba como maestra en contraste con lo que San Pablo enseñaba, ordenando que las mujeres no enseñaran». Este es el juicio del Nuncio Apostólico en España, el Arzobispo Felipe Sega, sobre Teresa de Jesús, conocida en el siglo como Teresa de Ahumada. Al definirla como una andariega, tenía razón, porque en 1577 ya había fundado 12 monasterios por toda España y había recorrido más de cinco mil kilómetros. Todo esto con los medios de la época, por caminos que apenas podían llamarse tales, con todas las dificultades que suponía trasladarse de una parte a otra del reino, especialmente para una mujer y, más aún, para una monja. Y pensar que en su vida llegó a fundar hasta 17 monasterios con escasos recursos económicos, problemas de salud y numerosas dificultades para encontrar casas disponibles que pudieran adaptarse como conventos religiosos. Su “culpa” original, para la época, fue ser mujer y, además, reformadora de la vida consagrada, incluyendo la masculina.

11 de octubre: San Juan XXIII

El Papa de la paz y del diálogo con todos

“Con la mano en la conciencia, que escuchen el grito angustioso que, desde todos los rincones de la Tierra, desde los niños inocentes hasta los ancianos, desde las personas hasta las comunidades, se eleva hacia el cielo: ¡Paz! ¡Paz! Hoy renovamos esta solemne súplica.” Con estas palabras, San Juan XXIII, en un mensaje a Radio Vaticana, lanzó un llamamiento a la paz a los gobernantes del mundo, especialmente a los de los Estados Unidos de América y la Unión Soviética. Era el 25 de octubre de 1962, en plena crisis de los misiles en Cuba.

9 De Octubre: San Juan Henry Newman, Oratoriano y Cardenal

Por el camino de la luz amable

Jesús, “quédate con nosotros y comenzaremos a brillar como Tú brillas, a ser una luz para los demás” (Meditations on Christian Doctrine, VII, 3). Esta célebre frase del Cardenal John Henry Newman resume su pensamiento y su legado. Fue una figura incómoda en su tiempo, que suscitó reacciones diversas, incluso entre los católicos. A él se debe la apertura hacia los laicos y su participación en la evangelización en una Inglaterra del siglo XIX, aferrada a las tradiciones y reacia a las innovaciones. Newman no fue un hombre que se acobardara y promovió un laicado inteligente y bien instruido: “Quiero un laicado que no sea arrogante, ni precipitado en sus palabras, ni polémico, sino hombres que conozcan su religión, que profundicen en ella, que sepan bien dónde se sitúan, qué creen y qué no creen, que conozcan su credo tan bien como para dar razón de él, que conozcan tan bien la historia como para poder defenderlo” (The Present Position of Catholics in England, IX, 390). Así, involucró a los laicos en la enseñanza y la catequesis, enfrentando oposición incluso entre el clero.

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