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Santo del día

Santo del día

Guido Reni, San Matteo e l'angelo, 1620 - 1622, Musei Vaticani

21 DE SEPTIEMBRE: SAN MATEO, APÓSTOL Y EVANGELISTA

Un pecador salvado por la misericordia de Dios

No hay mucha información histórica sobre el apóstol Mateo. Su nombre deriva de una abreviatura de Matías o Matanía, que significa «Don de Dios». El Martirologio Romano sitúa su muerte el 21 de septiembre y la traslación de su cuerpo desde Etiopía a Salerno, con escala en Paestum, el 6 de mayo. La tradición dice que fue asesinado mientras celebraba misa.

Nicola di Ulisse da Siena, La Croce dipinta, 1472 circa, Abbazia di Sant'Eutizio in Valcastoriana, Preci (Perugia), danneggiata dal terremoto del 2016, e restaurata dagli specialisti dei Laboratori dei Musei Vaticani.

14 de septiembre: Exaltación de la Santa Cruz

Sagrado signo del Amor de Dios

“De nada nos gloriaremos más que de la Cruz de nuestro Señor Jesucristo: Él es nuestra salvación, vida y resurrección. Por Él hemos sido salvados y liberados” (Gal 6,14). Así reza la Antífona de entrada en la celebración de la Exaltación de la Santa Cruz. Esta festividad, que conmemora la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, es celebrada tanto por la Iglesia Católica como por la Iglesia Ortodoxa. Esta última otorga una importancia particular a esta solemnidad, casi comparable a la de la Pascua. El origen de esta celebración se remonta al culto de las primeras comunidades cristianas de Jerusalén, que adoraban solemnemente la Santa Cruz cada Viernes Santo.

13 de septiembre: SAN JUAN CRISTOBAL, DOCTOR DE LA IGLESIA

Sufrió por dar testimonio del Evangelio

“Gloria a Dios en todas las cosas”: con estas palabras, el 14 de septiembre de 407, san Juan Crisóstomo, “Boca de oro”, llamado así por su arte oratorio y su elocuencia, concluyó su peregrinación terrena. Nacido en Antioquía en un año comprendido entre 344 y 354, se dedicó al estudio de la retórica y las letras bajo la dirección del célebre Libanio. Al terminar sus estudios, se sintió fascinado por el mundo y se dedicó al teatro y a los debates. Poco tiempo después, sin embargo, se preparó para recibir el bautismo y lo recibió un domingo de Pascua de un año indeterminado. Posteriormente asistió al Círculo de Diodoro, una especie de seminario donde se podían cursar estudios teológicos. Durante ese período, se interesó por la exégesis de las Sagradas Escrituras y aprendió el método histórico-literario de la escuela de Antioquía. A continuación, pasó seis años viviendo una existencia eremítica, primero en la colina de Silpio, cerca de Antioquía, y después en una cueva en soledad y penitencia.

8 de septiembre: Natividad de la Bienaventurada Virgen María

El cumpleaños de la Madre de Jesús

La Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa se unen en la celebración de la Natividad de María. Esta festividad nació en Oriente y fue introducida en Roma por Sergio I en el siglo VII. En ese día, una procesión partía de la iglesia de San Adriano en el Foro y llegaba a la Basílica de Santa María la Mayor. Según el calendario litúrgico, se conmemora el 8 de septiembre. En Oriente, la Natividad de María ya se celebraba en el siglo IV, vinculada a la construcción de la Basílica de Santa Ana en Jerusalén. Este lugar de culto se alzaba en el sitio donde se encontraba la casa en la que María nació de Ana y Joaquín. Desde Jerusalén, el recuerdo de la Natividad de María pasó a Constantinopla, y la Iglesia de Oriente la celebra vinculándola a la Concepción. No se debe olvidar que solo de Jesús, María y Juan el Bautista la Iglesia celebra el nacimiento en la tierra, además del nacimiento en el Cielo.

5 de septiembre: Santa Teresa de Calcuta

La pequeña pluma de Dios

“Dios sigue amando al mundo y nos envía a ti y a mí para que seamos su amor y su compasión hacia los pobres”: con estas palabras, Santa Madre Teresa de Calcuta exhortaba a todos los que se cruzaban en su camino, invitándolos a participar en la caridad hacia los más necesitados. Estaba profundamente convencida de que, al servir a los más pobres entre los pobres, no se debía actuar meramente como asistentes sociales, sino como hermanos que buscan a otros hermanos. Pues su caridad no era una simple filantropía, sino una caridad vivificada por la fe. Para ella, la urgencia no solo radicaba en liberar a las personas de la miseria material, sino también en transmitirles el mensaje sublime de que Dios es Amor, un amor que se encarna en la atención y el cuidado hacia su sufrimiento. Su pensamiento, en este sentido, era muy claro: "Dios se ha identificado con el hambriento, el enfermo, el desnudo, el que no tiene hogar; hambre no solo de pan, sino también de amor, de cuidados, de reconocimiento por parte de alguien; desnudez no solo de ropas, sino también de esa compasión que pocos sienten hacia quienes no conocen; falta de techo no solo por carecer de refugio material, sino por no tener a nadie a quien llamar próximo".

Jacopo Zucchi, Processione di San Gregorio Magno, 1578 - 1582, Musei Vaticani.

San Gregorio Magno, Papa y Doctor de la Iglesia

Es uno de los primeros cuatro Doctores de la Iglesia en Occidente, quien promovió la evangelización de Inglaterra y dictó las normas del canto sacro que de su nombre ha tomado denominación. Gregorio fue llamado con justicia Magno, pues sus obras y virtudes bien lo atestiguaron. Nacido en una noble y rica familia romana en torno al año 540, tuvo una buena formación cultural. Sus estudios abarcaron el derecho, la Biblia y las obras de los Padres de la Iglesia, en particular San Agustín.

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